Salazar, Cristóbal de. ?, p. t. s. XVI – 1563. Consejero de Inquisición.
Poco se sabe de los primeros años de su vida hasta 1544, cuando opositó para conseguir la canonjía de la catedral de Granada, cargo que ocupó desde el 15 de octubre de ese mismo año.
Desde pronto, estuvo ligado a
Fue, precisamente, en Murcia donde comenzó su particular cruzada contra los judeoconversos y los moriscos, usando duros interrogatorios y torturas para conseguir las delaciones que requería.
Debido a un brote de peste, Cristóbal de Salazar tuvo que huir de Murcia, refugiándose en la ciudad albaceteña de Hellín, concretamente en la casa de un tal Miguel Mateo. Este hombre tenía una hija, Catalina López, viuda y de unos 30 años. Salazar comenzó una relación con la joven, de lo que se percataron algunos de sus adversarios políticos, como Lope Chinchilla, que aseguraban haberlos visto juntos presenciando corridas de toros.
Durante una discusión en una partida de cartas entre ambos, Lope Chinchilla mencionó la relación del clérigo con Catalina López, lo que provocó que Salazar se enemistara con él y ordenase su detención, acusándole de judeoconverso. Lope Chinchilla acabó quemado en septiembre de 1560.
A partir de ese momento, comenzó una importante persecución contra los grupos de judeoconversos de Lorca y Murcia. Salazar investigó los ancestros de algunos de los personajes más importantes de esas localidades, como Diego Hernández, el cobrador de impuestos, y llegó a acusar al inquisidor de Sevilla, Andrés Gasco, de mantener prácticas judías tras convertirse.
El modus operandi de Salazar se basaba en la introducción de espías en las cárceles para influir en las declaraciones de los inculpados, las torturas o las delaciones de amigos y familiares de los acusados.
Todo ello provocó la puesta en marcha de una Junta en Toledo por parte del Consejo de Inquisición con el objetivo de investigar los juicios y las formas en que se desarrollaron los mismos. No se conoce el número exacto de personas a las que se condenó y ejecutó durante el mandato de Salazar debido a la pérdida de la documentación, aunque se sabe que, en 1562, fueron quemados diecinueve judaizantes y dos moriscos.
El
Su pertenencia al Consejo del Santo Oficio y su amistad con el inquisidor general, además de su repentina muerte, acaecida en 1563, permitieron que eludiera sus cargas tras su actuación en Murcia.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Inquisición, 2104, exp. 1.
J. Contreras, “Aldermen and Judaizers: cryptojudaism, counter reformation, and local power”, en Culture and Control in Counter-Reformation Spain, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1992, págs. 93-123; M. Peña Díaz, “Notas sobre
Paris González-Albo Manglano