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Juan Vel

Biografía

Vel, Juan. Cataluña, 1744 – La Granja de San Ildefonso (Segovia), 28.II.1800. Maestro de vidrio plano de la Real Fábrica de Cristales.

Juan Vel era hijo del maestro de la fábrica de planos, Esteban Vel, y sobrino del maestro y fundador de la Real Fábrica de Cristales, Ventura Sit. Casa con Felipa Alonso, con la que tuvo a Juan Joseph Vel, maestro que fue también de la misma fábrica en 1815.

Entra a trabajar como portero del almacén general de Madrid, y aprende poco después las labores del azogue de espejos. Por prescripciones médicas se traslada a San Ildefonso y entra a trabajar de aprendiz en la fábrica de vidrios planos junto a su padre, Esteban Vel, con el que aprendió con gran destreza y habilidad las labores de vaciado y soplado de cilindros para la fabricación de lunas. Entre la documentación del Archivo General de Palacio aparece como oficial de la fábrica de planos en 1761 y como ayudante del maestro, Joseph Eder, en 1764, cargo que atenderá hasta el mes de noviembre de 1778, cuando es nombrado segundo maestro de la fábrica de planos.

Nada más fallecer su padre, el arquitecto Francisco Sabatini le encarga en agosto de 1764, un gran número de vidrios planos para cerrar los balcones y las ventanas del Palacio Nuevo de Madrid principalmente de la fachada del Poniente, cuartos de SS. MM., tribunas de la Capilla del Palacio y puerta del Oratorio. El encargo premiaba pues debían ser colocados, antes de la llegada de Carlos III a España desde Nápoles, en diciembre del mismo año, por esa razón, aunque la plaza vacante fue asignada al maestro alemán Joseph Eder, la responsabilidad del encargo recayó en Juan Vel y en Manuel Sac, aunque este último se jubilaría por problemas de salud un año después.

Tras ser desterrado de La Granja, en 1766, como consecuencia de una revuelta de Pasquines, gana cinco años más tarde la indulgencia y es admitido de nuevo en la fábrica de planos como ayudante del maestro alemán, Joseph Eder, con la misión de atender el encargo de un voluminoso número de espejos de extraordinarias medidas destinados a ornamentar algunas estancias del Palacio Nuevo de Madrid solicitadas de nuevo por Francisco Sabatini. En un momento de grave retroceso técnico, pues Joseph Eder, más acostumbrado a las técnicas bohemias, no conocía con exactitud las utilizadas en la Fábrica de Planos, el hecho de incorporarse Juan Vel garantizaba el cumplimento del encargo, incluso a pesar de que un inesperado incendio, acontecido en 1770, destruyera la mayor parte de la fábrica.

Reformada la fábrica de planos tras el incendio, a finales de 1771, y dotada con un nuevo horno diseñado en esta ocasión por el mismo Juan Vel, se reiniciaron los trabajos de vaciados.

Gracias a su ingenio y pericia, Juan Vel logró vaciar lunas de un tamaño no conocidas hasta el momento, sin embargo, no alcanzó la categoría de maestro principal hasta el año 1782, una vez que hubiera fallecido el maestro alemán Joseph Eder. Para alcanzar estas extraordinarias medidas, Juan Vel tuvo que agilizar el manejo y la movilidad del árbol o cigüeña de la mesa de vaciados, construir una tenaza de mayor tamaño, acorde a las nuevas dimensiones de las cubetas y ampliar la longitud del rulo. Para aumentar la anchura de las lunas, logró unir dos mesas de vaciados, ideando además un nuevo tablero para sacar, sin peligro de rotura, las lunas de las carquesas de recocido.

Con estos adelantos técnicos las lunas vaciadas a partir de 1776 por Juan Vel excedieron las proporciones anteriores, llegando incluso a alcanzar en 1783 la sorprendente medida de 132,5 por 72 pulgadas francesas (357,75 por 194,4 centímetoso) valorada esta última en 221.333 reales y 11 maravedis“...cristales de tan gran magnitud que hasta ahora no se habían visto ni aquí, ni en otra parte del mundo...”

Para hacer gala de estos extraordinarios espejos, Carlos III obsequió a la Corte de Nápoles (1774-1782), de Lisboa (1778), de Marruecos (1770), e incluso al ministro ruso (1781) con algunos de estos extraordinarios ejemplares. El éxito de los resultados pasaba por la ejecución de numerosos ensayos, desafío en el que entraba sin duda en juego el prestigio estatal, aún a costa de la necesaria inversión de fuertes sumas de caudales por parte de la Real Hacienda.

La difícil situación financiera que atravesaba el país durante las últimas décadas de la centuria derivada de los elevados gastos bélicos afectó de manera decisiva en el normal funcionamiento de la manufactura. El veedor que por entonces era de la Real Fábrica, Joseph de Solís se vio obligado a disminuir los costes de manufacturación, reduciendo en lo posible el número de empleados y sus sueldos, una situación que derivó en un preocupante descenso cuantitativo de los cargos más cualificados, hasta el extremo de que Juan Vel, tras ser nombrado maestro de la fábrica de planos en 1782, tuvo que hacerse cargo también de la fábrica segunda de entrefinos, en 1785, e incluso de la fábrica de labrados en 1786, debido al fallecimiento de los maestros de las respectivas manufacturas.

Para poder asegurar la permanencia y continuidad de los trabajos en las Reales Fábricas, la junta directiva solicitó a Juan Vel la redacción de un manual de instrucciones sobre todo lo relacionado a composiciones, hornos y materiales, con la finalidad de archivar reservadamente esta documentación en la oficina de la contaduría de la manufactura: “ siendo este el medio de asegurar la permanencia de las fábricas, que se considera dudosa si falla Vel, a menos que se hagan venir a costa de crecidos gastos, como en el principio, otros extranjeros que tal vez no serán tan hábiles como los primeros, y aún en caso de serlo usarán las mismas cautelas y ocultaciones que éstos, y es lo que causa ahora la escasez de personas instruidas”.

Hasta su fallecimiento, acontecido en 1800, Juan Vel tuvo que comprometerse en un intento de incrementar la producción a un costo menor. Los recortes presupuestarios motivaron el abandono gradual de la ruinosa elaboración de grandes lunas, orientando la producción hacia espejos y vidrios planos de pequeño y mediano tamaño, más demandados por el público y en especial por los navíos de guerra que incrementan ahora su demanda.

Juan Vel ideó un programa de medidas de ahorro para aplicar en su fábrica: construyó en 1787 un nuevo horno para vaciar lunas más finas y de menor tamaño, reduciendo con ello el gasto de materiales y de manufacturado en su raspado y pulido. Además, puso en práctica una nueva composición de vidrio, más ordinaria que el vidrio entrefino y sin inclusión de salitre, pero de un excelente resultado. Por último, y con la intención de aprovechar la barrilla sobrante, proyectó instalar una nueva plaza en su horno para la elaboración de frascos con destino a la Real Cava.

En vidrio hueco realizó: varias arañas para el Palacio de Aranjuez, 1786, de San Lorenzo, 1786, del Pardo, 1787, cuarenta arañas para el Palacio Real de Madrid y de Aranjuez, 1788; frasqueras para ácidos encargadas por Alejandro Malaspina, 1789; frascos, embudos, vasos, retortas y ganchos para la Escuela de Química del profesor Domingo García Fernández de Madrid, 1789; varias piezas de laboratorio para D. Luis Proust de Segovia, 1789; recipientes “aerostáticos” para analizar las aguas del Rey, según el modelo de D. Luis Proust.

En vidrio plano realizó para el Palacio Real de Madrid: vidrios para los balcones y las ventanas, cuartos de SSMM, tribunas de la Capilla del Palacio y puerta del Oratorio, 1762; doce grandes lunas para los espejos del Salón del Trono, 1772; seis lunas de grandes dimensiones para los espejos del Salón de Gasparini, 1773; ocho más para los espejos de la Saleta de Gasparini, 1773; cuatro más para el dormitorio del Rey o salón de Carlos III, 1782; dos más para el Gabinete de Porcelana, 1768 y 1771; tres más para el gabinete de Maderas Finas, 1768-69. También en vidrio plano elaboró par el Palacio del Pardo: Cuatro grandes lunas de espejo para el Gabinete de la Princesa, 1774; dos más para las estancias de las Infantas, 1779 y 1780. Palacio de Aranjuez: Varias lunas para las ventanas del dormitorio del Rey, 1768, una luna para el espejo del cuarto de la Sra. Infanta Sña. Mª Josefa, 1781. Palacio de Caserta en Nápoles: varias lunas para espejos, 1774-1779; dos más para el Gabinete del Rey, 1782. Palacio de San Ildefonso: dos lunas de espejo para el gabinete nuevo de la Princesa, 1769. San Lorenzo del Escorial: dos lunas de espejo para la pieza de comer del Rey y Príncipe, 1771.Varias lunas para cubrir cuadros, como el del Nacimiento de Rafael Mengs que se ubicó en la pieza de Vestir del Rey, 1772.

 

Obras de ~: Vidrios planos, Palacio Real, Madrid, 1762; lunas de espejo, Palacio Real, Madrid, 1768-1782; lunas de espejo, Palacio, El Pardo, 1774-1780; lunas de espejo, Palacio, Aranjuez, 1781; lunas de espejo, Palacio de Caserta, Nápoles, 1774-1782; lunas de espejo, Palacio, San Ildefonso, 1769; lunas de espejo, San Lorenzo del Escorial, 1771; Arañas, Palacio, Aranjuez, 1786; Arañas, Palacio, San Ildefonso, 1786; Arañas, Palacio, El Pardo, 1787; Diversas arañas, Palacio Real de Madrid y Aranjuez, 1788; piezas de laboratorio para la escuela de química del profesor Domingo García Fernández, 1789; piezas de laboratorio para para D. Luis Proust de Segovia, 1789.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Palacio, Expedientes Personales, 1076/18. Juan Vel, San Ildefonso, 28 de septiembre de 1776; Reales Fábricas, San Ildefonso, 28 de marzo de 1774, leg. 3.

P. Pastor Rey de Viñas, Historia de la Real Fábrica de Cristales de San Ildefonso durante la época e la Ilustración (1727-1810), Madrid, Fundación CNV, CSIC, Patrimonio Nacional, 1994; La Real Fábrica de Cristales de La Granja. Historia, repertorios decorativos y tipologías formales, Segovia, Arte Segovia, 1998.

 

Paloma Pastor Rey de Viñas