Díez Canseco y Berjón, Laureano. León, 7.VII.1860 – Madrid, 1930. Jurista, catedrático de Historia del Derecho de la Universidad Central de Madrid.
Eminente jurista experto en Historia del Derecho español medieval. Su familia, sencilla y aldeana, pero acomodada y culta, le permitió sumergirse en la lectura desinteresada durante largos años, hasta convertirse en un hombre de vasta cultura y saber enciclopédico.
En palabras de uno de sus discípulos, Blas Ramos, su sabiduría “era ilimitada y apenas existía una disciplina científica por la que no se interesase”, aunque se inclinó especialmente por la filosofía y el derecho. Vivió toda su vida como un estudiante. Fue desordenado y descuidado. Conversador admirable, de ingenioso y con sentido del humor.
Cursó el bachillerato, con Premio Extraordinario, en el Instituto Provincial de León. Estudió Derecho en la Universidad de Valladolid y después se trasladó a Madrid para hacer el doctorado, grado que alcanzó el 26 de junio de 1889. Desde 1900 enseñó en la Universidad de Valladolid, en la cátedra de Derecho Natural, donde formó alumnos destacados, como el ya citado Blas Ramos Sobrino y Galo Sánchez. Fue vicerrector de la universidad los años 1901-1902. En 1904 fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios: estuvo en Francia y, después, en Alemania y Austria. En 1905 pasó otros cinco meses en Berlín. El 5 de marzo de 1911 se publicó en la Gaceta de Madrid su nombramiento como catedrático de Historia General del Derecho español, en la Universidad Central de Madrid. En 1928 fue nombrado vocal de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria.
Fue director nominal de la revista Anuario de Historia del Derecho español, elegido con acierto, según Ramón Carande, por quien realmente la dirigía —que era Claudio Sánchez Albornoz—. Autor de muy pocos escritos, los de Díez Canseco son, en definición de Carande, raros y breves y, por ello, su autor merecería la consideración de ágrafo. Ramón Carande lo define como “maestro doctísimo”, “conversador luminoso”, “hombre de paso tardo y de pensamiento incisivo”. Claudio Sánchez Albornoz lo califica como “maestro excepcional de veras, cuyo genio histórico y filosófico quedó malogrado por un abandono increíble, un desprecio total del reloj y un escepticismo socarrón, que quizá fuese consecuencia de su propio genio crítico, más que de su temperamento, y que, sin duda, era resultado de su propia aristocracia intelectual.
En uno de sus pocos documentos escritos, el discurso inaugural del curso 1908-1909 de la Universidad de Valladolid, puso de manifiesto su visión crítica de la universidad española y reclamó para ella un sistema racional de selección del profesorado y una organización adecuada a la esencia de la universidad. Quería que la enseñanza y la investigación fueran las dos caras de una misma moneda, y abogaba por que los catedráticos, en vez de “contar” a sus alumnos lo que sabían, colaboraran con ellos mostrándoles el camino a seguir después de prepararlos para recorrerlo. Díez Canseco era un entusiasta admirador de la universidad alemana y de la antigua vida universitaria española. Defendía que la universidad debía ser el supremo establecimiento de la cultura nacional y lugar de convivencia de profesores y alumnos, objetivos ambos alcanzados por la universidad alemana de su tiempo y por las europeas de la Edad Media. El objetivo esencial del profesor universitario debía ser la investigación, aunque su existencia se justificara socialmente por la enseñanza. En realidad ambas actividades constituían, en su opinión, las dos caras de una misma moneda y no podían separarse, puesto que la investigación capacitaba para la enseñanza.
Dejó escritas notas brillantes sobre los orígenes del concejo, el fuero de León y la función preponderante del Derecho consuetudinario como medio de introducir la conciencia jurídica del pueblo en la investigación histórica, entre otras cuestiones.
Obras de ~: Función de la Universidad en la vida social: discurso leído en la Universidad de Valladolid en la solemne inauguración del curso académico de 1908 a 1909, Valladolid, Tipografía y Casa Ediorial Cuesta, 1909; “Sobre los Fueros del Valle de Fenar, Castrocalbón y Pajares (Notas para el estudio del Fuero de León)”, en Anuario de Historia del Derecho Español (1924), págs. 337-381.
Bibl.: F. de Cossío, Confesiones. Mi familia, mis amigos y mi época, Madrid, Espasa Calpe, 1959; R. Blas, Necrología de Canseco, Málaga, 1967; R. Carande, “Laureano Díez Canseco”, en Galería de raros atribuidos a Regino Escaro de Nogal, Madrid, Alianza Editorial-Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1982, págs. 87-120; C. Gimeno Presa, El pensamiento filosófico jurídico de Laureano Díez Canseco y su escuela, Universidad de León: Secretariado de Publicaciones, 1995.
Elena San Román López