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Fernando Álvarez de Toledo y Meneses

Biografía

Álvarez de Toledo y Meneses, Fernando. Señor de Valdecorneja (II). ?, c. 1325 – Lisboa (Portugal), 29.XI.1384. Noble, señor.

Tercer hijo de García Álvarez de Toledo (II) y de Mencía Téllez de Meneses. En 1335 debía ser todavía menor de edad, ya que en esa fecha su hermano Juan actúa en su nombre para repartir una propiedad familiar, por lo que hay que suponer que su nacimiento se produjo en torno a 1325.

En 1354 ya aparece en las crónicas, junto a su hermano García, formando parte del séquito de caballeros que acompaña a Pedro I en las vistas de Tejadillo.

Su actividad al lado del Rey se mantiene en 1358, cuando es encargado de la defensa del recién tomado castillo de Monteagudo, quedando allí al frente de doscientos jinetes. Se le denomina en ese momento caudillo de los Escuderos del cuerpo del Rey, título que mantendrá por lo menos hasta 1364. Al año siguiente, 1359, participa al mando de una galera en la expedición que la armada castellana efectúa por el Mediterráneo llegando hasta Barcelona, con enfrentamientos en Ibiza y Calpe con los navíos aragoneses.

Es probable que actuase en los años sucesivos en la guerra que se mantenía de forma continuada con el reino de Aragón, en la que también participaba su hermano García. Así, a comienzos de 1364, capitanea doscientos escuderos en el cerco de Valencia y pierde un ojo en la pelea.

Decidido partidario de Pedro I, está al mando de Calatayud en 1366, cuando es requerido para acompañar al Rey en su marcha de Burgos a Sevilla, ante la entrada en Castilla del oponente Enrique de Trastámara.

En el séquito va también el hermano, García Álvarez de Toledo, y al llegar a Toledo el Rey les encomienda la defensa de la ciudad: a éste le nombra capitán mayor y a Fernando, posiblemente, alguacil mayor, pues con ese cargo aparece más tarde. Las presiones de los personajes más influyentes de la ciudad y los intereses particulares hacen que Toledo se pase al bando Trastámara, siendo recompensados algunos por esa decisión —entre ellos, García Álvarez con los señoríos de Oropesa y Valdecorneja—. A pesar del contratiempo se mantiene fiel a Pedro y en 1367, tras la batalla de Nájera, éste le encomienda la guarda de Toledo, como su alguacil mayor, puesto en el que debía encontrarse en el momento de la muerte del Rey en Montiel, en 1369.

Esta larga fidelidad a Pedro I será recompensada con el nombramiento de notario mayor del reino de León, cargo en el que se encuentra desde finales de 1360 hasta 1368; a ese título añadió, además, en los últimos años del reinado el de notario mayor del reino de Toledo.

Sin duda, debió aprovechar la posición favorable que su hermano García había ganado ante el nuevo Monarca, tras la renuncia al maestrazgo de Santiago, para acomodarse a la nueva situación política. La muerte de su hermano en 1370 le permite acceder, aunque no estén claros todos los detalles, al señorío de Valdecorneja —al norte de la sierra de Gredos—, que a partir de ese momento va a funcionar de forma independiente del de Oropesa, al que había estado unido en vida del primer señor de ambos señoríos, García Álvarez de Toledo.

Esta circunstancia le obligará a centrar su actividad en la gestión del señorío, integrado por las cuatro villas de Piedrahíta, El Barco, El Mirón y La Horcajada.

Así, inicia la construcción de una casa fuerte que será el alcázar o fortaleza de la villa de Piedrahíta —que pasa a ser el centro del nuevo señorío— hasta que en el siglo xviii se construya el palacio de los duques de Alba. También se ocupa de evitar apropiaciones de términos y de fijar los límites con los señoríos limítrofes, como sucede en 1372 con el de Villafranca de la Sierra, tras algunos enfrentamientos que habían provocado daños y muertes.

Es fácil que la atención —y quiza también los problemas— del recién constituido señorío de Valdecorneja le apartaran durante algún tiempo de la vida más relacionada con la Corte y los séquitos reales. Pasarán varios años hasta que aparece, en 1382, en Zamora, donde estaba el rey Juan I de paso hacia Badajoz, para enfrentarse al rey de Portugal; en esa ocasión será nombrado junto con Pedro Ruiz Sarmiento mariscal de Castilla, cargo que aparece por primera vez en el reino. En consecuencia, tiene que encabezar la expedición contra Portugal y va a morir en el cerco que se monta ante los muros de Lisboa el 29 de noviembre de 1384, víctima de la peste que asolaba los ejércitos castellanos.

Se casó en 1366 con Leonor de Ayala, señora de Torrejón de Velasco, hija de Fernán Pérez de Ayala, señor de esta Casa y adelantado mayor de Murcia, y de Elvira Álvarez de Ceballos. Hermana, por tanto, del canciller Pedro López de Ayala, sobrevivió a su marido unos veinte años, pues se conoce su testamento realizado en Piedrahíta en 1403. Los dos están enterrados en el convento de Santo Domingo, extramuros de esta villa.

El segundo señor de Valdecorneja tuvo tres hijos y dos hijas. Del primero, García Álvarez de Toledo IV, que le sucedió en el señorío, se hablará en otra parte.

El segundo fue Gutierre Gómez, o Gutierre Álvarez de Toledo, que nació en 1374 y murió en Talavera de la Reina en 1446, donde estuvo enterrado hasta su traslado al monasterio de San Leonardo en Alba de Tormes. Fue primero arcediano de Guadalajara, luego fue designado obispo de Palencia en 1423, hasta que en 1439 es nombrado arzobispo de Sevilla y por último, en 1442, pasa a ser arzobispo de Toledo.

También ejerció como canciller mayor de la reina Leonor y en 1430 Juan II le hizo merced del señorío de Alba de Tormes, hecho de gran importancia para el futuro del señorío de Valdecorneja.

El tercer hijo varón fue Fernando Álvarez de Toledo, que heredó el lugar de Higares, comprado por sus padres en 1377, y casó, antes de 1403, con Teresa de Ayala, señora de Pinto, hija y heredera de Pedro Suárez de Toledo, alcalde mayor de Toledo y señor de Casarrubios, y de Juana Meléndez de Orozco. Debió de morir en la segunda mitad de 1438, pues su testamento está redactado en el mes de julio. Sus descendientes constituirán el señorío de Higares.

La primera hija, llamada María de Toledo, se casó con Diego Fernández de Quiñones, merino mayor de Asturias y señor de Luna. La otra hija, Leonor de Toledo, que redacta su testamento en Toledo en 1438, casó en primer lugar con Ruy Díaz de Rojas, señor de Bellota, y en segundas nupcias con mosén Rubín de Bracamonte, almirante de Francia.

Con ninguno de los dos tuvo descendencia, dejando como heredera universal de sus propiedades próximas a Toledo a su sobrina, María de Quiñones, hija de su hermana.

Por las repercusiones que pueden estar latentes, no se debe pasar por alto la función de tutor y curador que Fernando Álvarez de Toledo I ejerció con su sobrino del mismo nombre, segundo señor de Oropesa, desde 1370, cuando muere el padre —García Álvarez de Toledo III—; función ésta que proseguirá la tía viuda hasta 1385 en que el sobrino se casa con Elvira de Ayala, hija de Diego López de Ayala, hermano de la que venía cuidando sus intereses durante quince años. Por un inventario de 1398, realizado por la viuda del señor de Oropesa, se sabe que nueve años antes éste había presentado un pleito contra su tía, ya viuda de Fernando Álvarez, para que le fuesen devueltas las villas de Valdecorneja que, según él, le habían sido usurpadas. Quizá el hallazgo del testamento de García Álvarez de Toledo, primer señor de Oropesa y Valdecorneja, pudiera esclarecer si la creación del señorío de Valdecorneja se trató en realidad de una herencia o de una usurpación con cierta complicidad de Enrique II.

 

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Gregorio del Ser Quijano