Ayuda

Agustín Bueno Ortiz

Biografía

Bueno Ortiz, Agustín. Alburquerque (Badajoz), 1749 – Murcia, 30.IX.1811. Militar, coronel de Ingenieros.

En 1768, ingresaba como cadete del Regimiento de Córdoba, en el que sirvió durante más de cinco años y, a partir de 1769, estudiaba en la Academia de Matemáticas de Barcelona. Con fecha 30 de septiembre de 1773, una vez terminados los estudios y aprobados los exámenes reglamentarios, ingresaba en el Cuerpo de Ingenieros con el grado de ayudante, y con destino al principado de Cataluña. Un año después se encontraba trabajando en el castillo de Figueras, en Gerona.

En 1776, con 27 años de edad, era nombrado primer ayudante del director de la Academia de Matemáticas de Orán y, en 1784, profesor de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, donde seguía en 1795, año en el que era promovido a teniente coronel del Cuerpo. En ese año era destinado en la plaza de Figueras como jefe de la Comandancia de Ingenieros de dicha ciudad de la que pasaba a la de Rosas, continuando con los trabajos de fortificación. Además, en el citado año de 1795, era nombrado defensor de los encausados por la pérdida de Figueras, y tres años más tarde, igualmente defensor de los encausados por la pérdida de Menorca.

En 1796, remitía al general López Sopeña unas “Apuntaciones… de los caminos de Belver a Seo de Urgell y particularmente de aquél por donde pudiera conducirse la artillería gruesa” y, en 1799, realizaba un proyecto para un edificio para el Estado Mayor de la Artillería en la plaza de Figueras, así como planos de edificios para pabellones en la misma ciudad.

En 1802, era promovido a coronel de Ingenieros y destinado como director de la Academia de Matemáticas de Zamora hasta su cierre al comienzo de la Guerra de la Independencia. Los estudios en la citada Academia servían como preparación para aquellos que deseasen ingresar en la de Ingenieros, posteriormente abierta (1803) en Alcalá de Henares. Además, Bueno sería posteriormente consultado sobre los posibles y más idóneos profesores, así como respecto al nombramiento de su futuro jefe de estudios, cargo para el que señalaría a D. Carlos Cabrer. Cerrado a su vez este centro último, al igual que el de Zamora, en 1808 con ocasión de la guerra contra los franceses, quedaba el Cuerpo de Ingenieros sin una institución donde preparar a los oficiales necesarios en tal contienda. Para remediarlo en lo posible, en 1809 se convocaban exámenes (a los que solo se presentaron tres oficiales y un cadete) a la antigua usanza para admitir a futuros ingenieros entre aquellos miembros del ejército que demostrasen ser entendidos en ciencias matemáticas. Para ese efecto se nombraba una comisión que cumpliera con esa misión, nombrándose al brigadier Bueno para presidirla. Por otro lado, ante el rápido avance de las tropas napoleónicas, la necesidad de fortificar la zona de Cádiz se hacía cada vez era más urgente. Así pues, la construcción de nuevas fortificaciones comenzó con gran rapidez, participando decisivamente en los trabajos la propia población de la Real Isla de León. El comportamiento de ésta, junto al de su director don Antonio Prat, fue muy elogiado por don Agustín Bueno Ortiz, ascendido a mariscal de campo de los reales ejércitos y director de Plazas y Fortificaciones. Bajo las órdenes de este último dirigió Prat las defensas de la citada isla de León.

Finalmente, en 1811, estaba destinado como Director Subinspector de Ingenieros en Murcia, donde fallecía en ese mismo año.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de Simancas, Exps. Personales.

VV. AA., Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid, 1911, 2 vols.; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; H. Capel, De Palas a Minerva, La formación científica y la estructura institucional de los Ingenieros Militares en el siglo XVIII, Madrid, Serbal-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1988; L. F. Martínez Montiel, “La fase gaditana del ingeniero Antonio Prat”, en Espacio, Tiempo y Forma, 5, 1992, págs. 375-384; R. Gutiérrez y C. Esteras, Arquitectura y Fortificación. De la Ilustración a la Independencia Americana, Madrid, Ediciones Tuero, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; C. Díaz Capmani, “Els enginyers de la fortalesa de Sant Ferran de Figueres”, en AIEE, 38 (2005), págs. 279-302.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño