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Miguel de Larrea y Salcedo

Biografía

Larrea y Salcedo, Miguel de. Madrid, 5.II.1759 – 30.XI.1835. Diplomático.

Hijo de Francisco Antonio de Larrea y Vitórica, gobernador del marquesado de Oaxaca en Nueva España, y de María Antonia de Salcedo y Calzada (Épila), inició su carrera en 1781 como “contador principal de los estados del duque de Terranova y Monteleón por lo respectivo a la América”. Después de solicitar una plaza de joven de lenguas (18 de julio de 1783), consiguió la de vicecónsul de España en Argel (5 de enero de 1787), con goce de un sueldo a partir de 1790. Mientras se encontraba con licencia en España desde enero de 1792, tuvo orden de volver a Argel (20 de octubre de 1793) ya que el cónsul Asprer había sido retirado. Larrea ascendió a cónsul general en la Regencia (4 de marzo de 1794), con los honores de comisario de guerra (6 de septiembre).

Dejó Argel el 30 de junio de 1801 para ser nombrado cónsul general en Londres (13 de enero de 1802), con los honores de comisario ordenador (8 de mayo).

Llegó a su destino el 21 de septiembre y estuvo encargado de los negocios de España hasta la toma de posesión de José Julián de Anduaga (abril de 1803).

Tras la declaración de guerra (12 de diciembre de 1804), abandonó Londres con los demás diplomáticos españoles (22 de enero de 1805) y se quedó algún tiempo en Holanda, conservando el título y sueldo de cónsul general (11 de marzo). Con licencia pasó a Marsella, donde tenía intereses (15 de julio) y luego a París, recibiendo allí los honores de intendente del Ejército (22 de mayo de 1807) y la Cruz de la Orden de Carlos III (29 de mayo). Aún se encontraba en París en la época de los acontecimientos de Bayona.

En un primer tiempo se negó a jurar al Rey intruso, pero tras un breve encarcelamiento en Vincennes (13- 26 de octubre de 1808), cedió a la fuerza. Solicitó ser empleado como encargado de negocios en Holanda o cónsul general en Liorna o Ámsterdam, pero sólo obtuvo la Orden Real de España (11 de marzo de 1811) y una jubilación con la tercera parte de su sueldo (13 de agosto). Refugiado en 1814 en Roma, donde se quedó hasta la muerte de Carlos IV (1819), intentó justificarse, alegando que había jurado “con los labios, pero nunca con el corazón”. Una vez regresó a París en 1820, logró una sentencia de purificación (29 de junio de 1829) que le restablecía “en el goce de todos los honores y distinciones que obtenía en el año de 1808”. Volvió entonces a España. De su enlace con N. Tudó tuvo cuatro hijos, de los cuales sólo le sobrevivieron dos hijas, Catalina y Carolina.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Dirección General del Tesoro, invent. 2, legs. 76, 91; invent. 16, g. 22, leg. 52; Archivo Histórico Nacional, Estado, legs. 3434, 3449/1; Orden de Carlos III, exp. 1552.

D. Ozanam, Les diplomates espagnols du XVIIIe siècle, Madrid-Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998.

 

Didier Ozanam

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