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Rafael Monleón y Torres

Biografía

Monleón y Torres, Rafael. Valencia, 1843 – Madrid, 24.XI.1900. Pintor y arqueólogo naval.

Desde sus primeros años se manifestaron en él dos grandes aficiones: el mar y la pintura; así, su formación transcurrió entre sus estudios de piloto naval, que realizó en la Escuela de Náutica de Valencia, en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de la misma ciudad y en Madrid en la Academia de San Fernando, como alumno de Carlos de Haes (1826- 1898), introductor de la pintura naturalista en España.

Navegó como piloto naval, por las aguas del Mar del Norte, donde recaló en puertos de Inglaterra, Escocia, Alemania, Países Bajos y Francia. Coincidiendo casi con la terminación de sus estudios, obtuvo su primer éxito artístico, mención honorífica especial, en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864 con Costa de Denia. A partir de entonces, Monleón fue un asiduo asistente a estas convocatorias con cuadros, con la mar como protagonista, aunque en los últimos años de su vida concurrió con paisajes de la sierra de Madrid. En la de 1867 recibió el mismo galardón por Tempestad y naufragio en el cabo de San Antonio y en 1881 Tercera Medalla con La Rada de Alicante. También en la Universal de Viena de 1874 fue premiado con Medalla de Arte por Entrada en el Puerto de Ostende, obra comentada y reproducida en la prensa de la época.

A caballo entre los Países Bajos y España, con visitas a Francia, Alemania e Inglaterra trascurrió su vida entre los años 1865 y 1868. En Brujas trabajó en el estudio del marinista Jean Clays (1819-1900), pero no sólo éste, sino también sus visitas a las exposiciones del momento, a los museos y bibliotecas, donde contempló, estudió, tomó apuntes de buques y embarcaciones de todo país y época, fueron dejando huella profunda en su manera de interpretar el paisaje marino y la historia de la construcción naval. Aquí y allí confirmó su afición por la arqueología naval, que después utilizó en sus cuadros y trabajos, lo que le llevó a convertirse en un erudito y el más grande especialista de todos los tiempos que ha visto la luz en España.

También su actividad alcanzó el grabado y el aguafuerte, que se había iniciado con su maestro Haes, y que completó con el belga Alfredo Baes (1837-) y el francés Luis Allemand (1809-).

En 1868 abrió su estudio en la calle de las Hileras, cerca de la Puerta del Sol de Madrid. El que por aquel entonces era considerado el marinista español por excelencia, inició un nuevo rumbo en su creación artística: la representación detallista de buques y su construcción.

Esta nueva faceta le llevó a continuas visitas al Museo Naval de Madrid, creándose unos vínculos que duraron hasta el final de sus días. En 1869 realizó su primera obra por encargo para el museo Combate de El Callao (2 de mayo de 1868).

El nuevo camino emprendido se confirmó al presentar en el mismo año una solicitud al presidente del Almirantazgo, para optar al cargo honorífico de “Pintor y dibujante del Museo Naval y de la Armada”, solicitud que acompañó del cuadro El Combate de Trafalgar: Vista general (21 de octubre de 1805). En 1870 fue nombrado pintor honorario del Museo Naval.

Entre 1870 y 1881 visitó establecimientos navales y arsenales españoles y extranjeros, donde se construían barcos para la Armada, y asistió como corresponsal gráfico a los eventos más relevantes del ámbito naval español, de los cuales dejó constancia en numerosos apuntes, dibujos, acuarelas, óleos y grabados, muchos de los cuales fueron reproducidos en la prensa de la época, actividad que compartió con la cerámica y la construcción y decoración de su hotelito sito en la calle Don Ramón de la Cruz de Madrid, donde vivió hasta su fallecimiento. Con destino a esta casa, ideó muebles que él mismo dibujaba, de tipo neoclásico francés, de ébano con predominante aplicación de cerámicas.

En 1876, fue nombrado comendador de la Orden de Carlos III y al año siguiente se le concedió la Cruz de 2.ª Clase de la Orden del Mérito Naval con el uso de distintivo blanco por los servicios prestados a la Marina.

A partir de ese momento, Monleón, en plena madurez artística, dio rienda suelta a su espíritu investigador, entrega, dedicación y capacidad de trabajo, y como consecuencia de ello realizó sus dos obras maestras, que por cada una de ellas debió ser reconocido como el primer arqueólogo naval español: Historia gráfica de la construcción naval bajo su aspecto artístico, conjunto de noventa acuarelas realizadas entre 1885 a 1898, y Catálogo descriptivo de los principales tipos de embarcaciones desde los primitivos tiempos hasta nuestro días, colocadas por orden alfabético, y que sirve de complemento a la colección de acuarelas existentes en el Museo Naval, obra que no llegó a ver publicada su autor, cuya edición facsímil se realizó en 1992 para la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento de América.

En esas fechas el pintor se centró en las tareas de restaurador, documentalista y conservador del Museo Naval. La pintura de historia marítima y la arqueología naval, hasta ese momento aletargadas, tomaron un nuevo impulso que marcó definitivamente las preocupaciones y camino que iba a seguir Monleón hasta el final de sus días. La preocupación por la descripción minuciosa y detallada de todas las partes de las embarcaciones se fue acentuando. Como comentaría, el ingeniero naval inglés, Mr. Jails, al contemplar sus cuadros, se dudaba si eran pintados por un artista inteligente en construcción naval o por un ingeniero naval inteligente en la pintura, tales eran la precisión y exactitud de los detalles técnicos.

Su labor en el Museo continuó con intensidad creciente, a la que se le añadió la decisión de reproducir las carabelas del descubrimiento. Participó en la comisión de reconstrucción de la nao Santa María, para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento.

A ésta presentó, como ponente, el trabajo, “Restauración hipotética de las carabelas de Cristóbal Colón”. Con este motivo pintó varias acuarelas con el título Las carabelas de Colón, que han servido de modelo para la confección de sellos de correos de diversos países.

Los méritos de su trabajo fueron de nuevo reconocidos, otorgándosele su segunda Cruz del Mérito Naval por la reconstrucción de la nao Santa María, capitana de Cristóbal Colón.

Por último, como colofón final hay que añadir su labor como aguafuertista, a la que se hizo referencia anteriormente. Su obra contempla las dos caras del artista: paisajista de la tierra y paisajista de la mar.

Murió en Madrid el 24 de noviembre del 1900 y sus restos descansan en el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena. Cumpliendo su voluntad, sus albaceas se encargaron de distribuir sus cuadros, libros, dibujos, etc. En la Biblioteca Nacional y con el título de “Legado de D. Rafael Monleón”, entregaron en la Sección de Estampas los dibujos originales, apuntes, calcos y aguafuertes. En la casa donde nació se colocó una placa conmemorativa, hoy día desaparecida, y se le dio su nombre a una calle en su ciudad natal —Pintor Monleón— para que el pueblo valenciano no olvide a tan ilustre hijo. Sus cuadros se encuentran en Madrid en los Museos del Prado y Naval, Ateneo y Círculo de Bellas Artes, en Valencia en los Museos de Bellas Artes y Provincial de Cerámica, Cortes Valencianas y Diputación Provincial y en colecciones privadas en Bélgica, Holanda, Austria, Francia, Inglaterra y España.

 

Obras de ~: “Las carabelas de Colón”, en Revista General de Marina (mayo de 1891).

 

Fuentes y bibl.: El grabad or al aguafuerte, Madrid, Calcografía Nacional, Imprenta Guijarro, 1874-1876; M. Ossorio y Bernal, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, 1883-1884 (2.a ed.); J. Ruiz de L’hory, barón de Alcahalí, Diccionario de Artistas valencianos, Valencia, Imprenta Doménech, 1898; M. de Barcia, Catálogo de los dibujos existentes en la Biblioteca Nacional, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1906; M. González Martín, “Doce Artistas valencianos del siglo XIX. Rafael Monleón, el Marinista”, en Revista Oro de Ley (Valencia), 30 de junio de 1928; A. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Alcor, 1948; F. Garín Ortiz de Taranco, Pintores del mar, una escuela española de marinistas, Valencia, Diputación Provincial, 1950; A. de la Banda y Vargas, Los dibujos sevillanos de Rafael Monleón, Sevilla, Archivo Hispalense, 1958, separata n.º 117; M. González Martín, “Rafael Monleón, pintor erudito en arqueología naval”, en Levante (Suplemento) (Valencia), 14 de octubre de 1960; E. Páez, Grabados españoles. Repertorio de Grabados españoles, Madrid, Ministerio de Cultura, 1982; A. Gómez Cedillo, Los álbumes de dibujos de Rafael Monleón en la Biblioteca Nacional (ms. en Biblioteca Nacional de España), 1991 (inéd.); M. J. Piqueras Gómez, “Rafael Monleón: El pintor del mar y su historia”, en Revista Ars Longa, Cuaderno de Arte, Universidad de Valencia, cuad. 2.º (1991); H. O’Donnell y Duque de Estrada, Duque de Tetuán, El Museo Naval a través de sus colecciones. Las joyas del Museo Naval, Madrid, Museo Naval, 1992; Pérez Guillén, Cerámica arquitectónica. Azulejos valencianos de serie, El siglo XIX, Castellón, Institut de Promoció Ceramica, 2000; E. González de Canales y López-Obrero, Catálogos de Pinturas del Museo Naval, ts. I-VIII, Madrid, Museo Naval, 2000-2006; H. O’Donnell y Duque de Estrada, Duque de Tetuán, “Rafael Monleón y Torres (1840-1900). Pintor restaurador del Museo Naval”, en Revista General de Marina (agosto-septiembre de 2003); M. González Fernández, “La mar en la filatelia: Las flotas de Colón”, en Revista General de Marina (noviembre de 2003); F. González de Canales y López-Obrero y F. de la Guardia, Historia de la construcción naval en la obra de Rafael Monleón, Valladolid, Ediciones Quirón, 2006.

 

Fernando González de Canales y López-Obrero

 

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