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Gonzalo Martínez de Oviedo

Biografía

Martínez de Oviedo, Gonzalo. Oviedo (Asturias), p. s. XIV – Valencia de Alcántara (Cáceres), 1340. Despensero mayor, consejero real, maestre de Alcántara.

Gonzalo Martínez (en algunas fuentes apellidado “Núñez”) de Oviedo nació en la capital asturiana, hijo de Nuño Pérez de Caso. De humilde origen, llegó a ser consejero del círculo más íntimo de Alfonso XI. Fue nombrado por éste despensero mayor de la Corte, esto es, responsable del repuesto y custodia de la despensa palatina; por extensión, tenía ciertas competencias en la recaudación de impuestos. De mayo de 1331 es la referencia documental más antigua de su ejercicio de este oficio.

Algunos años más tarde el Soberano presionaría a los freires de la Orden de Alcántara para que eligieran maestre a su privado (que continuó como despensero mayor), después de darle el hábito. Fue electo dos veces, la primera en Cáceres, que fue tenida por no canónica.

Le eligieron por segunda vez, en el convento de Alcántara, el prior, los comendadores y demás freires caballeros y clérigos de la Orden, el 26 de mayo de 1337, habiendo renunciado voluntariamente al maestrazgo Ruy Pérez. Las irregularidades evidentes del proceso de elección provocaron protestas de algunos freires al abad y Capítulo de Cîteaux, cabeza de la regla cisterciense.

Durante los dos años siguientes se convirtió en uno de los principales colaboradores del Rey en los frentes militares y diplomáticos que tenía abiertos. Nada más ser elegido maestre acompañó a Alfonso XI a Badajoz, a la guerra contra Portugal. Precisamente sobre la necesidad de una tregua entre Castilla y el reino luso escribía la Corte papal entre junio y octubre de 1338 no sólo a los respectivos Soberanos, sino también a Gonzalo Martínez.

En abril de 1339 el maestre de Alcántara estuvo presente entre los principales consejeros áulicos que escucharon junto al Monarca la embajada del rey de Aragón, en la que se ofrecía una alianza para hacer guerra conjunta a granadinos y benimerines. Del acuerdo se hizo pleito homenaje en presencia de nuestro personaje y de otros notables aragoneses y castellanos.

En concreción de estos planes bélicos contra los musulmanes, Gonzalo Martínez partió con sus huestes alcantarinas a Andalucía para servir al Monarca.

Cuando poco después Alfonso XI abandonó la frontera para convocar Cortes en Madrid, a fin de obtener recursos para la guerra (1339), dejó a cargo del maestre de Alcántara a muchos caballeros de la mesnada real y de los vasallos de sus hijos. Asimismo envió cartas a los concejos, ricoshombres y caballeros andaluces en las que ordenaba obedecer a Gonzalo Martínez como a la propia persona del Soberano.

Ipso facto, el maestre emprendió desde Alcaudete una razia contra Alcalá de Benzaide (Alcalá la Real), donde se apropió de ganado, cereal y cautivos. El mismo año lideró dos batallas victoriosas contra los hombres de “Abomelique” (Abū Mālik), hijo del sultán benimerín, que estaba ejecutando algaras desde su base en Algeciras. En el segundo de los combates (finales de octubre de 1339), Gonzalo partió de Arcos de la Frontera para salir al encuentro del propio Abomelique.

Ayudado por Fernando González de Aguilar y las milicias de Écija, Álvaro de Biedma (obispo de Mondoñedo) con los de Jerez de la Frontera, y otros nobles y concejos andaluces, consiguió su mayor victoria sobre el infante marroquí, que resultó muerto.

La brillante y meteórica carrera cortesana y militar de Gonzalo Martínez se truncó bruscamente. La Crónica de Alfonso XI dice, refiriéndose a él, que “todos los fechos se guiaban por el su consejo dél solo, et todas las rentas del regno eran en su mano et en su poder, et en los oficios de casa del Rey avía muy grand parte”. Para su desgracia, siempre según esta fuente, Gonzalo se ganó la inquina de la amante del Rey, Leonor Núñez de Guzmán, por oponerse a que el hermano de éste fuera designado maestre de Santiago.

Leonor y sus fieles acusaron al de Oviedo de hablar mal del Rey, por lo que Alfonso XI llamó al maestre de Alcántara a la Corte. Gonzalo decidió desobedecer la orden, sin duda temeroso del influjo de la concubina regia y de los precedentes de ejecuciones sumarias que había protagonizado este Soberano.

Optó por refugiarse en el castillo de Valencia de Alcántara y ofrecerle las villas de la Orden en la frontera con Portugal al monarca luso o a su heredero, el infante Pedro. Abandonado por los suyos, fue capturado, y sentenciado a muerte por traidor, degollado y quemado por Alonso Fernández Coronel. Torres y Tapia (Crónica de la Orden de Alcántara), por el contrario, afirmó haber visto los restos del maestre, y que se conoce que había sido degollado por delante, “y no como traydor”, y que no fue quemado. Acabaron los restos de Gonzalo en el convento de San Francisco de Oviedo (cuya capilla mayor había mandado edificar), donde lo llevaron sus deudos y amigos, aunque luego fue trasladado.

La rebelión de Gonzalo Martínez incluso motivó una intervención papal. El 2 de enero de 1340 el papa Benedicto XII intercedió por él ante el rey de Castilla, solicitando que le devolviese su favor, en atención a su valor en la guerra contra los musulmanes. Benedicto XII también encargaba al obispo de Osma influir al Monarca en este sentido, y ordenaba a los freires alcantarinos permanecer fieles a su maestre. De nada serviría, como se sabe. El Sumo Pontífice escribió de nuevo a Alfonso XI el 20 de junio del mismo año, invitándole a separarse de su concubina, para que pudiera ser absuelto de la sentencia de excomunión que pesaba sobre él por haber hecho ajusticiar a Gonzalo Martínez.

Pedro I restauró la memoria de Gonzalo y dio muerte (por sus propios motivos) a los responsables de su ejecución: Leonor Núñez de Guzmán y Alonso Fernández Coronel. Además recompensó al hijo del maestre, Diego González de Oviedo, devolviéndole (1350) ciertos bienes incautados a su padre y otorgándole oficios, como el de merino mayor de León y Asturias y el de justicia mayor.

 

Bibl.: C. Rosell y López (ed.), Crónicas de los reyes de Castilla. Desde don Alfonso el Sabio hasta los Católicos don Fernando y Doña Isabel, Madrid, Ediciones Atlas, 1953, 3 vols.; F. de Rades y Andrada, Crónica de las tres órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara, Barcelona, El Albir, 1980 (ed. facs. de la ed. de Toledo, 1572); J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, libro VII, ed. preparada por Á. Canellas López, Zaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1967-1986, 9 vols.; A. Torres y Tapia, Crónica de la Orden de Alcántara, Mérida, Asamblea de Extremadura, 1999, 2 vols. (ed. facs. de la ed. de Madrid, 1763); J. de Salazar y Acha, La casa del Rey de Castilla y León en la Edad Media, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000; B. Vázquez Campos, Los adelantados mayores de La Frontera o Andalucía (siglos XIII-XIV), Sevilla, Diputación Provincial, 2006.

 

Braulio Vázquez Campos