Dávalos y Figueroa, Diego de. Écija (Sevilla), 1551 – La Paz (Bolivia), 25.II.1616. Poeta, humanista, minero y encomendero.
Nació en el seno de una familia hidalga, emparentada con la casa de Feria, con los Aguilar, los Figueroa y los Ponce de León y descendiente del tercer condestable de Castilla. Hijo de Tello de Aguiar Figueroa y María Dávalos y Fajardo, tuvo dos hermanos, Tello, el mayorazgo, y Aldonza de Figueroa. No se sabe de él sino a partir de los diecisiete años, cuando, según explica él mismo, comenzó a servir al Rey en la guerra de las Alpujarras (1568-1570). Tal vez acompañara a su pariente Tello González de Aguilar Ponce de León, alférez perpetuo de Écija, y es probable que se cruzara con el inca Garcilaso de la Vega, con quien estaba emparentado. Vuelto a Écija y debido a problemas amorosos, según cuenta, se vio obligado a partir a Indias; los motivos, sin embargo, deben buscarse en su calidad de segundón. Partió alrededor de 1573 y, luego del azaroso viaje, llegó a la capital del virreinato del Perú cuando era virrey Francisco de Toledo.
Después de un tiempo reconociendo la región, emprendió viaje hacia los Charcas (Bolivia) y, luego de pasar por Jauja (Perú), el Cuzco y bordear el Titicaca, llegó a La Paz (Bolivia) a fines de 1574 o comienzos de 1575. Pasó los siguientes quince años en el Altiplano, donde llegó a ser propietario de minas, ingenio y casa (todo lo cual venderá en 1591). Es así como se le halla en Salinas de Garci Mendoza (Bolivia), desolado campamento minero desde el cual escribe en 1588 al virrey conde del Villardonpardo sobre minerales (la carta se ha perdido). Al dolor del exilio se le añade el de la temprana muerte de su hermana Aldonza y, poco después, la de su hermano el mayorazgo, en quien, como dirá el mejor biógrafo de Dávalos, Colombí-Monguió, “lloró la muerte de lo que habría querido ser”. La desilusión por haber hallado poco oro, por la actividad minera y, en general, por la vida, se vio sin embargo paliada al conocer, probablemente a mediados de los ochenta, a la mujer con quien se casó el 20 de noviembre de 1589.
Francisca de Briviesca y Arellano había sido menina y dama de la Reina antes de casarse y viajar a Charcas con el conquistador Juan de Remón, quien a su muerte, en 1583, la dejó convertida en rica encomendera.
Mujer de cuna y de inmensa cultura, fue para Dávalos, hasta su muerte, la esposa amada. Es de sus conversaciones con ella en el huerto de su casa —según dice— como nacen los coloquios que formarán su Miscelánea Austral, y es un tributo al amor que le profesaba su Defensa de Damas. Ambas obras —las segundas de bellelettrie publicadas en las prensas limeñas— le valen el ser loado en el anónimo Discurso en loor de la poesía (Sevilla, 1608), es decir, un lugar en el parnaso peruano en formación. La vida conyugal, sin embargo, desgasta a la pareja y en algún momento, entre 1606 y 1614, Francisca solicita el divorcio al obispo de La Paz y lo obtiene. Dávalos, cuyo dolor por la separación es claro, a pesar de la parquedad en su testamento, se ve obligado a abandonar la morada paceña que compartían. La boda con Francisca, sin embargo, lo ha colocado en una situación de privilegio y poder que su calidad de segundón le negaba en la Península. En 1608 se declara vecino feudatario; goza, además, de varias rentas provenientes de encomiendas y propiedades y ocupa el puesto de regidor del Cabildo de La Paz. Aunque el divorcio mermara su situación económica, ésta parece haber sido holgada, tal como lo demuestra el testamento que redacta el 1 de septiembre de 1615 y en el cual declara a la Compañía de Jesús como su heredera universal.
Obras de ~: Primera parte de la Miscelánea austral, Lima, Antonio Ricardo, 1602; Defensa de Damas, Lima, Antonio Ricardo, 1603.
Bibl.: G. Lohmann Villena, “Alcances biográficos [...]”, en Mar del Sur (Lima), VI (mayo-junio de 1951), 17, pág. 48; L. J. Cisneros, “Notas sobre la Miscelánea Austral de Diego Dávalos y Figueroa”, en Revista histórica, XIX (1952), págs. 286-327; “Estudio y edición de la Defensa de Damas”, en Fénix (Lima), 9 (1953), págs. 81-150; A. de Colombí- Monguió, Petrarquismo peruano. Diego Dávalos y Figueroa y la poesía de la ‘Miscelánea Antártica’, Londres, Tamesis Books, 1985; J. Barnadas y C. B. Loza, El poeta Diego Dávalos y Figueroa y su contexto colonial en Charcas: aporte documental (1591-1669), Sucre (Bolivia), ODEC Rescate Cultural, 1995; D. Sobrevilla, “El inicio de la estética filosófica en el Perú. La belleza y el arte de la poesía en Dávalos y Figueroa y la Poetisa Anónima”, en K. Kohut y S. V. Rose (eds.), La formación de la cultura virreinal. Vol. I: la etapa inicial, Madrid, Iberoamericana, 2000, págs. 59-73.
Sonia V. Rose