Arenillas de Reynoso, Hernando. ?, p. m. s. xvi – 1601 post. Secretario del Consejo de Inquisición.
Canónigo de la catedral de Sevilla, el 4 de marzo de 1566 fue nombrado relator del Consejo de Inquisición. Sirvió este cargo hasta diciembre de 1578, cuando fue proveído con una plaza de fiscal del Consejo. Estuvo vinculado a Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, conde de Chinchón, quien, mientras se iba convirtiendo en un gran patrón cortesano, le protegió en su carrera en la Inquisición, aunque no por ello Reynoso dejó de mantener buenas relaciones con Mateo Vázquez y con otros miembros de la facción “castellanista”. Fue intermediario entre Chinchón y Gaspar de Quiroga, inquisidor general, en los intentos de éste por superar su postergamiento político tras la caída en desgracia del partido “papista”.
Su actividad en la Inquisición adquirió nueva relevancia a raíz de los intentos de Felipe II por condenar a Antonio Pérez, huido a Aragón, a través del Santo Oficio, ya que los informes enviados desde Zaragoza fueron calificados por Arenillas y por el confesor Chaves. En agosto de 1591 fue nombrado secretario real y a los pocos días secretario del Consejo de Inquisición. Comenzó a ejercer sus funciones en la junta que Felipe II mandó convocar bajo la presidencia de Quiroga para decidir cómo actuar ante los sucesos de Zaragoza.
Los cambios sucedidos en los últimos años de la vida de Felipe II, con la influencia de nuevos patronos cortesanos y la pérdida de poder de otros, dejó un tanto desprotegido a Arenillas, que en 1597 vio cómo Pedro Portocarrero, nuevo inquisidor general, y los consejeros de Inquisición, le denegaban su petición de asistir como secretario real a las sesiones de la Suprema. Su participación en ellas habría de quedar restringida a las atribuciones que le confería el título otorgado en tiempos de Quiroga como secretario del Consejo, no pudiendo hallarse en calidad de secretario real si no era por mandato explícito del Monarca o por requerimiento de los miembros de la Suprema. También hubo de prestar su ayuda a su hermano, Alonso Ximénez de Reynoso, inquisidor de Córdoba, que había sido suspendido de su cargo como consecuencia de una visita a ese tribunal. Con todo, permaneció activo en sus funciones incluso tras la muerte de Felipe II, pues hasta 1601 no se nombró a su sustituto.
Bibl.: J. Martínez Millán y T. Sánchez Rivilla, “El consejo de Inquisición: (1483-1700)”, en Hispania Sacra, n.º 73, vol. XXXVI (1984), pág. 91; H. Pizarro Llorente, “Hernando Arenillas de Reynoso”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 325-326.
Alejandro López Álvarez
