Lobera Girela, Cándido. Granada, 11.IV.1871 – Melilla, 1.V.1932. Militar y periodista.
Hijo de comerciantes granadinos, Lobera ingresó en el Ejército de Tierra como oficial de Artillería en 1886. Estando de guarnición en Málaga, en octubre de 1893, pasó a la plaza de Melilla con su unidad con motivo de los acontecimientos bélicos conocidos como Guerra de Margallo, donde asistió a las operaciones y donde permanecería hasta el final de su vida. Involucrado desde los primeros años en la trayectoria económica y social de la ciudad, intervino en los primeros intentos de creación de un órgano de prensa local, significándose igualmente por su participación en la fundación en 1899 de la Asociación de Comerciantes e Industriales, organismo precursor de la Cámara de Comercio, fundada siete años más tarde. Vocero de los que preconizaban la creación de un puerto en la ciudad, tuvo la satisfacción de ver cumplidos sus deseos al declararse el proyecto “de interés general”, mediante ley de 7 de mayo de 1902; las obras comenzaron, tras ser colocada la primera piedra por el rey Alfonso XIII, dos años más tarde.
Ante la evidencia de que, a corto plazo, Europa habría de intervenir en Marruecos, decidió la fundación de un diario local con el que contribuir a la orientación de la opinión pública en relación con los intereses de España en el país vecino. Nació así, el 1 de marzo de 1902, El Telegrama del Rif, “verdadera fuerza de opinión”, según el militar e historiador de la ciudad Gabriel de Morales, e indispensable fuente de información para seguir los acontecimientos acaecidos en la zona oriental del Protectorado marroquí hasta su independencia en 1956, y singularmente durante el período de las llamadas Campañas de Marruecos. Hombre con inquietudes sociales, promovió la creación de un barrio para obreros, empeño que culminaría positivamente en 1904. Partidario de la intervención de España en el vecino territorio, apostó por las tesis cívico-militares de los que pretendían que una acción militar debería ser complementada con la inmediata promoción comercial, agrícola, sanitaria, judicial y administrativa del territorio ocupado. Fundador de la Asociación de la Prensa local en 1912, fue su primer presidente. También fruto de su intervención en los problemas sociales, muy acusados en Melilla durante el primer tercio del siglo, emprendió una campaña en pro de la creación de un organismo que centralizase todos los esfuerzos dispersos en relación con la beneficencia; como consecuencia de aquélla, se fundaría en 1913 el primer centro benéfico local.
Reconocido como experto en temas norteafricanos y cualificado difusor del problema marroquí, en 1916, con motivo de la visita del presidente francés Lyautey a España, se le nombró, por parte de la república vecina, caballero de la Orden de la Legión de Honor, y ello pese a sus enfrentamientos con los distintos propagandistas de la opinión colonialista francesa. En 1918, siendo comandante de Artillería, pidió el retiro y se dedicó con exclusividad a los asuntos locales y marroquíes, colocándose en un punto intermedio, en el segundo caso, entre los que postulaban una intervención militar a ultranza y los que exponían variadas propuestas exclusivamente civilistas que nadie sabía cómo aplicar en la práctica. En 1922, entendiendo que no era seguido en sus propuestas para mejorar la ciudad, abandonó Melilla y fijó su residencia en Málaga. Vuelto dos años más tarde, al ser creada la nueva Junta Municipal en 1927 fue nombrado vicepresidente. En ese mismo año, se le concedió la Medalla del Trabajo por su importante labor en pro de Melilla y sus intereses. En enero de 1928, ocupó el cargo de presidente del órgano municipal, en el que desarrolló una labor encomiable reconocida en la ciudad por todos los estamentos. Al surgir el reciente Ayuntamiento republicano en 1931, hizo entrega de la presidencia de la Junta a los nuevos gestores; no pudo evitar que se nombrara una comisión de responsabilidades para investigar su anterior gestión, comisión que no pudo constatar responsabilidad alguna. El nuevo alcalde socialista, Antonio Díez, se refirió a Lobera como “gran administrador de la ciudad”. Cándido Lobera Girela falleció en Melilla el 1 de mayo de 1932.
Obras de ~: Necesidad de un puerto en Melilla considerado desde los puntos de vista político, militar y comercial, Madrid, Imprenta de la sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1901; Memoria sobre la organización y funcionamiento de las oficinas de Asuntos Árabes de Argelia y proyecto de bases para la creación de organismos análogos en las plazas del Norte de África, Melilla, Tipografía El Telegrama del Rif, 1905; El problema rifeño, Melilla, El Telegrama del Rif, 1909; Problemas del Protectorado. Los bienes majzen, Melilla, El Telegrama del Rif, 1916; Problema de Melilla. Los derechos de arbitrios y las mercancías en tránsito, Melilla, El Telegrama del Rif, 1917; Impresiones del viaje de SS. AA. RR. D.ª Luisa y D. Carlos, Melilla, Tipografía El Telegrama del Rif, 1925.
Bibl.: F. Mir Berlanga, Con el viento de la historia, Melilla, Imprenta Marfe, 1993; F. Saro Gandarillas, Estudios melillenses.
Notas sobre urbanismo, historia y sociedad en Melilla, intr. de C. Seco Serrano, Melilla, Consejería de Cultura, Educación, Juventud y Deporte-Archivo Municipal, 1996.
Francisco Saro Gandarillas