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Hernán Mejías de Miraval

Biografía

Mejías de Miraval, Hernán. Sevilla, 1531 – Madrid, 1592-1593. Conquistador y fundador del noroeste argentino.

La vida de Hernán Mejías de Miraval podría resumirse como la de un emigrante sin fortuna y sin suerte que durante años pasó prácticamente inadvertido, pero que, gracias a sus méritos en la conquista del Tucumán, hoy día figura en todas las historias locales del norte argentino como uno de sus más importantes pobladores y fundadores. A pesar de establecer al comienzo de esta biografía el año de 1531 como su fecha de nacimiento, hay que especificar que no se cuenta con pruebas documentales al respecto, salvo los datos suministrados por sus biógrafos que, a su vez, se apoyan en testimonios más antiguos también sin referencias documentales. Concretamente, y según Tomás Thayer Ojeda, Miraval nació en Sevilla en 1531 en el seno de una familia de la nobleza, siendo sus padres Alonso de Miraval y María de Mejía.

Este autor, en una nota a pie de página, trata de justificar la fecha de nacimiento de Miraval basándose en informaciones, todas ellas contradictorias, de algunos contemporáneos, pero sin referencias a datos obtenidos en los archivos al uso. Sin embargo, Roberto Levillier atribuye a Thayer Ojeda el error de situar la fecha de nacimiento de Miraval en 1521, confundiéndolo con otro Hernán Mejía más antiguo. Levillier defiende rotundamente la fecha de 1531, basándose en tres declaraciones de Miraval en diferentes años y de las que se deduce la fecha de su nacimiento con cierta seguridad. No obstante, en la biografía que Roberto Levillier hace de Hernán Mejías, y que aparece citada en la bibliografía de este trabajo, se han constatado algunos errores importantes. En este sentido, no se deben no tomar al pie de la letra las primeras referencias sobre la vida de Mejías de Miraval, sobre todo en lo concerniente en los años anteriores a su llegada al norte argentino.

Al igual que otros hombres del siglo XVI, Hernán Méjías eligió Panamá como su primer destino en América. Eran años en los que los primeros núcleos fundados en el Nuevo Mundo experimentaron un rápido aumento poblacional por la masiva llegada de peninsulares en búsqueda de nuevas expectativas.

Santo Domingo, Cuba y Panamá fueron los lugares predilectos. En todas las fuentes utilizadas, sobre todo el Catálogo de Pasajeros a Indias y la sección de Contratación [Archivo General de Indias (AGI)], pueden consultarse las licencias oficiales de los emigrantes y sus destinos. Después, en cada ciudad, y ya con fuentes más específicas, estos hombres van a figurar como vecinos, transeúntes, estantes, moradores, etc. Hay toda una nomenclatura al respecto que, sin duda, dificulta una valoración objetiva de la situación de muchos de estos individuos. Algunos se quedaron definitivamente. Otros, en cambio, continuaron la aventura americana. Éste es el caso de Hernán Mejías de Miraval.

Según sus biógrafos más importantes, de Panamá pasaría a Perú en 1547 con Pedro de La Gasca, alistado en sus filas en contra de Gonzalo Pizarro. Pero, según las fuentes consultadas, hay un Hernán Mejías de Miraval en Cartagena de Indias que, y según otros autores, pudo ser el mismo que fue con Pedro de Valdivia a Chile en 1540 y con Diego de Rojas al Tucumán en 1543, interviniendo posteriormente en las guerras del Perú. Si se considera su fecha de nacimiento, en 1543 contaba con doce años, edad temprana para andar en conquistas, pero hay varios casos de adolescentes, incluso niños, enrolados en las numerosas expediciones que recorrieron el continente, la mayor parte con sus familias. En su relación de méritos y servicios, Miraval alegó como uno de los méritos más importantes el haber estado presente en la muerte de Gonzalo Pizarro (Archivo General de Indias, Sección de Patronato, 28, ramo 6). De cualquier manera, en 1549 Miraval se encontraba en Perú dispuesto a alistarse en alguna de las expediciones que se estaban organizando, concretamente la de Juan Núñez de Prado con destino al norte argentino, y la de Francisco de Villagra, lugarteniente de Pedro de Valdivia, con destino a Chile.

De nuevo surge la ya clásica disputa intelectual entre Thayer Ojeda y Roberto Levillier. Para el primero, Miraval se enroló en la expedición trasandina de Villagra; para el segundo, en la de Núñez de Prado.

Otros autores, como Bernabé Martínez Ruiz y Rodolfo Alberto Cerviño en una obra conjunta sobre Hernán Mejías de Miraval, se muestran partidarios de la teoría de Thayer Ojeda. Resumiendo, el trabajo de estos dos últimos autores, Mejías de Miraval se alistaría con Villagra y de hecho llegó al norte argentino bajo su mando. Una vez allí, se vio envuelto en el enfrentamiento entre los capitanes de las dos expediciones.

Este enfrentamiento estaba motivado sencillamente por una cuestión de poder. Hay que tener en cuenta que la gobernación de Chile llevaba ya unos años de andadura, mientras que en el territorio norteño argentino aún no se había establecido ningún tipo de jurisdicción española después de la fracasada expedición de Diego de Rojas en 1543. Por otra parte, la gobernación concedida a Valdivia por la capitulación firmada con La Gasca, se extendía por un vasto territorio que comprendía todo el Chile actual y parte de la Argentina, concretamente Cuyo y La Rioja. A pesar de la extraordinaria extensión territorial adjudicada, “Valdivia estuvo siempre dispuesto a unir en una sola gobernación toda la tierra comprendida entre el Atlántico y el Pacífico” (Carlos Sempat Assadourian). El conflicto continuaría hasta 1563, año en el que la gobernación de Tucumán entraría a formar parte definitivamente del distrito de la Audiencia de Charcas (Bolivia).

Se produjo un enfrentamiento grave entre Villagra y Núñez de Prado en el asiento fundado por este último, Barco I, primer origen de la futura ciudad de Santiago del Estero. Sin entrar en detalles, parece que fue en este momento cuando Mejías de Miraval decidió quedarse con Núñez de Prado. Como último dato a añadir a esta cuestión, según una información realizada por Hernán Mejías de Miraval en La Plata en 1585, además de dar ciertos detalles sobre sus méritos en la gobernación, declaraba haber estado en la fundación de la ciudad del Barco con Juan Núñez de Prado (Archivo General de Indias, Sección de Patronato).

Teniendo en cuenta que el asiento del Barco fue trasladado dos veces después de su primera fundación, o, más concretamente, se reconocen tres asientos iniciales denominados respectivamente Barco I, II y III, antes de la fundación definitiva de Santiago del Estero, es muy posible que Mejías de Miraval, ya en Tucumán, acompañara a Núñez de Prado a uno de los traslados, seguramente al Barco II, lo cual no añade nada nuevo a la polémica sobre su vida y, desde luego, no la resuelve.

Una vez en la gobernación de Tucumán, Miraval se distinguió por su participación en la ocupación efectiva del territorio, siendo miembro fundador de buena parte de los asientos realizados en su época: Santiago del Estero (1553), Londres (1558), Córdoba de Calchaquí (1559), Cañete (1560), San Miguel de Tucumán (1565), Talavera de Esteco (1567) y Córdoba (1573). Pero no sólo fue un conquistador como tantos otros; Mejías de Miraval se implicó como vecino y poblador y, sobre todo, como uno de los dirigentes locales más importantes. Sus cargos fueron numerosos: procurador de la gobernación en la Audiencia de Charcas de 1570 a 1572, alcalde ordinario de Santiago del Estero (1573), alcalde de Córdoba (1574), regidor de Santiago del Estero (1575), teniente de gobernador de Santiago del Estero (1578), teniente general de la Gobernación (1578-1579), maestre de campo, capitán y sargento mayor —nombrado por el gobernador Juan Ramírez de Velazco (1586)—, alcalde ordinario de Santiago del Estero (1588) y procurador de la Gobernación en la corte española (1589-1591). En este viaje, además de representar a la gobernación en diversos asuntos, y de solicitar una serie de premios por sus méritos en Tucumán, llevaba órdenes del gobernador Ramírez de Velasco de informar al Rey de los desmanes cometidos por el gobernador anterior, García de Lerma, durante los años de su mandato.

Precisamente, el gobernador Lerma, nada más llegar a Tucumán, desterró a Charcas a Mejías de Miraval y a su esposa por su gran fidelidad al anterior gobernador Gonzalo de Abreu, enemigo de Lerma. Es muy probable que Mejías de Miraval falleciera durante esta estancia.

Mejías de Miraval participó además en numerosas expediciones y entradas tanto de reconocimiento y conquista como de pacificación de los grupos indígenas de la gobernación que frecuentemente amenazaban la vida de las frágiles ciudades del territorio. Sin querer hacer un listado exhaustivo, destacan las jornadas de reconocimiento y pacificación del término jurisdiccional de la ciudad de Córdoba en 1573, la expedición cerca de las orillas del Paraná en el mismo año y la jornada hacia el Chaco argentino en búsqueda de minas de hierro en 1576, expedición sin resultados positivos en lo concerniente a las ansiadas minas, pero de gran valor desde el punto de vista geográfico, ya que la conquista y ocupación de este territorio no empezaría hasta el siglo XVIII. Más importantes fueron las entradas destinadas a la pacificación de los belicosos indígenas de la gobernación. En este sentido, Miraval, además de colaborar en la pacificación momentánea de los grupos alzados en los valles Calchaquíes, haciendo prisionero al cacique Chumbita, hermano del famoso cacique Calchaquí, en 1573 fue encargado de viajar al valle del Soto en el noroeste de Córdoba para realizar el empadronamiento y reparto de encomiendas de los indios de la zona. En 1579 fue el capitán del grupo español que libró San Miguel de Tucumán de un peligroso ataque de los diaguitas y en 1586 fue comisionado para prender al mestizo Juan Bautista Muñoz, que se había puesto al frente de numerosos indios rebeldes, En la Relación de Méritos efectuada por Mejías de Miraval en La Plata (AGI, Patronato), se declaró vecino de Santiago del Estero durante treinta y cinco años. Levillier, sin dudar que Santiago fue la ciudad de la familia Mejías de Miraval, añade que a raíz de la fundación de Córdoba en 1573 y del nombramiento de Miraval como alcalde ordinario, el personaje residió por algún tiempo en dicha ciudad, aunque este dato no ha sido por el momento constatado documentalmente.

En este sentido, su vecindad en Santiago es indiscutible, salvo los años en los que estuvo desterrado en Charcas por García de Lerma, exactamente de 1580 a 1586, volvió a Tucumán con el siguiente gobernador, Juan Ramírez de Velasco, después de la justa destitución del gobernador Lerma, famoso por su crueldad con españoles e indios. Sin duda, Hernán Mejías de Miraval es un claro ejemplo de ello.

Este hombre, conquistador, fundador, expedicionario incansable y miembro destacado del gobierno y de la vida pública de Tucumán, era, además, considerado de una gran posición económica. Encomendero, dueño de tierras con “casa poblada donde alojaba a su familia y criados, dando de comer a muchos soldados”, según sus propias declaraciones (AGI, Patronato).

Por otra parte, colaboró económicamente en el apresto y abastecimiento de algunas expediciones.

Concretamente, en la jornada de la fundación de Córdoba en territorio de los indios Comechingones en 1573, ayudó con armas, caballos y comida a algunos de los integrantes de la hueste del gobernador Jerónimo Luis de Cabrera. Además, y así consta en la biografía de su yerno Francisco de Argañaraz realizada por esta autora, lo auxilió con 19.000 pesos para la fundación de San Salvador de Jujuy, ayuda añadida a la sustanciosa dote, 30.000 pesos, que su hija Bernardina, aportó a la maltrecha economía del futuro fundador de San Salvador de Jujuy.

Hernán Mejías de Miraval se casó en Santiago del Estero con Isabel de Salazar, cuñada del capitán Juan Pérez Moreno, miembro de la expedición fallida de Diego de Rojas y asentado definitivamente en Tucumán con Juan Núñez de Prado en 1549, conquistador y fundador de varias ciudades y miembro importante de la política de la gobernación. Según sus biógrafos, Hernán Mejías de Miraval tuvo varios hijos aunque la única conocida fue Bernardina Mejías, casada con Francisco de Argañaraz y Murguía. Roberto Levillier menciona dos hijas más: Leonor casada con Tristán de Tejeda, y Ana, casada con el capitán Alonso de la Cámara. En 1599 consta un tal Francisco Mejías de Miraval como regidor, pero no se sabe el grado de parentesco. Además se conoce la existencia de Juan de Mejías de Miraval, que llegó a Tucumán en 1564, considerado hermano de Hernán por Thayer Ojeda y desmentido rotundamente este parentesco por Roberto Levillier. Por último, se tiene constancia de un Juan Mejías de Miraval, que pasó a Santo Domingo en 1559 (AGI, Contratación, 5537) y de un Alonso Mejías de Miraval que se encontraba en Perú en 1593 (AGI, Contratación, 5242). Hasta el momento, no se ha podido establecer ningún grado de parentesco con Hernán Mejías de Miraval.  Parece que Hernán Mejías falleció en Madrid cuando fue comisionado para representar a la gobernación.

Estos datos provienen de la declaración de su yerno Francisco de Argañaraz en 1596. Su viuda, Isabel de Salazar, contraería segundas nupcias en 1611 con Alonso de Vera y Aragón, también conquistador, poblador y fundador. En su relación de méritos alegaba haber estado en la fundación de Salta y en la pacificación calchaquí en 1595 con Mercado de Peñalosa.

Algunos autores sugieren que era mestizo.

 

Bibl.: P. Lozano, Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, Buenos Aires, Imprenta Popular, 1874; R. Jaimes Freyre, El Tucumán Colonial del siglo XVI (bajo el gobierno de Juan Ramírez de Velasco), Buenos Aires, Coni, 1914; El Tucumán Colonial. Documentos y mapas del Archivo de Indias, Buenos Aires, UNT Coni, 1915; R. Levillier, La Audiencia de Charcas. Correspondencia del Presidente y oidores, Documentos del Archivo de Indias, Madrid, Imprenta Juan Pueyo, 1918; La gobernación de Tucumán. Correspondencia de los cabildos en el siglo XVI, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1918; Gobernación de Tucumán. Probanzas de méritos y servicios, Madrid, Imprenta Juan Pueyo, 1918-1919; Gobernación de Tucumán. Papeles de gobernadores en el siglo XVI, Madrid, Imprenta Juan Pueyo, 1920; A. Larrouy, Documentos del Archivo de Indias para la historia del Tucumán, Buenos Aires, Editorial Rosso y Cía., 1923-1927; R. Levillier, Papeles eclesiásticos de Tucumán, Madrid, Imprenta Juan Pueyo, 1926; Nueva Crónica de la Conquista de Tucumán, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1927; M. Lizondo Borda, Historia de la Gobernación de Tucumán (siglo XVI), Buenos Aires, Imprenta Coni, 1928; R. Levillier, Biografías de conquistadores de la Argentina en el siglo XVI, Madrid, Imprenta Juan Pueyo, 1933; M. Lizondo Borda, Documentos coloniales relativos a San Miguel de Tucumán y a la gobernación de Tucumán. Siglos XVI al XVIII, Buenos Aires, 1936-1949; T. Thayer Ojeda, Formación de la sociedad chilena y censo de la población de Chile en los años de 1540 a 1565, t. II, Santiago de Chile, Prensas de la Universidad, 1939; B. Martínez Ruiz y R. Alberto Cerviño, Hernán Mejías Miraval o la conquista del Tucumán, San Miguel de Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 1962; P. Fortuny, Nueva Historia del Norte Argentino, Descubrimiento y conquista, Buenos Aires, Ediciones Theoría, 1966; C. S. Assadourian, G. Beato y J. C. Chiaramonte, Argentina: de la conquista a la Independencia, Buenos Aires, Hyspamerica, 1986; A. Raúl Bazán, Historia del Noroeste Argentino, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1986; M. Otonello y A. M.ª Lorandi, Introducción a la arqueología y etnología. Diez mil años de Historia Argentina, Buenos Aires, Eudeba, 1987; E. E. Berberián, Crónicas del Tucumán, Córdoba, Comechingonia, 1987; C. Páez de la Torre, Historia de Tucumán, Buenos Aires, Plus Ultra, 1987; R. de Lizarraga, Descripción del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, ed. de I. Ballesteros, Madrid, Historia 16, 1987; L. C. Alen Lascano, Historia de Santiago del Estero, Buenos Aires, Plus Ultra, 1992; A. Gullón Abao, La frontera del Chaco en la gobernación del Tucumán, 1750-1810, Cádiz, Publicaciones de la Universidad, 1993; A. M.ª Lorandi (comp.), El Tucumán colonial y Charcas, Buenos Aires, Universidad, 1997; A. Gullón Abao, “Los Jesuitas en la frontera este de la gobernación del Tucumán”, en Estudios de la Universidad de Cádiz ofrecidos a la memoria del Profesor Braulio Justel Calabozo, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1998.

 

Carmen Gómez Pérez