Toledo y Salm-Salm, Pedro Alcántara de. Duque del Infantado (XIII). Madrid, 20.VII.1768 – 27.XI.1841. Político y militar.
Nació en Madrid en 1768, para otros autores en 1773, hijo primogénito de Pedro de Toledo —XII duque del Infantado— y de María Ana de Salm-Salm —hija de príncipe alemán—. Llevaba los apellidos Toledo, Silva y Mendoza, conocido igualmente como Pedro de Toledo Silva Salm-Salm o Pedro Álvarez de Toledo Silva Mendoza, entre sus títulos nobiliarios además del de duque del Infantado, se encuentran otros como: VIII duque de Lerma, IX duque de Pastrana, XIV marqués de Santillana y IX príncipe de Éboli, llegó a recibir el Toisón de Oro. La residencia en París, donde su familia pasaba largos períodos, le permitió entrar en contacto con la Ilustración, el enciclopedismo europeo y el conocimiento de idiomas. Esta amplia formación quedó completada por su preceptor, Antonio Cavanilles, importante naturalista.
Con sólo veintidós años, el fallecimiento de su padre le convirtió en heredero de la casa del Infantado, uno de los más importantes títulos y patrimonios nobiliarios españoles del siglo XVIII. Durante su juventud la actividad militar y la dedicación a la creación de empresas textiles, consecuencia de su interés por la industria —característica de la aristocracia española del momento que buscaba nuevos proyectos para mejorar la economía del país—, le llevaron a tomar parte en varios proyectos: la construcción de canales o la creación de una fábrica de hilado en Torrelavega dentro de la comarca santanderina, llegando incluso a presidir la Sociedad Cantábrica. La formación militar le permitió participar activamente en las guerras del Rosellón (1793) contra la Francia revolucionaria al frente de un regimiento de voluntarios de Castilla, creado, reclutado y costeado por él durante el 3 de abril de 1793; alcanzó entonces el grado de brigadier y, terminada la guerra en 1795 con la firma de la Paz de Basilea, era mariscal de campo. Participó en la conocida como “Guerra de las Naranjas” contra Portugal declarada el 27 de febrero de 1801. Un año más tarde fue nombrado teniente general.
A lo largo de aquellos primeros años mantuvo una estrecha relación con el príncipe Fernando, que convirtió su vida en la Corte en una futura actividad política de apoyo al futuro Rey, y uno de los más destacados miembros del partido fernandino.
La perseverancia en este punto y su decidido rechazo al valido Manuel Godoy —príncipe de la Paz— le granjearon graves problemas en dos grandes alteraciones políticas del momento: el Proceso de El Escorial (1807) y la conspiración contra el rey Carlos IV, un intento de golpe de Estado. Fue absuelto en el proceso seguido contra los cabecillas, aunque desterrado, y pasó encerrado tres meses. La segunda fue la conspiración del príncipe Fernando contra su padre Carlos IV y Godoy; para algunos autores actuó en los sucesos de Aranjuez de 1808. Cuando abdicó el rey Carlos IV en su hijo Fernando VII, el 27 de marzo de 1808, el duque se reafirmó como uno de sus más leales súbditos.
La Guerra de la Independencia presenta a Pedro de Alcántara nuevamente en su faceta militar, coronel jefe de la Guardia Española. Unos meses antes del inicio de las hostilidades, en abril de 1808, acompañaba a Bayona al rey Fernando VII, un viaje para entrevistarse con Napoleón, que don Pedro aconsejó en principio. Sin embargo, se opuso enseguida a la abdicación de Fernando VII y llegó a prevenir sobre una posible trama napoleónica a los padres del Rey. Participó en los enfrentamientos contra los franceses con no mucha fortuna y como comandante en jefe del Ejército del Norte perdió la batalla de Uclés, el 13 de febrero de 1808. El 12 de noviembre de 1808 con la llegada de José Bonaparte a España el patrimonio del duque fue confiscado por orden de Napoleón.
Antes de finalizar la guerra fue nombrado embajador en Londres, el año 1811. A su regreso ostentó el cargo de presidente de la Regencia establecida por las Cortes en Cádiz el 22 de enero de 1812. El mismo año firmó una proclama —el 8 de agosto después de la batalla de Arapiles— instando a los españoles contra el invasor francés. Prudente en lo que respecta a las intenciones del rey Fernando VII de derogar la Constitución, lograba en esos años los más altos niveles de poder del Reino. Formó parte de la Tercera Regencia entre 1812 y 1813. Fue presidente del Consejo Real de Castilla hasta 1820. Ese año se produjo la insurrección liberal en la que se le implicó siendo desterrado acusado de participar en la conspiración del cura, el párroco de Tamajón, Matías de Vinuesa. Lejos de la Corte en el último período del Trienio Liberal, regresó a la capital para presidir la Regencia provisional —mientras Fernando VII estaba retenido en Cádiz—. Con la llegada de la Segunda Restauración fernandina, presidió el Consejo de Ministros y se convirtió en ministro de Estado. En ese cargo propuso al Rey un proyecto de Reglamento en 1826. En agosto de ese año fue cesado como jefe de Gobierno, sin poder llevar a cabo las reformas necesarias. La cuestión sucesoria de Fernando VII terminó por ser admitida por el duque que, alejado definitivamente de la Corte, reconoció a Isabel II como Reina en 1833.
Falleció a los setenta y tres años en Madrid un 27 de noviembre de 1841, dejando un hijo: Manuel de Toledo, legitimado en 1825, y dos hijas. El testamento de Pedro fue impugnado, aunque Manuel se convirtió en duque de Pastrana.
Obras de ~: Manifiesto de las operaciones del Ejército del Centro desde el 2 de diciembre de 1808 hasta febrero de 1809, Biblioteca Nacional de España (BNE), ms. 1/80214; Manifiesto del Duque del Infantado dirigido a los castellanos exhortándolos a reforzar los batallones que marchan a liberarlos, Madrid, 1812 [BNE, ms., R/60016 (8)]; Adiciones al Reglamento de Infantería de una Memoria indicativa de una nueva forma para el Ministerio de la Guerra dirigida a las Cortes del Reino, 1813 (BNE, mss. 1/12201 y 2/24522); Manifiesto elevado por el Duque al Rey en 21 de enero de 1.821, BNE, secc. Varios Especiales, ms. 748-733.
Bibl.: Carta jocoseria de un vecino de Madrid en que cuenta lo ocurrido desde la prisión de execrable [...] Godoy [...] hasta la fuga del tío Copas [...] a entrada de nuestras tropas, y la proclamación de Fernando VII: [...] le acompaña el parecer que dio el Duque del Infantado sobre si debía ó no hacer su S. M. la renuncia de la Corona y decreto del rey que acredita queria S. E. permanecer a su lado, Madrid, 1808; J. Escoiquiz, Memorias, publicadas por A. Paz y Meliá, Madrid, Colección de Escritores Castellanos, 1915; C. Arteaga, La Casa del Infantado, cabeza de los Mendoza, vol. II, Madrid, 1944, págs. 233-269; Marqués de Santa Cruz, Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España, Apuntes del Archivo 1815-1864, Madrid, 1944; J. García de León y Pizarro, Memorias, ed. de Á. Alonso Castrillo, Madrid, Revista de Occidente, 1953, págs. 107 y ss.; F. suárez Verdeguer, Los sucesos de la Granja, Santiago, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953; Documentos del reinado de Fernando VII, Pamplona, Universidad de Navarra, 1965, 4 vols.; F. Martí, El proceso de El Escorial, Pamplona, Universidad de Navarra, 1965; J. Priego López, Guerra de la Independencia, 1808- 1814, Madrid, San Martín, 1972, 4 vols.; A. Martínez de Velasco Farinós, La formación de la Junta Cental, Pamplona, Universidad de Navarra, 1972, págs. 44, 160 y 170; F. Martí, El motín de Aranjuez, Pamplona, Universidad de Navarra, 1972; S. de Moxó, “El Duque del Infantado D. Pedro Alcántara de Toledo y Salm-Salm”, en Hispania, XXXVII (1977), págs. 569-599; A. Martínez Medina, “El palacio del Duque del Infantado en las vistillas. Su definitiva configuración en el siglo xviii”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XVII (1990), págs. 85-100; A. Carrasco Martínez, El régimen Señorial en la Castilla Moderna: las tierras de la Casa del Infantado en los siglos xvii-xviii, Madrid, Universidad Complutense, 1990, pág. 730; M. Artola, La España de Fernando VII, vol. I. La Guerra de Independencia y los orígenes del constitucionalismo, intr. de C. Seco Serrano, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XXXII, Madrid, Espasa Calpe, 1999; A. de Ceballos- Escalera y Gila (dir.), La Insigne Orden del Toisón de Oro, Madrid, Palafox & Pezuela, 2000; C. Esdaile, La guerra de la independencia. Una nueva historia, Barcelona, Crítica, 2003, págs. 46-47, 55, 195, 197, 121, 258 y 441.
Laura Canabal Rodríguez