Sotomayor, Pedro de. Córdoba, 1511 – Salamanca, 22.X.1564. Dominico (OP), teólogo, catedrático.
Era hijo de los marqueses de Pinto y Carracena. Ingresó en el convento dominicano de San Pablo de Córdoba hacia 1526. Hechos aquí con brillantez sus primeros estudios filosófico-teológicos fue escogido por la Provincia dominicana de Bética o Andalucía para perfeccionarlos en el Colegio de San Gregorio de Valladolid.
A su entrada consta haber jurado los estatutos del colegio el 1 de junio de 1533. Aquí tuvo como profesores a los maestros M. Cano y B. Carranza de Miranda. Terminados sus estudios en 1540, enseñó durante varios años en este colegio. El capítulo general de la Orden de Santo Domingo de 1542 le otorgó el grado de Bacaláureo o Presentado, que se da dentro de la Orden a los destacados en la enseñanza de la Teología.
El grado supremo en este campo es el de maestro, que le fue conferido en 1548. Debió de conocer en esos años, personalmente, al obispo de Chiapa Fray Bartolomé de Las Casas, que se establece en Valladolid y busca, y consigue, el apoyo de Sotomayor para su doctrina y su actividad en pro de los indios del Nuevo Mundo. Este problema lo vivieron intensamente los profesores de San Pablo y San Gregorio de Valladolid, pues en esta ciudad residía el Consejo de Indias y aquí venían toda clase de informes y quejas, y ante él no cesaban las presiones del citado Las Casas.
Durante algunos meses debió de enseñar también en el Estudio General dominicano de San Esteban de Salamanca, donde se fue preparando para las oposiciones a cátedra en la Universidad del Tormes. El 7 de marzo de 1551 el maestro de la Orden de Predicadores lo nombró regente primario de ese Estudio General.
Las oposiciones llegaron pronto. En la noche del 20 al 21 de marzo de 1551 falleció el catedrático de Vísperas de Teología, el maestro Gil de Nava, y P. de Sotomayor presentó su candidatura, venciendo la oposición. Lo atestigua puntualmente un alumno en sus apuntes, conservados en el Códice Ottoboniano Latino 1043a de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Estuvo regentando esta cátedra hasta 1560. En el mes de noviembre de este año murió Domingo de Soto, que tenía en posesión la Cátedra Principal de Teología, llamada de Prima, porque se impartían sus lecciones cuando tocaban al rezo de la hora canónica de prima en la catedral; duraba hora y media contra las lecciones de otras cátedras, que duraban una hora.
Los superiores ordenaron a P. de Sotomayor que se presentara a oponer para la Cátedra de Prima de teología vacante, que venía siendo de los dominicos sin interrupción desde hacía ochenta años. La fama de óptimo profesor, que se había ganado en el tiempo de su presencia universitaria, hizo que nadie se atreviera a oponérsele, con lo que quedó Sotomayor en propiedad de dicha cátedra.
Continuador de la Escuela Salmantina, creada por F. de Vitoria, supo apropiarse de los valores del Renacimiento, sin desprenderse por ello de lo más logrado del Escolasticismo. Reprende a los teólogos que atosigan a sus alumnos y lectores con argumentos racionalísticos, relegando a un lugar secundario los testimonios de la Sagrada Escritura. El camino es justamente el contrario: lo primero para el buen teólogo son los testimonios vivos de la Revelación o Palabra de Dios, sin rechazar por completo la ayuda de los argumentos racionales, para hacer lo más asequible posible los misterios que la Escritura encierra. En eso consiste precisamente la ciencia teológica, cuyas conclusiones son sólo explicitaciones de lo afirmado categóricamente en la Revelación. Pone este ejemplo: “del artículo de fe que enuncia que hay en Dios tres Personas en una misma esencia o naturaleza, el teólogo deduce que hay en Dios tres relaciones que son las que distinguen una de otra a las tres Divinas Personas” (Ms. 83 de San Isidoro de León, fol. 7v.).
Bartolomé de Medina y Domingo Báñez, que asistieron a sus clases lo colman de elogios. Su obra literaria- escolar quedó manuscrita, y de ella se servirán sus sucesores y otros, que lograron copias de sus lecciones y comentarios. Su discípulo, D. Báñez, en el prólogo al comentario a la primera parte de la Suma de Teología de Santo Tomás de Aquino, nos ofrece esta semblanza: “Debo hacer memoria del sapientísimo maestro fray Pedro de Sotomayor, cordobés, de familia ilustre. Lo tuve de profesor en mi último año del curso teológico, cuando consiguió en 1551 la cátedra de Vísperas.
Fue amado de Dios y de los hombres y muy buen pedagogo para los estudiantes. Estuvo dotado de gran facilidad de palabra y de gran agudeza de ingenio”.
Bartolomé Carranza de Miranda sintió por él un alto aprecio, de modo que en 1550, siendo Sotomayor regente del Colegio de San Gregorio de Valladolid, en carta al secretario imperial lo propuso como muy indicado para el obispado vacante de Canarias.
De él dice que “es noble, letrado y gran siervo de Dios”. La balanza de la mitra canaria se inclinó a favor de M. Cano. Siendo Carranza arzobispo de Toledo, cuando comenzaba la Inquisición su actividad contra la persona de este prelado, quiso tener junto a sí, para su consueto, a P. de Sotomayor, que lo acompañó hasta Torrelaguna donde fue apresado el arzobispo por la guardia inquisitorial. Hombre de fuerte vida cristiana interior, no dudó en salir por la inocencia de su profesor y maestro de espiritualidad en el proceso del Santo Oficio contra el arzobispo Carranza.
La fecha del entierro de Sotomayor en la antigua sala capitular del Convento de San Esteban está puntualmente indicada en la cédula de convocación a “claustro de consiliarios” por el rector para el día siguiente. Dice: “hoy dicho día le han enterrado”. Y está fechada la cédula el 22 de octubre de 1564.
Obras de ~: Commentarium in Primam Partem Sancti Thomae (ms. 709 de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca); Commentarium in Primam Partem... (códice 3851 de la Biblioteca Nacional de Lisboa; cód. 66, Biblioteca de la Universidad de Oviedo, desparecido en quema de 1934; cód. 83, Biblioteca de la Real Basílica de S. Isidoro de León; cód. 111 de la Biblioteca Pública de Bourges; cód. 25, Bibl. del Patriarca, Valencia); In Primam Secundae Commentaria luculentissima (cód. Vat. Lat. 4634, Biblioteca Apostólica Vaticana); Commentaria in Primam Secundae (cód Ottob. Lat. 563, Biblioteca Apostólica Vaticana); Super Secundam Secundae Sancti Thomae (ms. Ottob. Lat. 397, Bibl. Apostólica Vat.); Super Secundam Secundae (ms. Ottob. Lat. 1009 de id.; cód. 333-53-1, fols. 251-445, Biblioteca de la Universidad de Sevilla; cód. 26, Biblioteca del Patriarca, Valencia); Commentaria super Tertiam Partem Divi Thomae (cód. 21, Biblioteca del Patriarca, Valencia; cód. 21, de la misma Bibl.; cód. 26, de la misma Bibl.); Commentaria In Tertiam Partem, (cód. Ottob. Lat. 1056, Biblioteca Apostólica Vaticana).
Bibl.: J. Cuervo, OP, Historiadores del Convento de San Esteban..., t. I, Salamanca, Impr. Católica Salmanticense, 1914, págs. 259-261, 556-558 (t. II, Salamanca, págs. 652, 670 y 671); G. de Arriaga-M. M.ª Hoyos, Historia del colegio de San Gregorio de Valladolid..., t. II, Valladolid, Tip. Cuesta, 1930, págs. 89-93; F. Ehrle, Los Manuscritos Vaticanos de los Teólogos Salmantinos del siglo xvi. Primera edición española corregida y aumentada a cargo del Padre J. M. March, S. J., Madrid, Estudios Eclesiásticos, 1930, págs. 81-83; V. Beltrán de Heredia, OP, “Los manuscritos de los Teólogos de la Escuela Salmantina”, en Ciencia Tomista, 42 (julio-diciembre de 1930), págs. 336-337; El antiguo Capítulo conventual de San Esteban, panteón de religiosos insignes, Salamanca, Gráf. Núñez, 1951, págs. 13-15; L. Martínez Fernández, Sacra Doctrina y Progreso Dogmático en los “Reportata” inéditos de J. de Guevara, dentro de la Escuela de Salamanca, Vitoria, Editorial Esset, 1967, págs. 252-261 (dedicadas a P. de Sotomayor); Fuentes para la Historia del Método Teológico en la Escuela Salmantina. Tomo II, Granada, Facultad de Teología, 1973, págs. 7-87 (presenta y edita la cuestión 1.ª de su Comentario a la Primera Parte de Santo Tomás, según el Cód. 709 de la Bibl. Univers. de Salamanca); J. I. Tellechea Idígoras, Tiempos recios. Inquisición y heterodoxias..., Salamanca, Ed. Sígueme, 1977, cita a P. de Sotomayor muchas veces; L. Pereña et al., Juan de la Peña. De bello contra insulanos. Intervención de España en América..., I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1982, págs. 605-612 (texto de P. de Sotomayor contra la esclavitud); J. Belda Plans, La Escuela de Salamanca y la renovación de la teología en el siglo xvi, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000, págs. 760-762; G. Díaz y Díaz, Hombres y Documentos de la Filosofía Española, volumen VII, S-Z, Madrid, CSIC, Instituto de Historia, 2003, pág. 375.
Ramón Hernández Martín, OP