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Felipa Montoro Tapia

Biografía

Montoro Tapia, Felipa. Felipa de la Concepción. Salas de los Infantes (Burgos), 1600 – Monasterio de Santa Ana (Valladolid), 1655. Religiosa cisterciense (OCist.), mística.

Felipa fue hija de Francisco Montoro y de Beatriz de Tapia, vecinos de la villa de Salas de los Infantes. En el manuscrito de donde se extractan los datos se dice que oyó decir a su madre que cuando nació no daba señales de vida, pero ella —mujer de gran fe— la encomendó a la Virgen de la Peña de Francia (Salamanca) que le concediera vida al menos para recibir el bautismo. A los pocos años de vida, Felipa, perdió a sus padres. Se quedó al frente de la casa una hermana mayor, que la atendía a ella y a un hermano que estudiaba leyes. Con el tiempo la hermana se hizo religiosa franciscana y ella quedó en la casa con su hermano. Pero llegó un día en que éste contrajo matrimonio y ella se colocó de dama de honor en casa de los duques de Ciudad Real, en el mismo puesto que antes había ocupado su hermana, ahora religiosa. La duquesa estaba encantada con Felipa y tuvo una confidencia con ella. Llevaba varios años casada y no había logrado descendencia. Le pidió que la encomendara al Señor a fin de obtener sucesión para la casa. Se ha conservado el diálogo exacto que medió entre ambas: “Felipa, usted que es tan buena, pídale a Dios que me conceda un hijo. Señora: si le alcanzo un hijo, ¿meterame monja? Si Felipa, se lo prometo”.

 La duquesa concibió antes de un año y a pesar de ello se olvidó de la promesa, aun después de recibir un nuevo vástago. Llegado el momento de poder decidir su vida, en principio pensó ingresar en las clarisas, como su hermana, pero mediaron ciertas dificultades, y entonces ella acudió a consultar con Mariana de Escobar, persona con fama de santa. Le aconsejó que recorriera los diversos monasterios, y aquel que le pareciera más acorde con las ansiedades de su alma, lo escogiera para ingresar en él. De entre todos los que recorrió, ninguno le atrajo tanto como el de Santa Ana.

No consta la fecha exacta de su ingreso, pero se presume que fue en el verano de 1626, a juzgar por la de tu toma de hábito el 21 de diciembre. Tras un tiempo mostró gran valía al frente del noviciado. Pero sucedió que aquel trabajo que tenía que ejercer para formar debidamente a las jóvenes que iban llegando desgastó sus fuerzas de manera tan llamativa, que no tuvieron más remedio que librarla de él para que repusiera sus fuerzas y dedicara su vida al misticismo. Era el año 1655 cuando murió en olor de santidad.

 

Bibl.: D. Yáñez Neira, “Madre Felipa de la Concepción”, en Cîteaux, XXXVIII (1987), págs. 333-335.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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