Casas, Francisco de las. Trujillo (Cáceres), ú. t. s. XV – México, s. t. s. XVI. Teniente de gobernador de Hernán Cortés, fundador de la ciudad de Trujillo en Honduras.
Se desconoce la fecha de nacimiento de este conquistador, así como el año en el que pasó a América.
Era primo de Hernán Cortés y en 1523 marchó a México desde la isla de Cuba para ponerse a sus órdenes.
Obviamente, no tiene nada que ver con otro homónimo suyo que fue a Popayán en 1563 en el séquito de Diego García de Paredes. El primer gran cometido que le encargó el de Medellín fue someter a su capitán insurrecto Cristóbal de Olid. En junio de 1524 partió el trujillano con cinco navíos “bien artillados” y cien soldados para cumplir con su objetivo. Pero las cosas no salieron según lo esperado. En Naco, Olid lo derrotó y lo apresó, junto a Gil González Dávila que acababa de llegar a la zona como gobernador del golfo Dulce. Pero por suerte para el trujillano, Cristóbal de Olid pecó de un exceso de confianza. Dado que se trataba de antiguos amigos, los sacó del calabozo para que cenasen con él. Fue traicionado por algunos de los suyos, lo redujeron, lo apresaron y, tras un breve juicio, lo ejecutaron.
Allí, en Honduras, el 18 de marzo de 1525, siguiendo órdenes de Hernán Cortés, fundó la ciudad de Trujillo. Según Bernal Díaz del Castillo, “púsole aquel nombre porque era natural del Trujillo de Extremadura [...]”. Tras algunas refundaciones y traslados se ubicó definitivamente en la Punta de las Casinas. La ciudad sufrió intensos y reiterados ataques corsarios a lo largo de los siglos xvi y xvii.
Sorprende que siga existiendo cinco siglos después.
En Trujillo permaneció algún tiempo al frente de la gobernación del norte de Honduras.
No tardó en regresar a México, donde fue nombrado teniente de gobernador y alcalde mayor. Al parecer, padeció un contencioso con los oficiales reales, por lo que fue enviado preso a España. Sin embargo, debió de resultar inocente, pues, en 1527, se le encuentra residiendo en México y ubicado entre la elite local. Y ello, gracias a la encomienda de Yanquitlan que le rentaba la nada despreciable cifra anual de 1.500 pesos de oro.
Bibl.: V. Navarro del Castillo, La epopeya de la raza extremeña en Indias, Granada, Gráficas Solinieve, 1978; M. Cuesta y M. Muriel, Atlas Toponímico Extremeño-Americano, Badajoz, Caja de Badajoz, 1989; M. Terrón Albarrán, “Toponimia americana de origen extremeño”, en: Extremadura y América, Madrid, Espasa Calpe, 1990; J. A. Calderón Quijano, Toponimia española en el Nuevo Mundo, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1990; P. Hurtado, Los extremeños en América, Sevilla, Gráficas Mirte, 1992; H. Thomas, Quién es quién de los conquistadores, Madrid, Salvat, 2001.
Esteban Mira Caballos
