Acevedo, Alonso de. Plasencia (Cáceres), c. 1550 – ?, 1615 post. Poeta.
Autor conocido en especial por el extenso poema barroco en octavas reales De la creación del mundo, editado en Roma. Nació seguramente en Plasencia, tal vez a mediados del siglo xvi; y son escasos y poco documentados sus restantes datos biográficos.
Según Nicolás Antonio, que le menciona en su Biblioteca Hispana Nova, perteneció a una familia ilustre (la misma de su homónimo patriarca de Alejandría, que fue arzobispo de Toledo y de Santiago y primado de las Españas en la época de los Reyes Católicos) y fue pariente del también homónimo jurisconsulto coetáneo suyo (con quien Julio Cejador y Frauca le identifica sin más). Menos plausible, la opinión de M. Berjano Escobar, que le cree hijo de un humilde sastre y viviente aún en 1648.
Tras cursar tal vez estudios de gramática, dialéctica y retórica en el Colegio San José de Plasencia, seguramente completaría su formación en la Universidad de Salamanca, obteniendo allí el título de Maestro; el elogio acendrado de esta institución en su poema mayor deja pocas dudas al respecto. Tras ello, a partir de 1570, se le supone una estancia en Roma, donde llegaría a coincidir con Miguel de Cervantes.
Allí debió de realizar su aprendizaje poético y lograr cierta notoriedad, pues en 1614, fecha anterior a la edición de su poema mayor, Cervantes le llama “famoso” en su Viaje del Parnaso. Fruto de esta primera etapa se pueden considerar los cinco sonetos firmados por “Maestro Acevedo” (más tres poesías anónimas pero atribuidas a él) que aparecieron en Flores de baria poesía, recopilación cancioneril editada en México en 1577. Con todo, según la editora moderna de este cancionero, M. Peña, la ausencia del nombre de pila (Alonso o Alfonso) permitiría poner en duda la atribución de estas composiciones al mismo autor del poema creacionista.
En 1607 se sabe que Alonso de Acevedo está en Roma, pero el vacío de datos a lo largo de varias décadas no deja de sorprender y podría ser llenado con la hipótesis de una etapa americana. Es lo que sugiere Henríquez Ureña, que se basa en datos ofrecidos por Utrera, según los cuales “el licenciado Alonso de Acevedo era en Santo Domingo catedrático de la universidad de Gorjón en 1592 [...] casado con Doña Inés de Torres [...]”. Henríquez Ureña se pregunta, así pues, si será éste el autor del “florido poema” editado en Roma y añade “No hay objeción en que el catedrático de Santo Domingo fuese casado en 1592: pudo enviudar y hacerse sacerdote, como tantos en la época” (P. Henríquez Ureña, 1960: 416). Las menciones de América en el poema apoyarían esta hipótesis, que en realidad no puede excluirse. Sea como fuere, los dos sonetos prologales a la edición del Aminta de Jáuregui le sitúan seguramente en Roma en 1607; asimismo, su participación, junto a otros autores de renombre, en las honras fúnebres que allí se celebraron en 1612 por la muerte de Margarita de Austria, esposa de Felipe III, atestigua su presencia en el prestigioso ambiente cultural de la Ciudad Eterna. Sin embargo, cabe suponer interrumpida esta estancia romana por un breve viaje a España, puesto que Cervantes afirma haber encontrado precisamente “en Madrid” al “famoso Acevedo”, a quien apostrofa y saluda en italiano; prueba de que, desde luego, se le consideraba afincado en Italia. Tras la edición romana (1615) de su poema De la creación del mundo —escrito, según el propio autor, en el otoño de su vida— no constan noticias biográficas seguras. Y es muy posible que la fama que le atribuyó Cervantes, si alguna vez la tuvo, fuera más bien efímera.
La valoración de su producción poética ha sido desigual.
Sus composiciones breves apenas han sido conocidas; en cuanto a su frondoso poema en siete cantos o Días —incomprendido por los enemigos del estilo manierista y del barroco— en realidad no desmerece en absoluto dentro de la corriente de sensibilidad literaria europea (Reforma y Contrarreforma) que puso en boga el tema creacionista en la época. Totalmente injusta es sobre todo, la tacha de plagio respecto a las Semanas anteriores, a saber: la francesa de G. Saluste du Bartas (que Acevedo leyó en la versión italiana de Ferrante Guisone, editada en Venecia en 1595) y la de T. Tasso, que con el título Le sette giornate del mondo creato se editó en Venecia en 1596; de estas obras tuvo conocimiento y recibió más de un estímulo, pero no hasta el punto de afectar a su indudable originalidad.
Obras de ~: 5 sonetos y otras 3 poesías atribuidas (dos sonetos y una glosa) en el cancionero Flores de barias poesías recogidas de varios poetas españoles, México, 1577 [ed. moderna de M. Peña, Flores de baria poesía, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980]; 2 sonetos introductorios a J. de Jáuregui, Aminta traduzido de T. Tasso, Roma, Esteban Paulino, 1607; 1 túmulo, 5 sonetos, 1 mote en castellano y un epigrama latino en hexámetros de “Poesías diversas compuestas en diferentes lenguas en las Honras que hizo en Roma la Nación de los Españoles a la Magestad Católica de la Reyna Doña Margarita de Austria Nuestra Señora” en la Relación de las honras que la Nación Española hizo en Roma a la Magestad Católica de la Reyna D. Margarita de Austria Nuestra Señora a XXIII de hebrero MDCXII, Roma, por Jacobo Mascardo, 1612; De la creación del mundo, Roma, Juan Pablo Profilio, 1615 (ed. Madrid, Atlas, 1868, col. Biblioteca de Autores Españoles, XXIX, págs. 245-287; ed. moderna de C. Barbolani, Cáceres, El Brocense, 1984).
Bibl.: M. de Cervantes Saavedra, Viaje del Parnaso, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1614 (ed. de V. Gaos, en Poesías completas, Madrid, Castalia 1990); N. Antonio, Biblioteca Hispana Nova, Romae, Nicolai Angeli Tinassii, 1672 (ed. moderna, trad. de la ed. de Pérez Bayer, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999); C. Rosell, “Introducción” a A. de Acevedo, De la creación del mundo op. cit., 1868, págs. XII-XV; M. Berjano Escobar, “Poetas placentinos contemporáneos de Lope de Vega”, en Revista de Extremadura, 1901, t. 3, págs. 145-157 y 207-230 (continuación); Montaner y Simón, Diccionario enciclopédico hispano-americano de literatura, ciencias y artes, Barcelona, 1887-1910; J. Fitzmaurice-Kelly, Historia de la literatura española, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1914; J. Cejador y Frauca, Historia de la lengua y la literatura castellana, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, 1915; H. Thibaut de Maisières, Les poèmes inspirés au début de la Genèse à l’époque de la Renaissance, Lovaina, 1931; C. de Utrera, Universidades de Santiago de la Paz y de Santo Tomás de Aquino y Seminario Conciliar de la ciudad de Santo Domingo, de la Isla Española, Santo Domingo, 1932; P. Henríquez Ureña, La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, Buenos Aires, 1936 (ed. en Obra crítica, ed. de E. S. Speratti Piñero, pról. de J. L. Borges, México, Fondo de Cultura Económica, 1960, págs. 331-444); F. Pierce, “La Creación del mundo and the Spanish Religious Epic of the Golden Age”, en Bulletin of Spanish Studies, XVII (1940), págs. 23-32; M. Menéndez Pelayo, [“Carta a J. M.ª de Pereda, Roma, 1 de febrero de 1877”], en M. Menéndez Pelayo, Estudios y discursos de crítica histórica y literatura, ed. de E. Sanchéz Reyes, vol. V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1942 (Obras Completas de Menéndez Pelayo, t. X), págs. 317; A. Rodríguez Moñino, “Cuatro textos españoles en busca de una posible fuente italiana”, en Quaderni iberoamericani, XVI (1954), págs. 485-486; F. Pierce, La poesía épica en el Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1961; A. Iglesias Laguna, “Alonso de Acevedo”, en Poesía española, 2.ª época, n.º 128 (1963), págs. 17-23; F. Rico, El pequeño mundo del hombre. Varia fortuna de una idea en las letras españolas, Madrid, Castalia, 1970; J. Arce, Tasso y la poesía española, Barcelona, Planeta, 1973; C. Barbolani, “Entre el veglio stanco mondo de Tasso y el universo plural de Acevedo”, en Espacio geográfico/espacio imaginario. El descubrimiento del Nuevo Mundo en las culturas italiana y española, Cáceres, Universidad de Extremadura, 1993, págs. 227-233.
Cristina Barbolani