O’Donnell y Anhetan, José. Guadalajara, 28.VIII.1768 – Madrid, 30.XI.1836. Teniente general.
En 1777 obtuvo plaza de gracia de cadete menor en el Regimiento de Infantería de Irlanda, unidad en la que continuó prestando servicio hasta el grado de teniente coronel y en la que fue maestro de cadetes durante seis años consecutivos. Sus conocimientos y aplicación le llevaron a seguir el curso de la Escuela de Matemáticas de Barcelona, que no pudo terminar al producirse el sitio de Ceuta en 1790, siendo reclamado por su regimiento, de guarnición en dicha plaza. A pesar de ser teniente, se le dio el mando de una compañía de Cazadores de nueva creación y al frente de ella contribuyó en las salidas contra el campo marroquí el 30 de septiembre y 31 de octubre de 1791.
Durante la segunda fase de la Guerra de la Convención intervino, entre los meses de febrero y octubre de 1795, en numerosas funciones de guerra entre las que destacan la acción de Calabuch (27 de abril) y la toma de Bellver (27 de octubre) en la contraofensiva de la Cerdaña, acción en la que coincidió con su hermano Enrique, ya como capitán efectivo.
Su actuación le valió ascender tres empleos en tres años, obteniendo el grado de teniente coronel (4 de noviembre de 1795) y pasando en calidad de sargento mayor al prestigioso Regimiento de Voluntarios de la Corona. Casó en 1800 con la malagueña Rafaela Clavería y de Haro, con quien tuvo dos hijas, Manuela y Rafaela.
Durante la campaña de Portugal coincidió en la toma de Arronches (29 de mayo de 1801) con su otro hermano, Carlos, ascendiendo a comandante efectivo dos años después. Al formarse la expedición al norte al mando del marqués de la Romana, fue nombrado su segundo ayudante general (20 de junio de 1807), participando en todas las operaciones de este Ejército, como auxiliar del napoleónico, en Hamburgo y Dinamarca.
Contribuyó de forma muy eficaz en el embarque de parte de estas fuerzas en barcos ingleses al conocerse el inicio de la Guerra de la Independencia en agosto de 1808, por lo que fue ascendido al empleo de teniente coronel efectivo. Desembarcadas en Santander, con estas fuerzas se formó el Ejército de la Izquierda e, integrado en él, O’Donnell participó en la batalla de Espinosa de los Monteros y en la retirada hacia Galicia en apoyo del cuerpo británico de Moore hasta su embarque en La Coruña, ocasión en la que fue cogido prisionero por los franceses su tercer hermano, Alejandro. Su actuación en este teatro de operaciones fue recompensada con la Cruz de Distinción del Ejército de la Izquierda.
Nombrado coronel, y al mando del Regimiento de la Princesa (21 de diciembre de 1808), pasó a Asturias, donde disolvió la Junta General del Principado siguiendo órdenes de Romana y resistió hasta donde pudo en Oviedo a las fuerzas francesas invasoras muy superiores en número, consiguiendo salvar su unidad y reunirse con el cuerpo de Ejército del general Ballesteros, con el que actuó de punta de vanguardia hasta la conquista al asalto de Santander, tras la que fue ascendido a brigadier (29 de junio de 1809) y nombrado segundo jefe de estas fuerzas que se vieron obligadas a pasar a Portugal y a unirse a las del duque del Parque tras la victoria de Tamames (18 de octubre de 1809). Como mayor general de Infantería y subinspector de estas fuerzas, participó en la acción de Medina del Campo, donde se hizo acreedor de la Cruz de Distinción del 3.er Ejército y en la sangrienta derrota de Alba de Tormes, por la que hubo de retirarse a Ciudad Rodrigo y luego a la sierra de Gata. Trasladado a Extremadura en febrero de 1810 y ascendido a mariscal de campo (9 de abril de 1810), fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército de la Izquierda, de nuevo a las órdenes del marqués de la Romana (28 de mayo de 1810).
Con motivo del asedio de Tortosa, el Consejo de Regencia organizó una fuerza expedicionaria de doce mil hombres para intentar aprovisionarla por la orilla derecha del Ebro, a cuyo frente se puso al brigadier José O’Donnell, pero la noticia de la rendición de esta plaza hizo suspender la operación, confiándosele el mando interino del Ejército de Cataluña, para ser finalmente destinado como jefe de Estado Mayor del 3.er Ejército (17 de febrero de 1811). En el mes de marzo siguiente, dirigió las fuerzas que sorprendieron y destruyeron un cuerpo de tropas francés en Lubrín y en abril marchó hasta Bará, tomando posiciones defensivas en el barranco del Baúl, donde permaneció todo el Ejército durante cerca de cuatro meses. En junio, y al mando de dos batallones, avanzó por Sierra Nevada hasta media legua de Granada, pero, ante la ofensiva de Soult contra las líneas españolas, hubo de retroceder a Zújar para cubrir la retirada general, conteniendo al grueso del enemigo con dos mil hombres durante el tiempo suficiente para salvar el cuerpo principal, la artillería y los bagajes. Su repliegue hacia Murcia se vio cortado por los franceses en Águilas, pero atacándolos por la noche, consiguió abrirse paso. La defensa de Zújar (9 de agosto de 1811) supuso para José O’Donnell la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase. Durante el resto del año 1811, el 3.er Ejército, diezmado por las privaciones y la fiebre amarilla fue sucesivamente batido, teniendo que refugiarse en Alicante tras los encuentros de Puzol (25 de octubre) y de la Huerta de Valencia (26 de diciembre).
Nombrado interinamente para el mando más teórico que real del 2.º y 3.er Ejército y Capitanías Generales de Aragón y Valencia (28 de enero de 1812), defendió durante siete meses las plazas de Murcia, sin renunciar a la ofensiva, favoreciendo las guerrillas valencianas, y llegando a recuperar el puerto de Almería.
Ante la nueva fuerza y recuperación del Ejército de Murcia, posicionado en Aspe, amenazando la vanguardia del mariscal Suchet que había ocupado Ibi, Castalla y Viar, la Regencia ordenó a instancias de Wellington que estas fuerzas efectuasen una maniobra de diversión para facilitar las operaciones del inglés. Reunidos unos diez mil hombres, O’Donnell atacó las posiciones francesas junto a Castalla, pero la resistencia del barón Delort y una oportuna carga de Caballería permitieron la llegada de refuerzos y la derrota de las fuerzas españolas, que tuvieron que replegarse a su base de Orihuela (12 de julio de 1812). La importancia que se dio a esta derrota en Cádiz obligó a su hermano Enrique, miembro del Consejo de Regencia, a dimitir y a él a solicitar de las Cortes Generales la apertura de causa de averiguación del fracaso. Aunque su nombramiento para organizar el Ejército de Reserva (16 de agosto de 1812) supuso en sí una aprobación de su conducta, la total exculpación no se produjo hasta la celebración en Valencia del correspondiente Consejo de Guerra de oficiales generales (31 de enero de 1814) que sentenció que, pese a la costosa derrota, había actuado “con inteligencia y tino siendo acreedor a la conservación de su buena fama y opinión militar”.
Tras largos meses en expectativa de destino fue enviado al Ejército de Observación de la Derecha, destinado a impedir infiltraciones liberales desde Portugal, siendo promovido días después a teniente general (30 de mayo de 1815). De este Ejército pasó en calidad de jefe de Estado Mayor al de Observación de la Izquierda, realizando funciones de vigilancia de la frontera francesa, y a su mando penetró en Francia con motivo del regreso de Napoleón y tras la batalla de Waterloo (18 de junio de 1815), regresando cuando volvió a ocupar Luis XVIII el Trono.
En 1816 obtuvo la Gran Cruz de San Hermenegildo y de 1817 a 1819 fue segundo cabo de Valencia y Murcia, siendo nombrado individuo de la Sociedad Económica de Amigos del País, académico honorario de la de San Carlos y de la de Bellas Artes de la Purísima Concepción de esta ciudad, en la que adoptó oportunas medidas sanitarias contra la peste detectada en Tánger.
Con motivo de la sublevación de Rafael del Riego en 1820, fue puesto al mando del Ejército destinado a sofocarla, consiguiendo hacer retroceder a su enemigo a Alcalá de los Gazules, Málaga y Marbella y finalmente derrotarlo en Morón (4 de marzo de 1820), lo que provocó la dispersión del Ejército constitucionalista y que Riego tuviese que buscar refugio en las sierras extremeñas. Nombrado efímeramente capitán general de Andalucía en sustitución de Freire (28 de marzo de 1820), tuvo que entregar el mando al enterarse que, tanto su predecesor, como Juan María de Villavicencio, comandante general del departamento marítimo de Cádiz, habían acordado proclamar la Constitución.
Con el triunfo de los liberales al que tanto había contribuido su hermano Enrique, José O’Donnell fue desposeído y declarado “persona non grata” en Málaga y Algeciras, solicitándose públicamente su destierro a Ceuta, siendo finalmente confinado e incomunicado en un convento de mercedarios por el jefe político de Cádiz, del que consiguió liberarse.
En 1823 sustituyó en el mando de las tropas realistas de Navarra al general Vicente Quesada, colaborando con las tropas del duque de Angulema en el restablecimiento del absolutismo. Nombrado comandante general del Campo de Gibraltar en agosto de 1824, le correspondió dirigir las operaciones encaminadas a recuperar Tarifa, donde se habían hecho fuertes un grupo de liberales españoles refugiados en Gibraltar al mando del coronel Francisco Valdés que, una vez tomada la plaza con ayuda de tropas francesas, fueron pasados por las armas, aunque su jefe pudo escapar a Tánger.
En 1826 fue nombrado capitán general de Valencia, donde contribuyó al embellecimiento de la ciudad, iniciado cuando fuera segundo cabo en el paseo de la Real Aduana, mandando construir al arquitecto Cristóbal Sales una balaustrada en el jardín de la Glorieta frente a la calle del Mar, con figuras de Vicente Piquer, y un pabellón de música y poniendo la primera piedra del monumento al general Elío, que no se llegaría a concluir por los acontecimientos políticos posteriores a la muerte de Fernando VII en 1833. En el año anterior, José O’Donnell había sido nombrado gobernador y capitán general del Ejército y Reinos de Castilla la Vieja, León, Principado de Asturias y Costa de Santander, presidente de la Real Chancillería de Valladolid y de las Juntas de Fortificación, Policía y Sanidad, y protector y juez de rematados del Real Canal de Castilla, así como subinspector interino de los Voluntarios Realistas de esta capitanía general.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Militar (Segovia), Secc. 1.ª, Letra O, exp. de D. José O’Donnell y Anhetan; San Fernando, leg. 1748/1023.
M. Ibo Alfaro, Apuntes para la Historia de don Leopoldo O’Donnell, Madrid, Imprenta de Don Francisco Martínez Zambrano, 1867, págs. 38-39; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, t. XXXIX, Madrid, Espasa Calpe, 1958, pág. 721; Servicio Histórico Militar, Blasones Militares, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1987, pág. 225; A. Gil Novales (dir.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Museo Universal, 1991, pág. 477; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando (Infantería), vol. II, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001, pág. 509; A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. de Cevallos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox y Pezuela, 2003, págs. 145-146.
Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, duque de Tetuán