Sánchez de Ágreda, Pedro. Ágreda (Soria), c. 1523 – Caracas (Venezuela), 13.V.1579. Dominico (OP), obispo de Venezuela y protector de los indios.
Profesó como fraile de la Orden de Santo Domingo en San Esteban de Salamanca y, siendo profesor de Teología en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, el rey Felipe II lo presentó en 1598 al papa Pío IV para obispo de Venezuela. Viajó a América en 1559, y llevó consigo a una hermana con su esposo y sus hijos y a otro hermano, del que, en carta al Rey, dice que es vecino de la villa de Ágreda, junto a Soria en los Reinos de España. Tras unos años de trabajo pastoral como administrador apostólico en Coro, fue consagrado obispo en Santafé de Bogotá en 1565. A los seis meses volvió a la gobernación de su diócesis hasta su muerte, que aconteció el 13 de mayo de 1579.
Figura como evangelizador e inspirador de la conquista y fundación de Caracas, ciudad cuyo suelo fue el primer obispo que pisó. La Iglesia, los obispos y las órdenes religiosas no se establecieron en Caracas hasta 1637, pues tuvieron hasta entonces su sede en la ciudad de Santa Ana de Coro, en el núcleo occidental de la nación. Sus dos antecesores recibieron ambos el nombramiento oficial de protector de los indios, honor que fueron heredando los sucesores y que él solicitó expresamente al Rey. En medio de un panorama de pobreza, soledad y penuria de clero, los ingleses saquearon la ciudad, que sufrió más tarde también el expolio de corsarios franceses y escoceses.
Recorrió y visitó las ocho poblaciones que formaban su diócesis depauperada y en declive, si se la compara, le dice él mismo al Rey, con el Nuevo Reino de Granada y Perú. Se interesó y propuso atenciones y reformas para una tierra “rica de naturales y de oro, pero abandonada y a merced de los piratas y de los malos políticos”. Igualmente fue obispo de las tres islas, Aruba, Bonaire y Curazao. En el orden pastoral, convocó el primer sínodo de Venezuela, para lo cual se reunió en el verano de 1574 con todo su clero, que estaba compuesto por dos curas, dos religiosos dominicos, dos franciscanos y un sacristán mayor. Con unas muy primitivas Constituciones Sinodales estableció las bases del primer colegio-seminario, fundando un Estudio de Gramática, del cual fue profesor de Latín, y que más tarde, en 1592, se convirtió en un Seminario Conciliar. Creó “doctrinas” o parroquias rurales, por las cuales los indios se salvaban de la dependencia y de los abusos de los encomenderos, y ordenó a los primeros sacerdotes criollos y hasta a algunos soldados, que, abandonando las encomiendas y las armas, fueron tocados por la vocación sacerdotal. Pidió a las Órdenes religiosas la fundación de conventos, deseo que pronto se vería cumplido por franciscanos y dominicos.
Su labor se vio recompensada con el apoyo del Rey, que le atendió en sus reivindicaciones contra los malos gobernadores, en el bienestar de las gentes y la mejora de las tierras, así como en el modo de nombramientos de alcaldes y regidores, y en la creación de núcleos de población de indios y la paga para los clérigos y frailes que él ordenase.
Bibl.: M. Peña García, “Fray Pedro de Ágreda, tercer obispo de Venezuela”, en Celtiberia (Soria, Consejo Superior de Investigaciones Científicas), 83 (1992), págs. 165-191 [contiene: a) Cartas y documentos del obispo Fray Pedro de Agreda, Archivo General de Indias, secc. Santo Domingo, legs. 218 en fondo mayor, 174 y 221; secc. General, leg. 1093, y secc. Justicia, leg. 982; b) A. de Egaña, Historia de la Iglesia en la América Española, Hemisferio Sur, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1966, pág. 556; B. Llorca, Historia de la Iglesia Católica, vol. III, Madrid, BAC, 1967; y c) F. A. Maldonado, Seis primeros obispos de la Iglesia venezolana, en la época hispánica, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1973]; J. A. Pérez Rioja, Apuntes para un diccionario biográfico de Soria, Soria, Caja Duero, 1998, pág. 311.
Gregorio Bartolomé Martínez
