Vives de Canyamás, Juan. Barón de Benifayró de les Valls; barón de Santa Coloma. Valencia, s. m. s. XVI – Sassari (Cerdeña), 1625. Virrey y capitán general de Cerdeña.
Juan Vives, caballero del reino de Valencia, poseía diversos territorios valencianos, entre otros; Benifayró de les Valls, el señorío de Vall de Segó, Almerig, Algimia, Benavides, Benicalap y Santa Coloma. Se trataba, en su mayoría, de regiones despobladas por la expulsión de los moriscos de 1609.
Desempeñaba el cargo de embajador de España en Génova, cuando tuvo que marchar a Cerdeña por orden de Felipe IV, quien le nombró virrey de la isla, jurando su nuevo cargo en Cagliari el 9 de abril de 1623. Una de sus primeras ocupaciones en el gobierno sardo, fue realizar una visita al reino para comprobar el alcance de las incursiones turcas pasadas. Y el 28 de junio de 1623, reunido el Consejo de justicia y patrimonial, advirtió que muchas torres carecían de guarnición y hacían falta más municiones de guerra, lamentando, a su vez, los saqueos ocurridos en algunos lugares y el asalto turco a la torre de Flumentorgiu. Se mandó reconstruir las fortalezas de la isla y los bastiones de la capital, y ordenó la construcción de puentes levadizos en las entradas principales de la ciudad. De acuerdo con el Consejo, se decretó que las rentas de los barones que tuvieran castillos y torres fortificadas, se secuestraran, con el fin de aprovisionar de artillería y municiones a dichas fortalezas. También se debía fortificar el castillo de Cagliari y diversas torres a cargo del Real Patrimonio. Por último, se dispuso que todas las ciudades de la isla estuvieran provistas de armas. La mitad del gasto de todo este despliegue defensivo vendría costeado por el Real Erario, una cuarta parte por las ciudades y la otra cuarta parte restante por los pueblos, exonerando a los habitantes de las prestaciones personales acostumbradas para las construcciones reales.
A primeros de diciembre de 1623, el virrey Vives convocó un Parlamento que se cerró en 1624. Más tarde, en febrero de 1625, se anunció una invasión corsaria a la isla y temiéndose la falta de víveres, Vives prohibía la extracción de trigo. También mandaba fortalecer la ciudad de Cagliari, el castillo de San Miguel y otras fortalezas. El 20 de mayo del mismo año, recibió una carta del virrey de Nápoles, el duque de Alba, en la que solicitaba la colaboración de tropas sardas para defender su virreinato de los corsarios. Para ello había enviado a dos capitanes de Infantería, Antonio de Acuña Caprera y Antonio de Ledesma, sin esperar la provisión del Rey, debido a la escasez de soldados del reino napolitano. Vives contestó que no podía enviar tropas, pero en su lugar permitiría a los dos capitanes, hacer algunas compañías con bandidos que no tuvieran delitos graves.
A mediados de octubre de 1625 el virrey Vives fue avisado por el duque de Feria, gobernador de Milán, sobre la probabilidad de una invasión francesa a la isla, instigada por el cardenal Richelieu. Por lo que se ordenó reforzar las ciudades costeras de Alghero y Bosa con soldados y municiones. También se revisaron las guarniciones de Cagliari y Sassari, y se expidieron cartas a Milán para la adquisición de nuevas armas, petición a la que se oponía el maestre racional de Cerdeña, Ravaneda, quien presentó en diversas ocasiones memoriales, en los que mostraba su disconformidad con la administración de la isla llevada a cabo por el virrey.
A finales de 1625 el virrey Vives enfermó y, a su muerte, regentó por primera vez el virreinato Diego de Aragall, gobernador y reformador de Cagliari y Gallura.
Bibl.: G. Pillito, Memorie tratte dall’Archivio di stato in Cagliari riguardanti I regi rappresentanti che sotto diversi titoli governarono l’Isola di Sardegna dal 1610-1720, Cagliari, Tipografia Nazionale, 1874; J. Mateu Ibars, Los virreyes de Cerdeña: fuentes para su estudio, t. I., Verona, Padova, CEDAM-Casa Editrice Dott. Antonio Milani, 1964; F. Loddo Canepa, La Sardegna dal 1478 al 1793, t. I., Sassari, Gallizzi, 1974.
Esther Jiménez Pablo
