Villanueva y Collado, Joseph. ?, p. m. s. XVIII – Madrid, 1782. Maestro azogador de la Real Fábrica de Cristales.
Joseph Villanueva y Collado, que había trabajado anteriormente en el Palacio Nuevo de Madrid como aparejador de cantería, junto al que sería su compañero Miguel Gutiérrez Guadra, fue llamado, en 1750, a la sala de azogar para arreglar varias mesas de piedra y mármol. Al finalizar su trabajo decidió quedarse en la misma sala para cultivarse en las labores del azogue bajo la docencia de los maestros franceses Marié y Naygeon.
Aprendió muy pronto con gran destreza las labores del azogue al lado de los maestros franceses recién instalados y demostró habilidad suficiente para que, tras la partida de los maestros franceses, en 1753, quedaran al mando del obrador, con un sueldo diario de 15 rs., sin embargo, no fue nombrado maestro hasta el año 1770, con un sueldo anual de 8.000 rs., siendo aceptados también su hijo como aprendiz (Juan de Villanueva).
Tres años más tarde, en octubre de 1773, fue honrado con los honores y el uso de uniforme de ayudantes de la furriera de la Real Casa, “en atención a su desvelo y aplicación en el oficio que profesan” (AGP, expediente 491/12).
Hay que resaltar que Villanueva azogó en la década de los años 70 las grandes lunas para espejo que el maestro Juan Vel fabricó para decorar los diferentes palacios de los Reales Sitios, “grandes y famosos espejos que sirven de admiración a cuantos los ven” (AGP, legajo, 3).
Un informe del arquitecto Francisco Sabatini certificaba el 31 de julio de 1773 que el maestro había azogado e instalado sin desgracia alguna desde el año 1768 tres espejos y lunas sobre-puertas en el Gabinete de Maderas Finas del Palacio Nuevo de Madrid, 1768-69; dos grandes espejos y sobre-puertas en el Gabinete de Porcelana del mismo Palacio, 1768-1771; tres espejos de extraordinaria altura, con sus copetes, en el Dormitorio de S.M. también del Palacio de Madrid; dos espejos en la pieza de comer del Rey y del Príncipe del Palacio del Escorial, 1771; y doce espejos grandes, con sus copetes, en el Real Salón de Audiencias, o Salón del Trono del Palacio Real de Madrid, 1772-73. Colocó también la gran luna sobre el cuadro del Nacimiento de Rafael Mengs, que fue instalado en la pieza de vestir del Rey, 1772 (AGP, expediente, 491/12).
El maestro azogó también otros espejos destinados al Palacio Real de Madrid, a saber: seis espejos para el Salón de Gasparini, 1773; ocho para la Saleta de Gasparini, 1773; cuatro para el dormitorio del Rey o Salón de Carlos III, 1782; así como varios espejos para el Palacio de Caserta en Nápoles.
Joseph de Villanueva fallece en 1780. A partir de entonces Juan de Villanueva (hijo) quedaba al frente del obrador con 8.000 rs. al año de sueldo.
En 1791 una R.O. dictaminaba el traslado de los almacenes generales de Madrid de la carrera de San Francisco a la calle del Turco nº 9 y 10 (hoy marqués de Cubas), eligiéndose para la sala de azogar una estancia, según el maestro que por entonces era Juan de Villanueva (hijo), sin suficiente luz, espacio, ni ventilación para las labores de azogado, y, además, con un elevado grado de humedad. Por si no fuera poco, durante el traslado se fracturaron las mesas de mármol donde se realizaban las batidas de hojas de estaño. Como resultado de estos acontecimientos se produjo entre el director de la Real Fábrica de Cristales, Fernández Molinillo y el maestro Juan de Villanueva, un duro enfrentamiento que derivaría en la expulsión de Villanueva del obrador por un espacio de diez años.
A consecuencia de ello, durante la década de los años 90, la sala de azogar atravesó por uno de sus peores momentos como resultado de la carencia de maestros suficientemente cualificados, una situación que se mantendrá hasta el año 1802, cuando una vez trasladado el almacén general de Madrid de la calle del Turco, en esta ocasión, a la calle Alcalá nº 5, Juan de Villanueva solicitaba ser admitido de nuevo en el obrador como maestro. Solicitud que fue finalmente admitida ante la delicada situación por la que atravesaba la sala. Sin embargo, por esas fechas dada la difícil situación económica del País, no era momento para fabricar espejos de extraordinarias dimensiones debido a sus elevados costes de manufacturación, se impusieron en su lugar otros géneros más demandados por el público, como géneros de “vasería”, iluminación o adorno, además de vidrios planos de pequeño formato requeridos durante esos años por los departamentos marítimos de la Armada. Uno de los últimos espejos azogados de proporciones extraordinarias se instaló en la Casa del Labrador de Aranjuez, como reemplazo de una luna francesa fracturada.
Obras de ~ : tres espejos para el Gabinete de Maderas Finas, Palacio Real, Madrid, 1768-69; dos espejos para el Gabinete de Porcelana, Palacio Real, Madrid, 1768-1771; dos espejos para la pieza de comer del Rey y del Príncipe, Palacio del Escorial, 1771; doce espejos para el Salón del Trono, Palacio Real, Madrid, 1772-73; seis para el Salón de Gasparini, Palacio Real, Madrid, 1773; ocho espejos para la Saleta de Gasparini, Palacio Real, Madrid, 1773; cuatro espejos para el dormitorio de Carlos III, Palacio Real, Madrid, 1782; varios espejos, Palacio de Caserta en Nápoles.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Palacio, expediente personal, Manuel de Roda al marqués de Montealegre, San Lorenzo, 24 de octubre de 1773, exp. 491/12; Fábrica de Cristales, marzo de 1770, leg. 3; expedientes personales, Francisco Sabatini, Madrid, 31 de julio de 1773, exp., 491/12.
P. Pastor Rey de Viñas, Historia de la Real Fábrica de Cristales de San Ildefonso durante la época de la Ilustración (1727-1810), Madrid, Fundación CNV – CSIC - Patrimonio Nacional, 1994.
Paloma Pastor Rey de Viñas