Vega, Cristóbal de. Alcalá de Henares (Madrid), 1510 – ?, 1573. Escritor de libros de medicina, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá y médico de cámara del príncipe Carlos.
Con relación a su lugar de nacimiento, aunque la villa de Peñalver (Guadalajara) también reclama su cuna, si se ha de creer el propio testimonio de Cristóbal de Vega y éste no es mendaz, debe admitirse como cierta su naturaleza alcalaína. Realizó los estudios de artes en la Universidad de Salamanca, obteniendo en 1525 el título de bachiller y probablemente el de licenciado en 1528, pues también pudo haber alcanzado dicho grado, ya de vuelta, en la Universidad de Alcalá. Sea como fuere, no se tienen datos documentales que apoyen estos dos últimos asertos. Cursó los de Medicina en la facultad correspondiente de la Universidad de Alcalá de Henares, convirtiéndose en bachiller en Medicina el 30 de abril de 1530, en licenciado el 16 de noviembre de 1533 y, finalmente, en doctor el 30 del mismo mes y año. Durante esos estudios, Cristóbal de Vega fue colegial del de la Madre de Dios: el más ilustre de los colegios de Alcalá, después del de San Ildefonso.
Entre los colegiales del primero se cuentan los que iban a ser los más ilustres catedráticos de la Facultad de Medicina: los que constituyen el famoso trinomio de humanistas médicos: Mena, Valles y el propio Vega. Es de suponer que, ya graduado, ejerciera la Medicina hasta 1545, cuando ganó la cátedra universitaria, y no sólo en Alcalá de Henares, sino también en Medinaceli (Soria).
Cristóbal de Vega casó con María de Salas y tuvo tres hijos. Sin embargo, en el acta del primero de ellos, Estebanica, no consta el nombre de la madre, por lo que podría pensarse que fuese una hija natural del padre. En tal caso, habría contraído matrimonio entre 1538 y 1541, cuando frisaba la treintena. El matrimonio vivía en una casa ubicada en la alcalaína plaza del Mercado.
Seguramente, el doctor Vega haría compatible su dedicación al ejercicio médico, con cierta vinculación a la docencia de la medicina en el ámbito de la facultad, a cuyo claustro de doctores pertenecía. Así, se sabe que, antes de 1545, Vega había sido consiliario o representante de la Facultad de Medicina. Pero solamente en 1545, alcanzaría allí una plaza de catedrático.
Entre abril y mayo de ese año, opositó a la cátedra de prima de Medicina, superando a su oponente el doctor Francisco Franco.
Durante un breve período, a comienzos de 1548, se encargó de la cátedra de Avicena en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. Pero este paso por la ciudad castellana fue efímero: impartió sólo veinticinco lecciones, pues al no lograr allí la de prima regresó a Alcalá, donde posiblemente o prorrogaría o renovaría su plaza de catedrático de prima en 1549. Al final de ese cuadrienio, el doctor Vega, que ya era licenciado en artes, obtuvo el grado de maestro en esta materia, concretamente el 12 de septiembre de 1553. En ese mismo año, Vega hubo de testificar a favor del padre de Miguel de Cervantes, al que conocía de tiempo atrás. Rodrigo de Cervantes se vio preso por deudas en Valladolid, pasando varios meses en la cárcel a pesar de su condición de hidalgo que alegaba.
Su empeño por librarse de tal castigo dio origen a una Provança de Rodrigo de Cervantes, en la que el último en testificar fue Vega sosteniendo que tanto el licenciado Juan de Cervantes —padre de Rodrigo— como sus hijos eran hidalgos y no pecheros.
En ese segundo cuadrienio de su cátedra publicará una traducción latina del original griego, con sus comentarios, de los Pronósticos hipocráticos: Liber prognosticorum (1551), de la que hará una segunda edición (1552); sus comentarios al De differentia febrium galénico: Comentaría in librum Galeni de differentia febrium (1553); y una síntesis de lo dicho por Galeno sobre la orina: Commentarius de urinis (1554).
En la renovación reglamentaria de su cátedra —cada cuatro años— ocurrida en 1555, opositó contra él el doctor Francisco Valles: la contienda fue sonada y de ella surgió una implacable enemistad entre ambas figuras máximas del humanismo médico complutense.
El triunfo fue para Vega; quien, ciertamente, superaba entonces a Valles en edad, docencia, práctica y libros médicos publicados.
En el primer día de 1557, el nuevo rey de España, Felipe II, nombra a Cristóbal de Vega médico de la cámara de su hijo don Carlos. Tras un intento fallido de conservar el ejercicio de su cátedra, Vega hubo de dejar su puesto en Alcalá que había de pasar a manos de su émulo el doctor Valles. En ese mismo año Vega concluyó su opera magna, un denso y completo tratado de medicina teórica y práctica: el Liber de arte medendi, que sería publicado en Lyon, en 1564, reeditado de nuevo en Lyon, en 1565, y que verá una segunda edición póstuma quince años más tarde, en 1580, en Alcalá. Incorporado a la Corte, en Valladolid, Madrid, Alcalá y otros lugares, Cristóbal de Vega permanecería al cuidado del príncipe hasta el 18 de enero de 1568, fecha de la reclusión de este último en un torreón del Alcázar de Madrid. También le confiaron el cuidado de su salud muchos personajes de aquel entorno. En los ratos libres fue elaborando una traducción comentada de los Aforismos de Hipócrates, terminada en 1562 y publicada seis años más tarde: Commentaria in librum aphorismorum (1568), reimpresa en la misma ciudad en 1570; y publicándose una segunda edición en Venecia, en 1571. En esta obra quedó plasmada una interesante descripción de la enfermedad cuartanaria que afligía al joven príncipe, que viene a ser complemento clínico de las noticias de tipo diplomático acerca de la siempre delicada salud de don Carlos.
El doctor Vega, junto con su colega Olivares y el cirujano Dionisio Daza Chacón, atendió al joven Príncipe a lo largo del complicado proceso que siguió al traumatismo craneal por sufrió en Alcalá de Henares, el 19 de abril de 1562, en el que también participaría el célebre anatomista Andrés Vesalio. Desde el regreso de don Carlos, ya recuperado, a Madrid, en julio de aquel año, no se tienen noticias concretas de la actuación de su médico de cámara. Sin duda, le acompañó en Alcalá de Henares, a lo largo del curso 1563-1564, y sólo en Madrid, desde esta última fecha hasta su encierro en el Alcázar. Se sabe que durante su prisión, el príncipe fue atendido médicamente sólo por el doctor Olivares.
Diríase que el doctor Vega había desaparecido de aquel escenario; pero documentos del Archivo General de Simancas demuestran que seguía siendo médico de cámara, aún meses después del fallecimento del desgraciado heredero de la Corona, cuando Cristóbal de Vega solicitó y obtuvo del Rey su jubilación por motivos de salud. Cédulas de la real contaduría relativas al pago de sus emolumentos —que suponían el sueldo íntegro que tenía en activo— dan cuenta de su existencia en el verano de aquel mismo año y en mayo de 1569. Pero no se tienen otras noticias. Se sabe que el doctor Vega preparó la edición de sus obras completas; las cuales serían publicadas póstumamente: Christophori a Vega [...] opera, en Lyón, en 1576. Este libro verá una segunda edición a finales del siglo XVI (Lyon, 1587) y dos más ya en el siglo XVII (Lyon, 1621 y 1626). Puede darse como cierta la fecha de su fallecimiento en el año 1573, pero se desconoce el lugar donde murió.
De todo ello, puede concluirse que el doctor Cristóbal de Vega ha de ser confirmado en el alto rango que la historiografía médica le ha otorgado siempre.
Y que a la estima merecida como expositor de los autores griegos que fueron pilares de la medicina científica, ha de unirse la que deriva de un tratado tan rico de contenido como es el Liber de arte medendi, jalón muy estimable dentro de la serie de obras sistemáticas del saber galénico que iniciara ya Oribasio, que proseguirían los autores bizantinos, islámicos y latinos medievales y que florecería —con nuevo acceso a las fuentes— en el Renacimiento. Dentro de esta corriente, no parece osado decir que la obra de Vega, con su erudición, su sistemática expositiva y su rico contenido es uno de los monumentos del galenismo humanista europeo y el más valioso en este género, dentro de los producidos a lo largo del siglo xvi en España.
Obras de ~: Liber prognosticorum, Lyon, hermanos Bering, 1551 (ed. Salamanca, Andrés Portonari, 1552); Comentaría [...] de differentia febrium, Alcalá, Juan Mey, 1554; Commentarius de urinis, Alcalá, Juan Mey, 1554; Liber de arte medendi, Lyon, Guillaume Rouillé, 1564 y 1565 (ed. Alcalá, Juan Iñiguez de Lequerica, 1580); Commentaria in librum aphorismorum, Lyon, Matías Gast, 1568 (eds. Lyon, Clemente Baudin, 1570, y Venecia, Gracioso Perachino, 1571); Opera omnia, Lyon, Guillaume Rouillé, 1576 y 1587 (eds. Lyon, Antonio Chard, 1621 y 1626).
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Justo P. Hernández González