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Antonio García Alix

Biografía

García Alix, Antonio. Murcia, 22.VIII.1852 – Madrid, 29.IX.1911. Político, ministro del Regeneracionismo y académico de Bellas Artes y de Ciencias Morales y Políticas.

Entre los antepasados de García Alix se contaba Diego Clemencín, académico y comentador de El Quijote y, en un tiempo más cercano, Antonio Alix, médico ilustre y miembro de un gabinete del reinado de Isabel II, aunque no llegó a jurar. El general Cassola, pariente suyo que por entonces seguía la política de centro liberal que inspiraba Alonso Martínez, influyó en su decisión de dedicarse a la política, si bien posteriormente García Alix fue captado por Cánovas, cuyo ideario orientaría la mayor parte del quehacer del político murciano. Cursó estudios en Murcia, que habrían de llevarle a recibirse de abogado el día 7 de marzo de 1874. Obtuvo Premio Extraordinario en los ejercicios de licenciatura y en los dos años siguientes hizo, siempre en Murcia, sus primeras prácticas jurídicas. Simultaneó el ejercicio profesional con la docencia, explicando como auxiliar en la Facultad de Derecho, practicando el ejercicio de la oratoria al pronunciar conferencias en el Círculo de la Juventud Católica, al que seguiría siempre vinculado. No le faltaban ni sensibilidad ni ingenio, pues en los Juegos Florales de 1873 obtuvo un premio por su poesía “La batalla de los Alporchones” y no tardó mucho en demostrar que poseía dotes de orador brillante y repentizador, pues con ocasión de los Juegos Florales de 1876, no pudiendo acudir a ellos quien iba a ser el personaje principal, hubo que buscar quien remediara la ausencia, asumiendo el encargo el joven García Alix, de quien cuentan las crónicas que en pocas horas preparó su discurso, que, además de profundo, resultó brillante. Llegado el momento de su orientación profesional, que creía definitiva, se decidió a hacer una oposición, ingresando así en el Cuerpo Jurídico Militar al obtener el número 5 en las pruebas establecidas. Fue Melilla su primer destino, como asesor del Gobierno Militar, pasando después a la Capitanía General de Andalucía y, una vez conseguido el ascenso a teniente auditor, fue a Ceuta, donde estuvo tres años como auditor interino; su estancia en las dos plazas africanas le proporcionó el gran conocimiento que tenía de las cuestiones de aquellas tierras. A propuesta del Consejo Supremo de Guerra y Marina, fue designado relator de dicho Alto Tribunal, del que más tarde sería teniente fiscal togado, puesto que desempeñaba en abril de 1900, cuando fue nombrado ministro por primera vez, aunque estaba en situación de reemplazo desde que fue designado diputado a Cortes, mucho antes, en 1886. En 1905 figuraba con el número 1 de los auditores de División, en situación de supernumerario sin sueldo, cuando obtuvo el retiro sin haber pasivo, pero con derecho a volver al servicio activo si así le convenía; alcanzó la graduación de coronel.

El ingreso de García Alix en el quehacer político tuvo lugar, según queda dicho, a impulsos de su pariente el general Cassola, que, aunque natural de Hellín, era diputado por Cartagena y llegó a ser ministro de la Guerra. Incitó Cassola a García Alix a presentarse para diputado por el distrito de Yecla en 1886 y, habiendo obtenido el acta, le ofreció la dirección del diario madrileño La Gaceta Universal, órgano del pensamiento del general. En lo sucesivo, García Alix se presentó y obtuvo el acta de diputado por Cartagena, que desempeñó de manera ininterrumpida hasta su muerte, cualquiera que fuera su filiación política formal. En las dos primeras legislaturas estuvo en las Cortes al lado del general Cassola, al que fue afecto en tanto vivió. Muerto Cassola, pasó a figurar como independiente. En esta etapa mostró su brillantez formando parte de las comisiones que entendieron de importantes proyectos de ley, como el de juicio por jurado o el del sufragio universal. En esta etapa se le consideró representante único de la política militar reformista, dándose el caso poco común de citársele a toda reunión de minorías y considerársele en todos los actos parlamentarios como portavoz de dicha idea.

Cánovas se sintió impresionado por la brillantez de las actuaciones de García Alix, que había sido designado secretario de la comisión sobre la reforma de la Escuadra, presidida por el propio Cánovas, con quien entabló relación y amistad. Varias veces le pidió Cánovas a García Alix que se fuese a su lado, especialmente al constatar la solidez de su formación y el conocimiento de materias militares, como la campaña de Melilla, o económicas, como las relativas al denominado “presupuesto de la paz”. Tras larga conferencia, en la que se trataron muchos aspectos futuros de la política nacional, García Alix entró a formar parte del Partido Conservador.

La etapa de García Alix como miembro del Partido Conservador comenzó cuando, al volver al poder dicho partido, Cánovas llamó a Romero Robledo como ministro de Gracia y Justicia y éste, a su vez, nombró a García Alix subsecretario del departamento, cargo que desempeñó durante toda la legislatura. Cánovas le había encargado varios importantes estudios sobre diversas materias, especialmente en asuntos de las colonias, ya que tenía el proyecto de asignarle la cartera de Ultramar; el asesinato de Cánovas determinó una reestructuración de las fuerzas políticas, orientándose García Alix hacia el proyecto de Silvela, a quien sirvió con la misma lealtad que a Cánovas. Vivió García Alix día a día la lucha de Fernández Villaverde por sacar adelante el “presupuesto de liquidación”, con las impresionantes deudas procedentes de las guerras coloniales y con Estados Unidos; se familiarizó así con los problemas financieros, conocimientos que sin duda le hicieron alentar esperanzas, años más tarde y siendo ya ministro de Hacienda, de continuar y culminar la obra del “presupuesto de reconstrucción”, de Fernández Villaverde.

En la campaña de 1900 se entró en la filosofía de la reconstrucción. Escindido del de Fomento el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, García Alix es nombrado ministro de este último; por sus dotes personales, la designación fue acogida con el favor general, reconociendo amigos y enemigos su buena voluntad en orden a fomentar y dignificar la enseñanza.

Su obra Algunas observaciones sobre los Decretos de la enseñanza, escrita en Santander durante el mes de agosto de 1900, ofrece un completo panorama de los males y problemas existentes en este campo, de las medidas adoptadas y de las reformas emprendidas.

Siendo Silvela presidente del Consejo de Ministros y Raimundo Fernández Villaverde ministro de Hacienda, el día 9 de diciembre de 1902, García Alix fue nombrado gobernador del Banco de España, puesto que dejó para ocupar la cartera de Gobernación. Posteriormente, el día 21 de septiembre de 1908, volvería a ser designado para regir el Banco de España, nombrado en esta ocasión por Maura, quien dijo que le nombraba “para demostrar cuánto estimaba sus grandes condiciones”.

Aceptó García Alix la cartera de Gobernación que le ofrecía Fernández Villaverde, en quien veía al único que podía traer paz y prosperidad a un mundo convulso por las pasiones políticas. La cuestión social ya mostraba su fuerza y la voz de los republicanos se alzaba con repercusiones en el orden público; aunque García Alix inició una serie de acciones de corte predemocrático, no pudo evitar dar una imagen de cierta agresividad ante situaciones conflictivas como las que en aquel momento se vivían, lo que indujo a El Imparcial, que siempre se le mostró amigo, a reprochárselo en un artículo titulado El banco de la paciencia.

Perdía el ministro la paciencia al constatar cómo se diluían los proyectos de realización de una obra regeneracionista que entendía necesaria.

El 22 de enero de 1905 fue nombrado ministro de Hacienda, creyendo firmemente en la idea de Fernández Villaverde. El rechazo de la superposición de la conveniencia política al necesario quehacer diario había exacerbado a García Alix en el ejercicio de la anterior cartera ministerial y más aún lo consiguió el ejercicio de un cargo directamente relacionado con la vida económica. Difícilmente se pudo defender con más entusiasmo y con más factores en contra el proyecto de Fernández Villaverde, que en el área de Hacienda se centraba en el presupuesto de reconstrucción.

Su experiencia en la materia le llevó a publicar en 1907 El Presupuesto de Reconstrucción. Política comercial, Banco y Tesoro. Subsistencias, que da a conocer y resume su experiencia en la materia, alcanzada a lo largo de muchos años de actuación parlamentaria y gestión ministerial. No ha estado exenta de polémica la autoría de dicha obra que en parte se ha atribuido a la influencia que las cartas que Antonio Flores de Lemus dirigió al ministro, desde Barcelona, entre 1905 y 1906, si bien se observa que dichas cartas sólo abordaron temas arancelarios; la obra fue publicada en forma de artículos en la revista La España Moderna y después, en forma de libro, pareciendo difícil de aceptar que el ministro se apropiara de textos ajenos en vida de sus autores y más aún, que en el capítulo dedicado a citar las fuentes aparecieran otros autores y no Flores de Lemus, precisamente llamado en 1905 a colaborar como asesor técnico de la Administración Financiera por Fernández Villaverde y García Alix. La derrota fulminante de Fernández Villaverde y del Partido Liberal-Conservador a manos de la propia mayoría atomizada acabó con el proyecto base de la Reconstrucción. La derrota de Fernández Villaverde se dio por doscientos cuatro votos en contra del Gobierno frente a sólo cuarenta y cinco a favor; de los doscientos cuatro votos en contra, ciento nueve correspondían a la mayoría. El 23 de junio de 1905 Montero Ríos formó nuevo Gobierno, iniciando una etapa liberal que duraría hasta el 25 de enero de 1907, en que volvería Maura para iniciar el Gobierno largo.

A los pocos días de su derrota, tanto Maura como Fernández Villaverde intentaron reconstruir las filas, dirigiéndose este último a lo que aún consideraba sano en su partido, pero el día 15 de julio siguiente, falleció víctima de una “congestión cerebral”, al decir de las crónicas de la época.

Fue García Alix académico de Bellas Artes y también de Ciencias Morales y Políticas. Accedió a la primera, no porque fuese profesor ni artista, que era el cauce normal para ocupar las plazas libres, sino por el llamado turno restringido, circunstancia excepcional que preveían los Estatutos de la Academia. Su discurso versó sobre Salzillo, lo que respondía bien a su amor siempre presente por su tierra y sus gentes. Con motivo del ingreso, en 1910, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, pronunció una verdadera lección política titulada La función del Rey en el régimen constitucional y parlamentario, interesantísima disertación de Derecho Político y pieza oratoria notable que refleja el pensamiento de un monárquico convencido y leal. La obra literaria de García Alix vio la luz en la revista La España Moderna.

La salud de García Alix se había quebrantado en 1910 y tuvo que hacer frente al sufrimiento durante más de un año; al fin sucumbió, el día 29 de septiembre de 1911, después de haberse dado varias veces su muerte por descontada. Casado con Rosario Fernández Hermosa, tuvieron cuatro hijos: Carlos, Luis, Ascensión y Rosario. Su entorno familiar fue bueno y en el mismo encontró colaboración y seguimiento de su vocación política. Estaba en posesión de la Gran Cruz del Mérito Naval, con distintivo blanco, de la Encomienda de número de la Orden de Carlos III, de la Gran Cruz de Alfonso XII y de la Gran Cruz Pontificia de San Gregorio Magno; fue comendador de la Real Orden Militar portuguesa de Cristo. Expresó deseos concretos para que después de su muerte no se enviasen coronas y que en las esquelas no figurase otro título que diputado por Cartagena, ciudad que, como Murcia toda, fue el centro de sus afanes en lo privado.

Una calle de allí lleva su nombre y, al decir de las crónicas, su tierra sintió verdaderamente su muerte, demostrándolo con la presencia en las exequias fúnebres de representaciones muy significativas. La Casa Real no olvidó a su fiel defensor y en la presidencia de honor del entierro figuraron representaciones de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, de la reina madre doña Cristina, de los infantes don Fernando y doña María Teresa, de la infanta doña Isabel y de los infantes don Carlos y doña Luisa. Canalejas, presidente del Consejo en aquellas fechas, el conde de Romanones y muchísimos personajes de la milicia y de la política figuraron en el cortejo fúnebre; el órgano oficioso del Partido Liberal-Conservador dijo de García Alix: “Hombre de clarísima inteligencia y de excepcional entereza de carácter, había prestado al partido los más relevantes servicios y hoy que los tiempos son de seria lucha y en que tanto se necesitan los temperamentos de energía, el señor García Alix habría sido de grandísima utilidad en nuestra obra”.

 

Obras de ~: Algunas observaciones sobre los Decretos de la Enseñanza, 1900; Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción [...] del Sr. ~ [Discurso del Sr. D. Ricardo Velásquez Bosco], Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1903; El Presupuesto de Reconstrucción. Política comercial, Banco y Tesoro. Subsistencias, Madrid, Idamor Moreno, 1907 (tirada aparte de los arts. publ. en la revista La España Moderna); Función del Rey en el régimen constitucional y parlamentario. Discursos leídos ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en la recepción [...] del Sr. D. ~ [Contestación del Sr. Marqués de Vadillo], Madrid, Impr. y Libr. Médica, Casa Vidal, 1910.

 

Bibl.: J. Velarde Fuertes, “Una nota sobre las relaciones entre Flores de Lemus y García Alix”, en Revista de Economía Política, vol. VI.I (enero-abril de 1955); Flores de Lemus ante la Economía Española, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1961; L. Gonzalo y González, “Antonio Flores de Lemus (1876- 1941). Síntesis de su vida y de su obra”, en Hacienda Pública Española, n.os 42 y 43 (1976), págs. 262 y ss.; J. Buireu Guarro, Antonio García Alix: Un Ministro del Regeneracionismo (1852-1911), Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1990; J. L. Sampedro Escolar y F. Alos Merry del Val, Ministros de Hacienda y Economía, Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 2005.

 

Jorge Buireu Guarro