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María Luisa Antonia de Borbón

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Biografía

María Luisa Antonia de Borbón. Nápoles (Italia), 24.XI.1745 – Viena (Austria), 15.V.1792. Infanta de España, gran duquesa de Toscana, emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico.

Fue la quinta de los trece hijos del rey de España Carlos III y de su esposa la reina María Amalia de Sajonia. Nació en el Palacio Real de Portici cuando sus padres eran reyes de Nápoles y Sicilia.

Tuvo una infancia feliz, que transcurrió en los palacios de Nápoles, Capodimonte y Portici. Se educó en la corte napolitana, donde pasó la infancia aprendiendo a hablar italiano con un fuerte acento napolitano. Son numerosos los retratos existentes de María Luisa. De la época napolitana existen dos preciosos cuadros de Giuseppe Bonito que la representan de niña, uno hacia 1748 y otro de 1759.

En 1759, al heredar Carlos III el trono de la Monarquía española, acompañó a sus padres a España; así trocó sus títulos italianos por el de infanta de España. El 6 de octubre se embarcaron en Nápoles y llegaron a Barcelona el siguiente día 17. De la capital catalana se dirigieron a Madrid, pero al llegar a Zaragoza, el sarampión que padeció ella y sus hermanos obligó a retrasar el viaje y no arribaron a Madrid hasta el 9 de diciembre. Al año siguiente perdió a su madre, que falleció el 27 de septiembre de 1760. Los años que vivió en Madrid —junto a su padre, sus hermanos y su abuela Isabel Farnesio— residió en el palacio del Buen Retiro y en los Reales Sitios de Aranjuez, La Granja y El Escorial.

Desde edad muy temprana estaba comprometida en matrimonio con el archiduque Carlos de Austria, segundo hijo varón del emperador Francisco I y de la emperatriz María Teresa, reina de Hungría y Bohemia. Sin embargo, la súbita muerte del archiduque Carlos, en 1761, dio al traste con aquel compromiso pasando la infanta a quedar prometida en matrimonio con el tercer hijo de los Emperadores, el archiduque Pedro Leopoldo, que se acordó en 1764.

El novio era un poco menor que ella, pues había nacido el 5 de mayo de 1747. Según se estipulaba en el contrato matrimonial, el archiduque Pedro Leopoldo, tal como estaba destinado, sería soberano del Gran Ducado de Toscana y fijaría su residencia en Florencia, primero como gobernador, mientras viviese el Emperador su padre. Con estas condiciones Carlos III cedió a la pareja todos los bienes de la casa de Médicis, cuyos derechos procedían de Isabel Farnesio. Las fiestas de la boda comenzaron el 14 de febrero con la demanda solemne de la mano de la infanta por el embajador imperial, el conde de Rosemberg. El día 15 se firmaron las capitulaciones matrimoniales y el 16 se celebró el matrimonio por poderes. Hubo grandes festejos, pero un acontecimiento luctuoso ensombreció la general alegría, pues una carga de las guardias valonas contra la multitud, que se agolpaba la noche del 14 para contemplar los fuegos artificiales, ocasionó varios muertos.

De sus años en España existen también varios interesantes retratos. María Luisa aparece junto a su familia en el cuadro de Manuel Tramulles que representa la toma de posesión de Carlos III del canonicato de la catedral de Barcelona en 1759 (Sala capitular de la catedral de Barcelona). En 1763 la retrató Lorenzo Tiépolo. La infanta sonríe con expresión vivaz y directa. Se cubre con en un manto de armiño, en el cuello lleva un adorno de cintas de seda, va tocada con un gorrito de piel y sostiene un loro en la mano derecha (Museo del Prado). En 1764 con motivo de su boda, Anton Raphael Mengs, también la retrató. Lleva una pulsera de perlas en el brazo izquierdo, con un retrato en miniatura de Leopoldo, que muestra con su mano derecha. Seguramente regalo de la Corte de Viena, para que conociera a su futuro esposo (Museo del Prado).

La infanta permaneció en España hasta junio de 1765, en que se despidió de su familia en Aranjuez. El día 14, emprendió el viaje acompañada por un gran séquito, y, pasando por Albacete y Murcia, llegó a Cartagena el día 22. El día 24 se embarcó en el navío El Rayo, buque insignia de la flota que al mando del marqués de la Victoria la llevaría al encuentro de su esposo.

Llegó felizmente a Génova la tarde del 17 de julio. El 18 desembarcó y fue recibida por las autoridades y personalidades. Ese mismo día se encontró con su prima María Luisa de Parma, casada con don Carlos, el príncipe de Asturias, que viajaba hacia España.

Después de un breve descanso en Génova, María Luisa se dirigió a Austria. La familia imperial se adelantó a recibirla. El 5 de agosto de 1765 en Innsbruck se produjo la ratificación del matrimonio en persona. La emperatriz María Teresa acogió con gran satisfacción y afecto a la infanta. Le pidió que cuidara de su hijo, que tenía una salud frágil y María Luisa le prometió que le cuidaría con todo cariño. De casada, fue conocida como María Ludovica o Marie Louise.

Ese mismo año 1765, el 18 de agosto, falleció en Innsbruck el emperador Francisco I. La boda del archiduque Leopoldo con María Luisa y el fallecimiento del emperador Francisco I quedaron recordados con la construcción del Arco del Triunfo (Triumphpforte) erigido en Innsbruck por orden de la emperatriz María Teresa.

Como consecuencia de la muerte de Francisco I los jóvenes esposos se convirtieron en grandes duques de Toscana. María Luisa, hija de un gran rey, sería también esposa de un gran soberano. Pedro Leopoldo era un hombre de temperamento melancólico, muy culto, muy preocupado por el bienestar de sus súbditos, que desarrolló en Toscana una política característica del absolutismo ilustrado, por la cual llevó a cabo reformas muy avanzadas en la agricultura y el comercio, abolió la Inquisición y promulgó un nuevo Código Penal. Pretendió dar una Constitución a su pueblo, pero su hermano el emperador José II se opuso. Su lema era Opus regum corda subditorum (“El tesoro de un rey es el corazón de sus súbditos”). Siempre fue apoyado y secundado por su esposa.

Durante su estancia en Florencia el matrimonio tuvo dieciséis hijos: María Teresa (1767-1827), que se casaría con Antonio, rey de Sajonia; Francisco José Carlos (1768-1835), el heredero, el futuro emperador Francisco II; Fernando (1769-1824), que sería gran duque de Toscana como Fernando III; María Ana (1770-1809); Carlos (1771-1847), duque de Teschen; Alejandro Leopoldo Juan José (1772-1795), palatino de Hungría; Alberto Juan José (1773-1774); Maximiliano Juan José (1774-1778); José (1776-1847) fue palatino de Hungría tras la muerte de su hermano y se casaría con Alejandra Romanov-Holstein (1783- 1801), hija del zar Pablo I; María Clementina (1777- 1801), que contraería matrimonio con Francisco I de Borbón, rey de Nápoles y Sicilia; Antonio Víctor (1779-1835); María Amalia (1780-1798); Juan (1782-1859), destacado militar y científico; Rainiero (1783-1853); Luis (1784-1864), que siguió la carrera militar, y Rodolfo (1788-1831), que siguió la carrera eclesiástica, fue obispo de Olmütz y cardenal, además un gran amante de la música, fue alumno y mecenas de Beethoven. Con esta gran familia aseguró María Luisa la descendencia de la casa de Habsburgo-Lorena, dando así tranquilidad interior al Imperio y la posibilidad de múltiples alianzas exteriores.

Como duquesa de Toscana existen numerosos retratos de María Luisa. Para enviar el cuadro a su padre, Carlos III, Mengs la pintó en 1770 (Museo del Prado). Para enviar el cuadro a la corte de Viena la pintó Jean-Étienne Liotard (Palacio de Schönbrunn).

En la Galería de Arte Moderno de Florencia hay un retrato que la representa como gran duquesa, hacia 1768. También la retrató un pintor italiano Giuseppe Antonio Fabbrini, sentada ante una mesa con recado de escribir y jugando con un perrito. (Retrato de la granduchessa Maria Luisa di Borbone, c. 1770-80, en el Museo San Pietro, Colle di Val d'Elsa).

La imagen de la familia de los duques de Toscana quedó plasmada en diversos retratos. Existe uno, anónimo, en el que los duques aparecen en una de sus visitas a la corte de Viena, en 1768, junto a la emperatriz María Teresa, con sus dos hijos mayores, María Teresa y Francisco. Otro un poco posterior, de 1770, pintado por Anton Raphael Mengs (1728-1779), representa a la gran duquesa Maria Luisa con tres de sus hijos, junto a un busto de la abuela, la emperatriz María Teresa (Palacio de Schönbrunn). Derivado del cuadro existe un grabado y alguna réplica o copia. En ocasiones la familia ducal estaba representada en figuritas de porcelana. De 1773 es el retrato familiar pintado por Wenceslaus Werlin, en que están representados los grandes duques, Leopoldo y María Luisa, con los seis hijos nacidos hasta entonces: María Teresa, Francisco, Fernando, María Ana, Carlos y Alejandro Leopoldo. Tras el grupo familiar, en la pared se hallan los retratos de los abuelos, los padres de Leopoldo, los emperadores Francisco y María Teresa, y el padre de María Luisa, el rey Carlos III de España. Por la ventana que hay a la derecha se ve una vista de la ciudad de Florencia, fácilmente identificable por la cúpula de Brunelleschi de la catedral de Santa María del Fiore (Kunsthistorisches Museum, de Viena). Muy importante es el retrato familiar de la gran duquesa María Luisa y el gran duque Leopoldo con su familia, también en Florencia, en el palacio Pitti, en 1776, pintado por Johann Zoffany. La familia ha aumentado. Además de los padres están representados ocho hijos: María Teresa, Francisco, Fernando, María Ana, Carlos, Alejandro Leopoldo, Maximiliano y José (Kunsthistorisches Museum de Viena). Existen copias de menor calidad.

La familia siguió creciendo. Wilhelm Berczy la pintó en 1782; en el cuadro están los padres con diez hijos, a los ocho anteriores se suman dos más. La hija mayor está tocando música en un clavicordio. Dos de los niños están consultando un globo terráqueo (La familia del Gran Duque Pedro Leopoldo de Toscana, por Wilhelm Berczy, 1781-1782, Florencia, Galería de los Uffizi, Galería de Arte Moderno, Palacio Pitti). Existen otras representaciones familiares, siempre con la cúpula de la catedral de Florencia al fondo. Muy curioso es el caso del grabado en el que aparece la pareja ducal con trece hijos. Una pintura posterior añade un niño más, completando así la familia con los catorce hijos logrados.

Obra de Mengs hay retratos de algunos de los hijos cuando eran pequeños. Mengs había pedido permiso al rey Carlos III de España para ir a Roma a trabajar con el propósito de conocer en profundidad las antigüedades y la pintura renacentista. El monarca le concedió el permiso con la condición de que le enviase desde Florencia el retrato de sus nietos. Estos lienzos, conservados en el Museo del Prado, fueron realizados entre abril de 1770 y enero de 1771. (Los archiduques Fernando y María Ana de Austria, por Anton Rafael Mengs, 1770-71, Madrid, Museo del Prado; El archiduque Francisco de Austria, retratado a la edad de 2 años, por Anton Rafael Mengs, 1770, Madrid, Museo del Prado; La archiduquesa María Teresa de Austria, por Anton Raphael Mengs, 1771, Madrid, Museo del Prado). Los retratos muestran a los niños con las insignias del Toisón de Oro y ataviados con la vestimenta tradicional de los infantes. Una vez acabadas, antes de ser embaladas y expedidas a la corte española, las pinturas fueron expuestas al público en el Palacio Pitti, suscitando gran admiración. También obra de Mengs existe otro Retrato de Fernando y María Ana de Austria, de 1771 (Florencia, Galería de los Uffizi, Galleria Palatina).

Fue otro artista alemán, con nacionalidad británica, Johann Zoffany, el que obtuvo el contrato de retratista de la corte florentina. Pintó diversos retratos de la familia ducal como el Retrato de Francisco I de Habsburgo Lorena, 1775 (Viena, Kunsthistorisches Museum), realizado para que fuese enviado a la abuela paterna, la emperatriz María Teresa.

Pedro Leopoldo y María Luisa defendieron el futuro de sus hijos. En 1784, José II, que no tenía hijos, ordenó que el primogénito de su hermano Pedro Leopoldo, el archiduque Francisco, fuera a Viena para educarse como heredero del trono imperial, además abolió la segundogenitura, con el fin de que Toscana se incorporara al patrimonio de la línea principal de los Habsburgo. Pedro Leopoldo no tuvo más remedio que ceder, pero cuando llegó a Emperador, tras la muerte de su hermano, volvió a instaurar la segundogenitura, para que su hijo Fernando heredara Toscana.

José II murió el 20 de febrero de 1790. Inmediatamente Pedro Leopoldo y su familia se trasladaron a Viena, para ser coronado Emperador, con el nombre de Leopoldo II. La coronación imperial se celebró en Frankfurt el 9 de octubre, en Presburgo el 15 de noviembre de ese año 1790 y en Praga en septiembre de 1791, encargando el Emperador a Mozart una ópera —La clemencia de Tito— para las fiestas. El nuevo Emperador se mostró prudente y conciliador. Eliminó las reformas más radicales y polémicas realizadas por su hermano. Llegó a un acuerdo con los húngaros.

Trató de suavizar las tensiones existentes en Bélgica.

Mejoró las relaciones con Prusia. Aconsejó a su hermana María Antonieta, reina de Francia, que trataran ella y su esposo Luis XVI de llegar a un acuerdo con los revolucionarios. Preocupado por el fracaso de la huida a Varennes de los reyes franceses, acordó con Prusia, por la Declaración de Pillnitz, advertir seriamente a Francia con una intervención armada. La marcha de los acontecimientos le llevó a aliarse con los prusianos el 7 de febrero de 1792. Antes de que estallara la guerra, murió imprevistamente en Viena el 1 de marzo de 1792 de una pleuresía. A pesar de su corto período en el trono imperial, adquirió fama de ser un gran Soberano. Su esposa, muy afectada por su pérdida, falleció sólo dos meses y medio después, siendo enterrada en la cripta de la iglesia de los Capuchinos de Viena.

 

Bibl.: A. Wandruszka, Leopold II, Erzherzog von Österreich, Grossherzog von Toskana, König von Hungarn und Böhmen, Römischer Kaiser, Wien-Munchen, Herold, 1963-1965; H. Peham, Leopold II. Herrscher mit weiser Hand, Styria, Graz, 1987; M. Barrio (comp.), Carlos III. Cartas a Tanucci, Madrid, BBV, 1988; B. Hamann, Die Habsburger. Ein biographisches Lexikon, Wien, Uberreuter, 1988; F. Pesendorfer, Die Habsburger in der Toskana, Viena, Österreichischer Bundesverlag, 1989; J. Bérenger, El Imperio de los Habsburgo 1273-1918, Barcelona, Crítica, 1993; M. A. Pérez Samper, La vida y la época de Carlos III, Barcelona, Planeta, 1998; Isabel de Farnesio, Barcelona, Plaza y Janés, 2003.

 

María de los Ángeles Pérez Samper

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