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Juan Bautista Sicardo

Biografía

Sicardo Martínez, Juan Bautista. Madrid, c. 1638 – Nápoles (Italia), 1717. Agustino (OSA), predicador real, moralista, consultor y teólogo de la Nunciatura Apostólica en España.

Fueron sus padres Juan Bautista Sicardo, natural de Pigna, en el Piamonte italiano, y Clara Martínez del Río. Juan Bautista, hermano de José Sicardo, arzobispo de Sassari (Cerdeña), ingresó también en la Orden de San Agustín, para profesar en el convento de Salamanca el 19 de enero de 1654, en manos del maestro Martín de Montalvo Calderón (muerto en 1669), entonces prior del convento y después obispo de la Iglesia.

Una vez concluidos los estudios eclesiásticos fue promovido a lector, grado que figura en la portada de un sermón publicado en México en 1660, predicado en dicha ciudad la festividad de San Jerónimo.

Se ignoran los motivos y circunstancias que llevaron a Juan Bautista Sicardo a México. La estancia en Nueva España fue corta, pues en 1666 ya se encuentra en España, en Valladolid, en cuya iglesia catedral predicó un sermón. En el convento agustino de esta ciudad enseñó Filosofía y Teología. En 1668 se presentó voluntario para irse a México, con el fin de llevar a efecto la alternativa de los religiosos españoles en el gobierno de la provincia mexicana. De Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) salió el 14 de julio de dicho año 1668 para desembarcar en el puerto de Veracruz el 22 de septiembre. En la ciudad de México predicó en la cuaresma de 1669, siendo admirado por sus dotes oratorias. Sin embargo, el objetivo por el que había sido enviado al Nuevo Mundo, esto es, el establecimento de la alternación en la provincia mejicana, no pudo llevarse a término porque salió un auto de fecha 1 de enero de 1669 por el que se notificaba a los agustinos españoles que regresasen a España. La alternativa quedaba sin efecto mientras la Corte de Madrid no se pronunciase. Los españoles estuvieron representados por Juan Bautista Sicardo y por parte de los criollos fueron comisionados, Diego de Aguiar y Jerónimo de Colina. En el Consejo prevalecieron los informes de Sicardo, por lo que se decidió solicitar al papa y al prior general de la Orden Agustiniana los mandatos pertinentes para seguir con la alternativa en el gobierno de la provincia de México. El rey Carlos II dio las instrucciones oportunas para que lo acordado se cumpliera.

Una vez finalizado este asunto en Madrid, Sicardo fue nombrado lector de Prima de Teología del Colegio San Agustín de Alcalá de Henares. En 1677 ya era lector jubilado y teólogo consultor de la Nunciatura Apostólica en España. Algunos años después alcanzó el magisterio en Teología. En representación de la provincia de Michoacán asistió al capítulo general de la Orden agustiniana, celebrado el 20 de mayo de 1679, en la ciudad de Roma. Fue recibido por Inocencio XI, quien además de coincidir con las opiniones vertidas en su libro titulado Breve resumen de la disposición, reverencia y pureza con que deben llegar los fieles a recibir el Santísimo Sacramento del Altar (Alcalá, 1673), hecho que también llegó a ofrecer por escrito, el mismo Pontífice recomendó la obra de Sicardo a la Sagrada Congregación del Concilio. El capítulo séptimo va dirigido a impugnar las doctrinas de Manuel Calascibetta, recogida en su obra Exhortación devota a la comunión cotidiana (Madrid, Imp.

Bernando de Villa-Diego, 1671).

La provincia de Castilla le nombró prior de los conventos de Segovia, Salamanca y Burgos. Carlos II le nombró predicador real. Y hacia 1689 volvió a Roma como asistente general de las provincias agustinianas de España e Indias, cargo que ejerció en dos ocasiones, una por elección de la Orden y la segunda por nombramiento de Inocencio XI. En 1693 fue sustituido en el cargo de asistente general por Bernabé de Castro, entonces provincial de Castilla, y a quien Sicardo sucedió en el gobierno de la provincia con el título de rector provincial. Dos años más tarde regresará nuevamente a Roma, en compañía de su hermano José Sicardo, por motivo de un litigio promovido durante su residencia en el Convento de San Felipe el Real de Madrid. Fue “electus Episcopus Civitatis a Sanctissima Trinitate, de Buenos Ayres” por Felipe V, a tenor del informe favorable de su confesor de fecha 15 de abril de 1704, si bien las bulas de su nombramiento no llegaron a emitirse, quedando sin efecto su nombramiento. El motivo no fue otro que por mostrarse partidario del archiduque Carlos de Austria, pretendiente al Trono de España, dando pie a que se le acusase de ser contrario a los intereses de los Borbones.

En el convento de Toledo estuvo Sicardo en 1708, donde llegó a ser nombrado examindor sinodal de la diócesis de Toledo. Sin embargo, por su carácter recio continuaba dando muestras de su apoyo a Carlos de Austria, por lo que fue desterrado a sesenta leguas de la Corte. Como ya era anciano y lleno de achaques consiguió que le conmutasen la sentencia por el traslado al Convento de San Pablo de los Montes (Toledo).

En 1710 le autorizaron para desplazarse a Barcelona, adonde se encontraba su hermano de sangre y hábito, José Sicardo, arzobispo de Sassari, y cuando a éste le autorizaron el 30 de abril de 1711 regresar a su diócesis, le acompañó Juan Bautista. Tras el fallecimiento del arzobispo Sicardo, enero de 1715, y encontrándose Juan Bautista sin recursos para volver a su provincia de Castilla, se dirigió a Nápoles, y aquí falleció el año 1717 en el Colegio de la Esperanza o de los Españoles.

La doctrina teológica y moral de Juan Bautista Sicardo presenta los valores tradicionales de la Iglesia en esta época. A los fieles cuando tenía ocasión les predicaba, mostrándoles sus dotes oratorias, y a los lectores de sus abundantes escritos literarios, no todos impresos, les sorprendía por su vasta erudición y correcta dicción.

 

Obras de ~: Sermón de San Lorenzo, predicado en el día de su fiesta en el convento de San Lorenzo de México, México, c. 1660; Sermón en alabanzas del máximo doctor de la Iglesia San Jerónimo, México, Imp. Juan Ruiz, 1660; Sermón en la solemne octava, que la Yglesia Catedral de Valladolid celebró al Santísimo Sacramento del Altar. Este año de 1666, Valladolid, Imp. Bartolomé Portoles, 1666; Sobre la alternativa de los agustinos en México, Madrid, 1670; Breve resumen de la disposición, reverencia y pureza con que deben llegar los fieles a recibir el Santísimo Sacramento del Altar. Impugnando a los autores que en estos tiempos defienden, aconsejan y predican ser útil, conveniente, y provechosa la comunión cotidiana generalmente a todas las personas legas, de cualquier estado, oficio y ocupación que sean, aunque les falta el fervor de la caridad y la devoción actual, como carezcan de culpa mortal, Alcalá, Imp. Nicolás Xamárez, 1673; “Sermón de la primera dominica de Cuaresma. Las tentaciones”, en Quaresma Complutense, Alcalá, 1674, págs. 48- 63; Oración fúnebre en las sumptuosas honras que de orden de nuestro Revmo. P. M. Fr. Alonso Villarroel, predicador de S. M. Y provincial desta provincia de Castilla, hizo el Real Convento de San Agustín, nuestro Padre, de Alcalá, al Ilmo. y Rvmo. Sr. D. Fr. Francisco de Gamboa, arzobispo de Zaragoza, asistiendo el concurso de la Universidad y sagradas religiones, Alcalá, Imp. Nicolás Xamárez. Alcalá, 1674; General ruina, que en todos estados padece el mundo por el vicio de la murmuración. Ponderase su gravedad con doctrinas y ejemplos, y se proponen los castigos de la Divina Justicia contra este pecado, Alcalá, Imp. Francisco García Fernández, Alcalá, 1675; Juicio moral, que hace de las galas, escotados y afeites de las mujeres, Madrid, Imp. Francisco Sanz, 1677; La verdad acrisolada, que triunfa de la ignorancia más perjudicial, por irreverente, que ha escrito un autor moderno, pretendiendo persuadir a todos los fieles la frecuencia cotidiana de la Sagrada Comunión, sin obediencia al confesor, sin devoción actual, sin fervor de caridad, ni ejercicio de virtudes. Sale a la defensa de la reverencia y veneración con que se ha de recibir cada día el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, ed. de J. Salinas, Alcalá (?), 1678; Carta apologética a José de Gavarri, respondiéndole al punto de la frecuencia de la comunión cotidiana, que tocó el dicho padre predicador en la cuestión que imprimió en Cádiz, sobre si pecan mortalmente las mujeres, que ahora van escotadas, Alcalá (?), 1678; Sermones panegyricos, Salamanca, 1678; Quaestio de stipendio missae, Matriti, 1682; Juicio regular que deben observar los prelados, especialmente los de la Orden de Nuestro Padre San Agustín, cuando proceden como jueces en la causa de sus súbditos, Burgos (?), 1686 (?);Voto theologico acerca de la unión y confederación que España tiene hecha con los herejes contra el rey cristianísimo de Francia, Madrid, 1694; “Sermón que predicó en el tercer día de la Fiesta de nuestro Padre San Juan de Dios. Madrid, Convento de San Felipe el Real, 23 de mayo de 1694”, en Laudos panegíricos en la solemne canonización del glorioso patriarca San Juan de Dios, Madrid, 1694, págs. 88-101; Gemitus peccatoris ad Deum pro opportunitate temporis recitandi a Sacerdotibus ante, vel post Missam et ab aliis devotis, pro singulis diebus septimanae, Matriti, 1705 (Neapoli, 21715); Oratio in obitu augustinssimi Caesaris Ioseph hujus nominis primi fratris nostri potentissimi Caroli Tertii Hispaniarum, Bohemiae et Hungariae Regis Catholici, Barcelona, Typ. Josephi Llopis, 1711; “Aprobación. Madrid, 5 de septiembre de 1687”, en F. Valverde, Vida de Jescuchristo, nuestro Señor, I, Madrid, Imp. Herederos de Agustín de Gordejuela, 1754; Allegatio juris pro voto R. P. M. Fr. Joannis Baptista Sicardo super dubio naturalitatis P. Magistri Domínguez, s. l., s. f.; Informe sobre el derecho de nombrar vicarios, s. l., s. f.; Sermón de Santa Ana, s. l., s. f.; Sacrum viridarium ex floribus Sacrae Scripturae, et Sanctorum Patrum, s. l., s. f.

 

Bibl.: M. Vidal, Agustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de San Augustín N.P. de dicha ciudad, II, Madrid, Imp. Eugenio García, 1758, págs. 210-211; J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars altera in qua agitur de augustinianis episcopis externis qui floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam ab Alexandro IV anno MCCLVI. Accedit appendix de Procuratoribus generalibus ejusdem Ordinis, Romae, Typ. Bernardi Moroni, 1875, págs. 148-149; T. López Bardón, Monastici Augustiniani R.P. Fr. Nicolai Crusenii continuatio atque ad illud additamenta sive Bibliotheca Manualis Augustiniana in qua breviter recensentur Augustinenses utriusque sexus virtute, litteris, dignitate ac meritis insignes ab anno 1700 usque ad 1800, III, Vallisoleti, Tip. J. E. de la Cuesta, 1916, págs. 107-109; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, VII, Madrid, 1925, págs. 507-516; A. M. de Castro, Misioneros agustinos en el Extremo Oriente, 1565-1780. (Osario Venerable. Año de 1780, ed. M. Merino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1954, págs. 211-212; F. Herrero Salgado, La oratoria sagrada en los siglos xvi y xvii. IV. Predicadores agustinos y carmelitas, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2004, pág. 562.

 

Rafael Lazcano González

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