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Diego (II) García de Toledo

Biografía

García de Toledo, Diego (II). Señor de Mejorada, Segurilla, Cervera, Magán y la Puebla de Alcocer (III). ?, f. s. xiii – c. 1353. Noble, adelantado de Jerez, alguacil mayor de Toledo y portero mayor del reino de Toledo.

Hijo de Diego García de Toledo I, segundo señor de Mejorada, Segurilla, Cervera, Magán y la Puebla de Alcocer, almirante mayor de la mar, alcalde mayor de Toledo, canciller mayor del Sello de la Poridad y mayordomo mayor de la Reina, y de María García, señora de Tablada y Azuqueca. Su padre había sido hijo ilegítimo de Juan García de Toledo y de Inés García, hija del alguacil Alfonso Vicente. Su nombre, a pesar de su origen, dejó huella entre sus sucesores, hasta el punto de que seis herederos sucesivos del señorío llevarían idéntica onomástica, patronímico y cognomen que Diego García de Toledo I, en un caso no excesivamente frecuente de fosilización del nombre y el apellido entre todos los titulares del linaje.

En mayo de 1321 don Juan Manuel ordenó la muerte de Diego García I en el alcázar de Toledo. Su cadáver fue arrojado desde una torre, sus bienes fueron confiscados y su mujer e hijos fueron retenidos.

A pesar de ello, sus sucesores pudieron heredar los señoríos paternos, que quedaban acrecentados con Talavera la Vieja y el castillo de Alija, ambos en tierra de Talavera. A ello habría que sumar la aldea de Albalá, en tierra de Plasencia, compartida con Fernando Gómez, notario del reino de Toledo, el señorío de la Puebla de Alcocer, conseguido por cesión de la ciudad de Toledo durante la minoría de Alfonso XI, y la posesión de Siruela, que le había cedido, con carácter vitalicio, la Orden de Alcántara.

La muerte temprana de Pedro García de Toledo, destinado en el testamento paterno de 1319 a heredar el señorío de Mejorada, convirtió a Diego García de Toledo II en el pariente mayor de este linaje mozárabe.

Por eso se ocupó pronto de su señorío de la Puebla de Alcocer. De tal suerte que en 1324 ordenó que Herrera, Peloche, Siruela, Garvayuela, Rincón y todos los demás lugares poblados o por poblar en el territorio de la Puebla de Alcocer fueran aldeas de esta villa y se rigieran por su fuero, renunciando al cobro del quinto de abintestatos. Dos años después, Diego García II conseguía que Alfonso XI autorizara la celebración de dos ferias anuales en Puebla, de quince días de duración cada una, con el objetivo de que la villa se poblara mejor. Las dificultades para poblar el territorio propiciaron también una rebaja de las exigencias tributarias, reducidas exclusivamente al pago de la marzazga, tal y como recogía el privilegio de 1324. Sin embargo, en 1332 Alfonso XI devolvió Puebla de Alcocer a la jurisdicción de Toledo, aunque don Diego hizo todo lo posible para no perder el señorío sobre la villa. Finalmente, en 1342 el Rey confirmaba la vinculación de la villa con la ciudad de Toledo, que tuvo que compensar a su anterior señor con 50.000 maravedís. Por otra parte, la antigua población templaria de Siruela pasó a poder del Monarca.

A pesar de la pérdida de estos señoríos, Diego García de Toledo II contó con la confianza de Alfonso XI de Castilla, figurando en varios documentos como vasallo del Rey. En 1335 el monarca castellano le envió, junto a Gil de Albornoz, a la curia pontificia para asistir a la coronación del papa Benedicto XII.

Estas relaciones políticas le permitieron durante su vida disfrutar de los oficios de adelantado de Jerez, alguacil mayor de Toledo y portero mayor del reino de Toledo.

Por otra parte, Diego García de Toledo II se enfrentó a las reclamaciones que sobre su herencia paterna realizó en 1342 Gonzalo Meléndez, el único de los sobrinos de Juan García de Toledo superviviente por entonces, que argumentaba ser el heredero legítimo de su tío y de su hermano. La reclamación no dio resultado y, a partir de entonces, la sombra de la ilegitimidad dejó de planear sobre el linaje, que puede considerarse plenamente consolidado cuando Diego García de Toledo, poco antes de morir, transmite en su testamento (1353) a su primogénito sus señoríos territoriales.

Diego García de Toledo II había contraído matrimonio con Constanza Fernández, hija de Fernando Gómez, camarero mayor de Fernando IV y notario mayor del reino de Toledo, mientras que su hermana Teresa Alfonso se casó con el alguacil Gómez Pérez, sellando con la doble unión matrimonial la alianza entre estos dos linajes mozárabes toledanos, el de los García de Toledo y el de los Gómez Pérez. Del matrimonio entre Diego y Constanza nacieron el primogénito Diego García de Toledo, Juan García Palomeque, obispo de Badajoz, Pedro Suárez de Toledo, Inés, la abadesa Teresa Vázquez y María García, la beata.

 

Bibl.: E. Cabrera Muñoz, El condado de Belalcázar (1444- 1518). Aportación al estudio del régimen señorial en la Baja Edad Media, Córdoba, Cajasur Publicaciones, 1977, págs. 43-44 y 50; S. de Moxó, “El auge de la nobleza urbana de Castilla y su proyección en el ámbito administrativo y rural a comienzos de la Baja Edad Media (1270-1370)”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 178 (1981), págs. 407-495; J. P. Molénat, Campagnes et monts de Tolède du xiie au xve siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 1997, págs. 159, 203-204, 218-219, 227 y 367; C. Pacheco Jiménez, “Mejorada en la Edad Media: consolidación de una villa de señorío (siglos xi-xv)”, en (coord.), Mejorada: Historia de una villa de señorío, Talavera de la Reina, Asociación Cultural VII Centenario, 2000, págs. 41-82; J. de Salazar y Acha, La Casa del Rey de Castilla y León en la Edad Media, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000, pág. 399; E. Rodríguez-Picavea Matilla, “Política señorial y poblamiento en la Castilla del siglo xiv”, en VV. AA., Demografía y sociedad en la España bajomedieval. Aragón en la Edad Media. Seminario de Historia Medieval, Zaragoza, Universidad, 2002, págs. 67-96.

 

Enrique Rodríguez-Picavea Matilla

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