Velarde y Villa, Pedro. Santillana del Mar (Cantabria), p. t. s. XVI – ?,
Procedente de una familia arraigada en la cántabra localidad de Santillana del Mar, sus padres fueron Rodrigo Fernández Velarde y María Fernández de Villa, también naturales del municipio.
Tras su paso como provisor en los obispados de Burgos, Palencia, Salamanca y Cuenca, fue nombrado presidente del tribunal del Santo Oficio en Toledo.
Esto, unido a su cercanía al inquisidor general, Diego de Espinosa, le sirvió para conseguir un hueco en el Consejo de Inquisición, al que entró en 1572. Velarde fue, precisamente, el último promocionado por Espinosa para el Consejo de
Después de la muerte de Espinosa, en septiembre del mismo 1572, y la llegada de Gaspar de Quiroga a la cúspide del Santo Oficio, Pedro Velarde intentó acercarse al nuevo inquisidor general.
En este sentido, en agosto de 1574, fue enviado como visitador a
Por otra parte, el nombramiento como obispo de Salamanca de Francisco de Soto Salazar, Comisario general de Cruzada, provocó que Pedro Velarde fuera elegido para dicho cargo, en abril de 1576. Debido a que ambos oficios eran incompatibles, dejó el Consejo de Inquisición, y, aunque conservó el título, no así el salario.
Un año después, en 1577, fue nombrado canónigo y capiscol de la iglesia de Toledo, gracias a la intermediación de Quiroga frente al rey Felipe II.
Pese a todo, su influencia en todo lo relativo al Consejo de Cruzada fue más que limitada y, en mayo de 1578, comenzó su caída de la corte filipina. Un viaje que tuvo que realizar a Toledo para atender a sus obligaciones eclesiásticas en dicha ciudad, fue utilizado por Mateo Vázquez para lograr que el rey designase a Hernando de Vega como comisario de Cruzada durante la ausencia de Velarde.
En noviembre de ese mismo año, se inició una visita al Consejo de Cruzada debido a una acusación contra el propio Velarde sobre unas supuestas irregularidades en los ingresos provenientes de las gracias inquisitoriales, y que llevó a cabo el propio Hernando de Vega. Tras ello se escondía una lucha de poder entre las facciones “papista”, a la que pertenecía Velarde, y “castellanista”.
A partir de septiembre de 1579, intentó mediar para conseguir una salida pactada del Consejo y que le permitiera mantener unos ingresos económicos suficientes para preservar su nivel de vida. De esta forma, se puso en contacto con el rey para conocer las acusaciones que se habían hecho contra él con el objetivo de defenderse, a la vez que le solicitaba un oficio con el que pudiera marcharse de
Finalmente, en mayo de 1582, se le pedía que abandonase
Fuentes y bibl.: F. J. Garma Duránm, Teatro universal de España. Descripción eclesiástica y secular de todos sus reynos y provincias, en general y particular, vol. IV, Madrid, Imprenta de Mauro Martí, 1751; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de
Paris González-Albo Manglano