Ángeles Ortiz, Manuel. Jaén, 13.I.1895 – París (Francia), 4.IV.1984. Pintor.
A los tres años se traslada a Granada con su madre, Isabel Ortiz Gallardo, donde pasará su infancia y adolescencia. Desde pequeño muestra inclinación por el mundo de la Pintura, y en 1910 comienza sus estudios de pintura en el estudio de José Larrocha, afamado pintor que había sido el maestro de Rodríguez Acosta y López Mezquita. Asiste también a clases nocturnas de Dibujo en la Escuela Superior de Artes Industriales. Se remonta a aquella época su amistad con el pintor Ismael González de la Serna, compañero suyo en París, con el escultor Juan Cristóbal y con el poeta Federico García Lorca.
En 1912 marcha a Madrid para continuar su formación como artista en el taller de Cecilio Pla. Su tiempo libre lo emplea en visitar el Museo del Prado y frecuentar las tertulias del Café Levante, donde acuden Valle-Inclán, Baroja y Romero de Torres, y las del Café de Pombo, de Ramón Gómez de la Serna, José Bergamín y José Gutiérrez Solana.
Tras tres años de estudios en Madrid, vuelve a Granada. Se introduce en los círculos intelectuales, participando en la tertulia del Rinconcillo, que se reúne en el Café de la Alameda, a la que acuden sus amigos de la infancia Lorca, González de la Serna, y otros personajes de renombre, como Manuel de Falla. Realiza entonces su primera exposición, que hace junto a su amigo y compañero de estudios Ramón Carazo, en el Centro Artístico de Granada (1915).
En 1919, tras casarse con Paquita Alarcón, se va a vivir a Madrid. El ambiente que encuentra es muy diferente al de 1912. La vanguardia ha ido calando en la intelectualidad madrileña y, gracias a Lorca, entra en contacto con la Residencia de Estudiantes, donde conoce a Dalí, Buñuel y Moreno Villa. Un año después nace su única hija, Isabel Clara. El padrino será Federico García Lorca y la madrina la hermana de Ismael González de la Serna.
Durante ese mismo año de 1920, se produce su primera estancia en París, donde recibe clases de Dibujo en la Academia de la Grande Chaumière. Sin embargo, a los pocos meses, la mala salud de su mujer les obliga a volver antes de lo deseado a Madrid, donde fallecerá Paquita en 1922.
La estancia en París y el trato con los círculos artísticos de Madrid, hacen que el arte de vanguardia vaya tomando cuerpo en su pintura, como se observa en el Retrato de Ángel Barrios (1920-1922) o en el cartel que realiza para el Festival de Cante Jondo (1922), que organiza el Ayuntamiento de Granada. Este cartel provoca gran polémica, que se salda positivamente para el artista cuando el pintor Ignacio Zuloaga emite un juicio positivo a favor del mismo.
En 1922 Manuel Ángeles Ortiz, animado por Ismael González de la Serna, comienza su segunda estancia en París, adonde viaja con varias cartas de presentación firmadas por Manuel de Falla. Una es para el músico Ricardo Viñes, por medio del cual conocerá a su sobrino, el pintor Hernando Viñes. Otra es para Picasso, con el que rápidamente intimará y cuya amistad durará toda la vida. Esta relación fue decisiva para el joven Manuel Ángeles, y no sólo desde un punto de vista artístico, ya que Picasso le introduce en los círculos de la clase alta parisina, convirtiéndose Manuel Ángeles Ortiz en un afamado retratista.
Ángeles Ortiz también es conocido por su trabajo como escenógrafo y figurinista, gracias sobre todo a la obra de Falla Retablo de Maese Pedro (1925), en el que también colabora Hernando Viñes, estrenada en el palacio de la princesa Polignac. Posteriormente Manuel Ángeles vuelve a trabajar para las obras Geneviève de Brabante (1926) de Erik Satie y Aubade (1926) de Francis Poulenc. Su actividad expositiva en París comienza en 1926 en la Galerie des Quatre Chemins, repitiendo al año siguiente en la Galerie Berger. Los trabajos que muestra en sendas exposiciones se mueven en dos direcciones: mientras unas obras se enmarcan dentro de la nueva figuración, destacando los desnudos femeninos, otras, sobre todo bodegones, se acercan al cubismo.
Una de las características más relevantes de Manuel Ángeles es su papel como introductor del arte de vanguardia en España. En esta época él es un artista perfectamente establecido en París, y se convierte en un punto de referencia de lo que ahí sucede para sus amigos en Madrid. Así, tanto Buñuel como posteriormente Dalí, le piden a Manuel Ángeles que les presente a Picasso. Además, su trabajo como ilustrador en obras como Poesía de Perfil (1926) del poeta José María Hinojosa, y sobre todo la revista Litoral (1926-1929), es fundamental para la introducción de la estética del arte nuevo en España. Su labor en Litoral fue decisiva, pues es el encargado de animar y seleccionar para su colaboración a los artistas españoles que residían en París —como son: Peinado, Bores, Cossío, Viñes o Ucelay— y, sobre todo, Picasso, que participa con una obra en el número dedicado a Góngora (1927). A esto hay que sumar su participación en varias exposiciones colectivas de arte moderno realizadas en España: Pintores Españoles Residentes en París (1929) en el Jardín Botánico de Madrid, Exposición de Arte Regional de Arte Moderno (1929) en la Casa de los Tiros de Granada y Exposición de Arquitectura y Pintura Modernas (1930) en el Casino de San Sebastián.
Esta relación con España toma realmente cuerpo cuando en 1932 decide regresar a su país natal. En un primer momento reside en Madrid en la casa de Manuel Altolaguirre, quien le ayuda a organizar la gran exposición individual que tendrá lugar al año siguiente en la Sociedad de Amigos del Arte, que provoca tal escándalo que el propio Altolaguirre, además de Aleixandre, Lorca y Cernuda, tienen que salir en defensa de las obras de Manuel Ángeles. Su actividad expositiva se completa ese año con su participación junto a otros artistas de vanguardia como son Alberto Sánchez, Moreno Villa, Benjamín Palencia y Maruja Mallo, entre otros, en la exposición del Grupo de Arte Constructivo, abanderada por Joaquín Torres García, en el Salón de Otoño (1933). También, fruto de su reencuentro con Lorca, colabora en La Barraca.
La mayor parte de la obra de esta época desaparece durante la Guerra Civil, y exceptuando algún óleo y unos pocos dibujos, sólo tenemos referencias de ella a través de fotografías en blanco y negro. Se puede apreciar que la obra de Manuel Ángeles evoluciona desde finales de los años veinte hacia una estética más cercana al surrealismo y la abstracción, con una fuerte influencia de Paul Klee y Francis Picabia.
Traslada su residencia a Barcelona al ganar una plaza de profesor en el Instituto Maragall, y ahí permanece hasta el final de la Guerra Civil. Durante la contienda toma una posición activa, integrándose en la Asociación de Intelectuales Antifascistas. Por entonces frecuenta a Pablo Neruda, a Miguel Hernández y a Alberto Sánchez. Fruto de este compromiso es su participación en el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937 con la obra Fugitivos.
Al finalizar la guerra, se exilia en Francia, y tras pasar por el campo de refugiados de Argelès-sur-Mer, se instala en París, donde se produce el reencuentro con Picasso, que fue quien intercede para liberarle.
Sin embargo, esta nueva etapa en la capital del Sena fue muy breve, y a los pocos meses del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el avance de los alemanes le obliga a volver a exiliarse, esta vez en Argentina, donde acude con un visado chileno que le proporciona su amigo Neruda. Ahí se produce el reencuentro con viejos amigos, como Rafael Alberti, Maruja Mallo o Manuel de Falla.
En Buenos Aires tiene una intensa actividad artística, presentando en la Galería Müller en 1943 su primera exposición, donde muestra una obra totalmente diferente a la anterior, sobre todo las maderas petrificadas que recogió en 1941 en Patagonia, o varios cuadros que representan bodegones y paisajes en los que se aprecia un giro naturalista. Vuelve a exponer en la misma sala en 1945 y 1947 y en la Galería Luisa Fanning (1943), y en la Galería Viau (1948). Se introduce en el mundo artístico de Buenos Aires, hasta el punto de que se considera por entonces un artista argentino, como viene demostrado que exponga en el MoMA de Nueva York en 1947 como parte de los artistas argentinos, o que la Editorial Poseidón publique en 1945 su primera monografía, escrita por Serrano Plaja en una colección dedicada exclusivamente a artistas nativos.
En 1948, la vuelta a París significa volver a frecuentar a sus viejos amigos, como Picasso, con quien pasa veranos en la Costa Azul, hacer la vida de los cafés, y organizar exposiciones, siendo la primera en la Galerie Henriette Niepce en 1951. Su obra se acerca de nuevo al cubismo, como se percibe en su serie de las Mujeres Sentadas, que empieza a hacer a finales de los años cuarenta. La Galerie Raimond Creuce inaugura en 1959 una importante exposición en París. Manuel Ángeles conoce ahí a la pintora Brigitte Badin, que se convertirá en su esposa.
En esta exposición presenta por primera vez obras de sus series Pájaro en Vuelo, Albaicín y Paseo de los Cipreses. Estas dos últimas series son el resultado del viaje que realiza en 1958 a Granada, el primero desde el final de la Guerra Civil, y que viene a ser no sólo un reencuentro nostálgico con su infancia y juventud, sino que constituye un gran revulsivo en su mundo creativo.
Desde entonces, casi toda la obra del artista se enmarca dentro de series temáticas, cuyos motivos repite infinidad de veces con diferentes técnicas (óleo, tinta, gouache, acuarela, papeles recortados, lápices de colores) y sobre los más diversos soportes (lienzo, tabla, tejas, tablas de cocina, papeles, papeles impresos, tacos de madera, sellos...), encaminándose siempre hacia la síntesis de los elementos representados y la esencia geométrica de las composiciones. Además de las citadas anteriormente, las series más famosas son: Desnudos de espaldas (desde 1960), Cabezas Femeninas (a partir de 1964), Homenaje al Greco (a partir de 1964), Perfiles (desde 1968), Cabezas Múltiples (desde 1972), Sombras luminosas y macetas (desde 1974), Adán y Eva, Caín y Abel (desde 1980).
Todos los años pasa temporadas en Granada, y su obra vuelve a ser valorada por el público español. La exposición antológica organizada en el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) en 1962 es un merecido homenaje a la obra del artista. Gracias a ella comienza una larga actividad expositiva en galerías de arte entre las que destacan las organizadas en 1969 y en 1974 en la galería Juana Mordó de Madrid, en la Galería Litoral de Alicante en 1975, en 1977 en la Sala Recalde de Bilbao, en 1979 en la galería Ignacio Lassaletta de Barcelona. También recibe innumerables homenajes y exposiciones institucionales, como en la Sala de exposiciones del Banco de Granada en 1973, o la gran antológica hecha por segunda vez en el MEAC de Madrid en 1980 y que viajará a Granada, Sevilla y Jaén.
En 1981 recibe el Premio Nacional de Bellas Artes.
Manuel Ángeles Ortiz fallece en París el 4 de abril de 1984. Sus restos descansan actualmente en Granada por voluntad del artista.
Fue el primer artista español que expuso en el Museo Español de Arte Contemporáneo, justo después de Picasso. También fue el primer artista de su generación a quien el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía dedicó una gran exposición antológica, mucho antes que a Bores u Óscar Domínguez.
Obras de ~: Joven ansotana, 1917; Bodegón con abanico, 1920; Retrato de Ángel Barrios, 1920-1922; Guitare, 1926; Paisaje de Juan les Pins, 1926; La Baronne Gourgaud, 1926; Bañistas, 1927; Misterio de la gran ciudad, 1933; Argelès, 1939; Sin título (Madera de Patagonia), 1943; Naturaleza muerta de Navidad, 1944; Bañistas en el crepúsculo, 1951; Cabeza, 1957; Pájaro volando hacia el sol, 1957; Albaicín, 1959; Paseo de los Cipreses, 1959; Desnudo de espaldas, 1961; Paseo bajo los árboles (recortable), 1966; Homenaje al Greco, 1974; Cabezas múltiples, 1975.
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José Ignacio Abeijón Giráldez