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Juan Núñez de Aguilar

Biografía

Núñez de Aguilar, Juan. Toledo, p. m. s. xiv – Guadalupe (Cáceres), VII.1384. Caballero, vasallo del rey Juan I y alcaide de las fortalezas portuguesas de Miranda y Pena Roias.

Desciende del linaje nacido de la unión de los Núñez de Aguilar con los García de Sotomayor, ya asentado en Toledo a comienzos del siglo xiv. Su padre, Alfonso Núñez de Aguilar, fue armado caballero de la Banda Real de Castilla en la coronación de Alfonso XI y, años más tarde, nombrado procurador de Toledo para hacer cumplir el testamento de ese Rey.

Su importancia económica y social le posibilitó emparentarse, a través de su matrimonio con Teresa de Ayala en 1374, con uno de los linajes más preeminentes de la ciudad y en la corte, los Gómez de Toledo, cuyos varones fueron altos oficiales de la casa real de Pedro I. Teresa, que había tenido una hija ilegítima del rey Pedro, no le dio descendencia.

Fue vasallo de Juan I, a quien prestó numerosos servicios tanto militares como económicos. Participó en la guerra que enfrentó al rey castellano con Fernando I de Portugal, contribuyendo a la conquista de la villa de Miranda y la fortaleza de Pena Roias, que defendió por orden real hasta abril de 1383, fecha en que el Rey dispuso la devolución al reino luso de las plazas capturadas durante la contienda, en virtud del Tratado del río Caya, firmado casi un año antes. Económicamente, acudió en ayuda del Rey, cuando fue requerido, aportando considerables préstamos, como los realizados en 1382, por valor de 50.000 maravedís, y en 1383, cuando Juan I se apropió de los bienes que Juan Núñez tenía en las localidades portuguesas, tanto caballos y bestias como tejidos de plata, cuantificando la deuda en 40.000 maravedís.

El crédito, en efecto, fue una de sus lucrativas actividades, porque contaba con un gran capital en dinero y numerosos bienes muebles. A su fallecimiento tenía deudas reconocidas a su favor de más de 200.000 maravedís, cantidades enormes para la época. Fue, además, arrendador de las tercias del Arzobispado de Toledo en 1382, de las rentas de los vestuarios de los canónigos de la Catedral de Toledo en 1383, y de las rentas reales en Toro (Zamora).

Su patrimonio inmobiliario, no menos cuantioso, se componía de heredamientos en la provincia de Toledo en los lugares de Mascaraque, Corralnuevo, Calabazas y Navarredonda. En la ciudad poseía sus casas solariegas en la parroquia de San Vicente, y otras casas en la de Santa Leocadia. Adquirió rentables molinos de trigo, como los del Pradillo y de Azumel en Toledo y los del Puerco y Escarbajosa en el término toledano de Escalona. Tuvo explotaciones ganaderas, consistentes en doscientas cabezas de ganado vacuno y mil de ganado ovino.

Murió en julio de 1384 en Guadalupe, donde dictó su testamento, en el que ordenó su inhumación en el Monasterio de San Pablo de Toledo, en el panteón familiar de su abuela materna, Marina García de Sotomayor.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de Santo Domingo el Real, docs. 9, 110, 185, 199, 219, 326, 351, 357, 376, 506 y 635; Archivo Histórico Nacional, Clero, carpeta 3073, doc. 16; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, O-6, fol. 157.

A. Marcos Burriel, Informe de la ciudad de Toledo al Consejo de Castilla sobre igualación de pesos y medidas, Toledo, Joaquín Ibarra, 1758, fol. LXXVII, nota 55 (ed. facs., Toledo, Diputación Provincial, 1991); C. Rosell (ed.), “Crónica de Alfonso XI”, en Crónicas de los Reyes de Castilla, Madrid, Atlas, 1953, pág. 236.

 

Pilar Morollón Hernández