Sierra Rubio, Lorenzo. Ezcaray (La Rioja), 14.III.1872 – Madrid, 9.IV.1947. Paúl (CM), paleontólogo, profesor.
Lorenzo Sierra aprende las primeras letras en una de las escuelas de su villa natal. Cursa luego latín y humanidades en la preceptoría que dirigía Ángel Manso, cura de Ezcaray, más adelante canónigo de Santo Domingo de la Calzada y académico de la Historia y Bellas Artes.
En 1887 ingresa en el Seminario interno o noviciado de los padres paúles de Madrid. Pronto se distingue por su ingenio y talento agudo. Sobresaliente en los estudios, no dudaron sus superiores en confiarle el desempeño de una cátedra de Derecho Canónico y de Hermenéutica (1894).
Los años de estancia en el colegio de Limpias (Cantabria), de 1894 a 1915, le propiciaron un tiempo de entrega al estudio de la paleontología que le condujo a la cima de la ciencia de la prehistoria. Todo empezó cuando dos alumnos de Aldea Cueva, valle de Carranza (Vizcaya), le invitaron a visitar una cueva que conservaba huesos humanos y que, en efecto, él examinó en verano de 1895, clasificándolos como restos prehistóricos. Así fue luego confirmado por el sabio profesor francés Edouard Harlé.
Los afortunados hallazgos paleolíticos en las cuevas santanderinas, las excavaciones patrocinadas por mecenas principescos y admiradas por hombres de ciencia, le dieron renombre europeo, y desde Alemania, Austria, Francia, se carteaban con él sabios de la talla de F. Birkener, de la Facultad Antropológica de Múnich; H. Obermaier; el abate Breuil, del instituto de Paleontología de París; el barón A. Blanc, de la Universidad de Roma; J. Nelsen, de Nueva York; F. Harlé, de la Universidad de Toulouse; el famoso príncipe de Mónaco; H. Alcalde del Río; el señor marqués de Cerralbo y otros científicos nacionales y extranjeros.
Fruto de estas conversaciones y encuentros es la obra en colaboración Les cavernes de la Région Cantabrique, editada en Mónaco el año 1911.
En el Primer Congreso de Naturalistas Españoles, celebrado en Zaragoza del 7 al 10 de octubre de 1908, el padre Sierra presentó una memoria seguida del mapa en que hace relación de las cuarenta y cuatro cavernas de la provincia cántabra descubiertas hasta entonces, con los nombres de sus descubridores y objetos hallados en cada una así como su descripción y clasificación. Más de la mitad de esas cuevas habían sido estudiadas exclusivamente por el autor de la memoria.
Merecen especial mención los restos del reno de la Cueva de Valle y de Ojebar, que fue, sin duda, el trabajo más laborioso e importante del padre Sierra, recogido en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (mayo de 1913). Merced a los trabajos científicos ejecutados por él y por el conde de la Vega del Selle, ateniéndose a la sistemática moderna, la región de Asturias y Santander es la mejor investigada, según testimonio del abate Obermaier.
El padre Siera fue, asimismo, socio numerario de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, de la Real Sociedad Española de Historia Natural, de la Sociedad Española de Física y Química y socio fundador de la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales, de Zaragoza.
A partir de su destino a Madrid, en 1939, y hasta su muerte, ocho años después, Lorenzo Sierra sacrificó su vocación científica para entregarse a los trabajos de historia de su comunidad.
Obras de ~: Notas para el Mapa Paleográfico de la Provincia de Santander, c. 1908 (inéd.); Les cavernes de la Région Cantabrique, Mónaco, Impr. Vve. A. Chéne, 1911; “Materiales o datos para el estudio del establecimiento de las Hijas de la Caridad en España”, en Anales de la Congregación de la Misión (1927), págs. 457 y ss.; Las Hijas de la Caridad, llamadas comúnmente Hermanas de la Caridad. Lo que son y deben ser y lo que serán, Madrid, La Milagrosa, 1940; “Una Carta Magna de la Congregación de la Misión”, en Anales Madrid (1941), págs. 260 y ss.; Guía de las instituciones de Madrid, Madrid, Más, 1945; “Lista de las Asociaciones de Caridad en España, según el orden de su fundación”, en Anales de la Congregación de la Misión (1945), págs. 279 y ss.
Bibl.: V. Franco, “El P. Lorenzo Sierra”, en La Milagrosa (1947), pág. 158; A. Sánchez, “Recuerdo del P. Lorenzo Sierra Rubio en el centenario de su nacimiento”, en Anales de la Congregación de la Misión (1972), págs. 503-531.
Antonino Orcajo Orcajo, CM