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Gonzalo de Salazar

Biografía

Salazar, Gonzalo de. Gonzalo de Guadalupe. Granada, 1492 – México, c. 1548. Regidor.

Gonzalo de Salazar es conocido como el “primero de Guadalupe”, probablemente el nombre de su madre, que, junto con su marido, tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos fueron unos de los repobladores de la ciudad, y é fue tenido como el “primer cristiano” nacido en Granada. Los Reyes Católicos le dieron mercedes con las que fundó un mayorazgo. Fue protegido por el comendador Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V.

Como criado de los Cobos, y por ello debió acompañarle en los viajes que realizó por España y a Flandes, siguiendo el ascenso político de Cobos en la Corte española, y especialmente en la de Carlos V. Salazar permaneció al lado de Cobos hasta 1524, en el que fue nombrado factor en Nueva España (México), cargo cuya misión consistía en la recaudación y distribución de las rentas reales. Al llegar a México, le informó a Hernán Cortés de la rebeldía de Olid, lo que causó que el conquistador mandase a su pariente Francisco de las Casas, pero al ser apresarlo por Olid, decidió marchar el mismo hacia Hondura (Las Hilarias).

Durante su ausencia dejó encargado el gobierno de Nueva España al licenciado Alonso de Zuazo, al tesorero Alonso de Estrada y al contador Rodrigo de Albornoz, mientras que Salazar y el veedor Peralmíndez Chirino acompañaron a Cortés hasta Coatzacoalcos, donde le intentaron convencer que abandonase la idea de alejarse de Nueva España. Habiendo recibido quejas contra los oficiales encargados del gobierno, nombró para sustituirlos a Salazar y a Chirino, tomando posesión ambos ante el Ayuntamiento de la capital, el 29 de diciembre de 1524, pero al protestar Albornoz y Estrada, Zuazo decidió que gobernasen los cinco juntos, pero en ese momento Rodrigo de Paz, alguacil mayor, pariente y apoderado de Cortés, coaccionado —según Ezquerra— se negó a que tomase posesión este nuevo poder compartido, e indicó que los únicos gobernantes que debían ascender al poder eran Salazar y Chirino, y como Zuazo protestó, le expulsó del país, al mismo tiempo que Chirino apresó a Albornoz y a Estrada. Como Salazar era protegido de Cobos (que desempeñaba la Secretaría de Indias desde 1518 hasta 1524, y aunque la traspasó a Juan de Sámano, dejó el cargo definitivamente en 1539), junto a Chirino iniciaron un gobierno tiránico (como apunta Ezquerra), y tras hacer creer entre la población que Cortés había muerto, castigaron a quien dudaba de la noticia (atormentaron y ahorcaron a Rodrigo de Paz), persiguieron a los partidarios de Cortés (procesaron y condenaron a muerte aunque terminaron expulsando a Francisco de las Casas), incrementaron los derechos fiscales e hicieron buscar afanosamente oro. En esta línea, Chirino se dirigió a Oaxaca a reprimir una sublevación indígena. Pero avisado Cortés desde Cuba por Zuazo de la problemática del gobierno de Nueva España, dio órdenes que gobernase Casas y Alvarado y, en su ausencia, lo hiciese Albornoz y Estrada, pero, aunque este mandato lo transportó en secreto un mensajero, terminó sabiéndose en Nueva España, donde estalló una insurrección dirigida por Andrés de Tapia, quien derribó y apresó a Salazar y a Chirino, encerrándolos en una jaula, y reemplazando en el poder a Estrada y Albornoz, quienes al igual que los anteriores gobernantes persiguieron a sus adversarios políticos. El 20 de junio de 1526, regresó Cortés a Nueva España, pero a los pocos días llegó el nuevo gobernador nombrado por la Corte o favorecido por Francisco de los Cobos (o por su sustituto en la Secretaría de Indias Juan de Sámano, pues Gonzalo de Salazar al ser hecho prisionero seguramente debió de ponerse en contacto a través de terceros con su protector Cobos), Luis Ponce de León, quien falleció al poco tiempo de llegar, traspasando sus poderes a Marcos de Aguilar, quien también murió en seguida (febrero de 1527), acaso fue una simple casualidad, pero parece más bien provocado (como ocurrió en siglos posteriores en este virreinato unido principalmente al poder de la Iglesia y a su vez a la Audiencia). Traspasó las facultades de gobierno a Estrada, éste eliminó a Sandoval y quedó como único gobernante de Nueva España.

Mostró el odio que tenía a Cortés (no se sabe si por él mismo o inducido desde la Corte, por Cobos u otras personas en territorio americano), puso en libertad a Salazar y a Chirino. Poco después, en 1528, el Rey nombró para el gobierno a la primera Audiencia, presidida por Gonzalo Nuño de Guzmán, con este cambio político, Salazar tendió a hacerse muy amigo de todos sus miembros para conseguir o consiguiéndolo —según Ezquerra— la “impunidad de sus delitos y favoreciendo su codicia y otras perversas inclinaciones, en especial orientándoles para estrujar a los indios”.

A Nuño de Guzmán le unió Salazar y los oidores el odio que tenían contra Cortés (pues se puede indicar que “Nueva España era Cortés”, es decir sin Cortes no habría existido Nueva España, al menos hasta años más tarde). Salazar se convirtió en una persona de confianza de la Audiencia, por lo que fue enviada a España con los procuradores de los colonos, para hablar en contra del conquistador, pues temían que pudiera volver a ser gobernador, como parecía haber conseguido en la Corte (en su viaje a España en 1528, donde fue nombrado capitán general y obtuvo el título de marqués del Valle de Oaxaca, aunque perdió las funciones de gobierno a favor de la Audiencia). En 1529, al llegar a España Salazar no fue castigado por sus acciones pasadas y su actuación contra los partidarios y el propio Cortés, e incluso se le levantó el secuestro de sus bienes, gracias a Cobo —como habría que esperar—, pero se le prohibió regresar a Nueva España, hasta años más tarde, cuando en 1538 partió formando parte de la expedición de Hernando de Soto, quien debía llevar el mando de la flota de Cuba a Nueva España. Pero poco después desobedeció las órdenes de Soto, adelantando su navío, por lo que éste le disparó varios cañonazos y el barco de Salazar estuvo a punto de hundirse; lo apresó y, aunque pretendía condenarlo a la horca para servir de escarmiento al resto de la tripulación, le perdonó por “ciertas intersecciones”, según Ezquerra. En los últimos años de su vida, en la década de 1540, a pesar de todas las circunstancias políticas sucedidas, llegó a desempeñar el cargo de regidor del Ayuntamiento mexicano, donde murió aproximadamente en 1548.

 

Bibl.: R. B. Merriman, Carlos V el Emperador y el Imperio español en el Viejo y Nuevo Mundo, Buenos Aires, Espasa Calpe Argentina, 1940; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, ts. I y III, Madrid, Alianza Editorial, 1986, págs. 854- 855 y págs. 550-551, respect.

 

Miguel Héctor Fernández-Carrión