Forcada, Antonio. Nuez de Ebro (Zaragoza), 22.III.1701 – Misión de San Ignacio Miní (Argentina), 30.VI.1767. Misionero jesuita (SI) y arquitecto.
Había entrado en la Compañía de Jesús como hermano coadjutor temporal en la provincia de Aragón, aunque no existe unanimidad acerca del momento en que lo hizo. Furlong indica que esto ocurrió en septiembre de 1735. No se sabe si su formación como arquitecto se produjo antes o después de su entrada en el instituto ignaciano. Según el catálogo de la provincia de Aragón, figuraba como arquitecto entre 1737 y 1740 en los colegios de Onteniente y Gandía, en el reino de Valencia. Ejerció este oficio de arquitecto, muy propio de hermanos coadjutores, en diversas casas de la provincia de Aragón. Se sabe que trazó los planos del colegio de Tarazona, en marzo de 1741, y participó en las obras de la residencia de Alagón, prosiguiendo en las de Gandía.
Sus superiores le destinaron a la provincia de Paraguay, un viaje que fue estudiado cuidadosamente.
En julio de 1742, había encargado a los que estaban preparando el cargamento de la expedición que no olvidasen los “hierros para equipar y surtir enteramente doce albañiles y seis canteros”, con los que llevar a cabo las construcciones que habría de dirigir en el Río de la Plata. Todavía continuaría algún tiempo en la provincia de Aragón y, en noviembre de 1743, inició su viaje hacia la Corte madrileña, formando ya parte de la provincia jesuítica del Paraguay. Antes había realizado el proyecto del seminario de nobles de Calatayud, el cual abrió sus puertas en 1752. No perdió tiempo mientras esperaba su embarque, pues aprendió en El Paular (Segovia) la fabricación de papel en mayo de 1744. Arribaba a El Puerto de Santa María en septiembre de ese mismo año, iniciando su destino hacia la provincia del Paraguay, desde marzo de 1745. Una espera que había sido ocasionada por la guerra con Gran Bretaña, que trascurrió entre 1739 y 1748, y que motivó también el retraso del embarque de las fundadoras brígidas del convento que habrían de establecer en la ciudad de México. Los superiores de aquella expedición fueron los padres Juan José Rico y Diego Garvia y alcanzaron Buenos Aires el 15 de julio de 1745. Formaba parte de la misma el famoso matemático y explorador el padre José Quiroga.
Según Storni, en octubre de 1749, realizaba sus últimos votos.
Furlong, en 1959, indicaba que resulta difícil detallar en qué obras participó Forcada en América. Norberto Levinton parece tenerlo más claro en 1999. Su presencia demostraba la influencia que la arquitectura española iba a tener en el modo de proceder en lo que a construcción jesuítica se refería en las Indias. Las influencias anteriores habían sido italianas con los hermanos Prímoli y Bianchi, sucediéndoles los alemanes como Sepp y Graus, para mostrarse en los comienzos de la segunda mitad del siglo xviii claramente española, gracias a los trabajos del hermano Forcada.
Levinton mostró con detalle las supuestas intervenciones de este arquitecto, primero en el colegio de Santa Fe en 1746, mientras que Furlong mencionaba seguidamente la construcción de aposentos para misioneros, oficinas, almacenes, depósitos y cuartos para los indios. Pudo entregar los proyectos de colegio e iglesia para los terrenos que los jesuitas habían comprado en 1749 en Montevideo. Posteriormente, trabajó en uno de los grandes complejos jesuíticos como era el de Córdoba de Tucumán. Fue requerido, igualmente, para las reducciones de los guaraníes, en los años previos a la expulsión, entre 1759 y 1767.
Trazó el plano completo de la mencionada Universidad cordobesa, pero colaboró en la proyección de las iglesias de San Ignacio Miní, San Ignacio Guazú y Jesús, los tres templos de reducciones. Para esta última iglesia utilizó piedras rosadas de las canteras de Cambia, contando para su culminación con tres mil constructores, además de los canteros guaraníes.
Bibl.: P. Hernández, Organización social de las doctrinas guaraníticas, vol. I, Barcelona, Gili Editores, 1913, pág. 360; J. Guiria, Apuntes de arquitectura colonial argentina, Montevideo, Imprenta del Siglo Ilustrado, 1941; G. Furlong, “Arquitectura religiosa colonial”, en Archivum, 1 (1943), págs. 450-471; P. Pastells, Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia y Brasil), según los documentos originales del Archivo General de Indias, vol. 7, Madrid, Imprenta Viuda de Prudencio Pérez de Velasco, 1948, pág. 582; P. Gruñón, Un plano histórico de la Universidad, Córdoba, Universidad, 1957, págs. 8-9; G. Furlong, “Algunos planos de iglesias y colegios de la Compañía de Jesús en España”, en Archivum Romanum Societatis Iesu, 28 (1959), págs. 205-208; H. Storni, Catálogo de los jesuitas de la Provincia del Paraguay, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1980; C. McNaspy y J. M. Blanch, Las ciudades perdidas del Paraguay, Bilbao, Universidad de Deusto, 1988, págs. 75-84; N. Levinton, “El aporte mudéjar del hermano Forcada a la arquitectura de Córdoba”, en Jesuitas, 400 años en Córdoba, Congreso Internacional, Córdoba-Argentina, Universidad Nacional de Córdoba, Católica de Córdoba y Junta Provincial de Historia de Córdoba, 1999, págs. 187- 200; P. Caraman, C. J. McNaspy, “Forcada, Antonio”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. II, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 1484-1485.
Javier Burrieza Sánchez