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Juan Vallés

Biografía

Vallés, Juan. ?, c. 1496 – Villafranca (Navarra), 4.IV.1563. Notario de Villafranca, escribano, secretario y protonotario del Consejo Real de Aragón, y protonotario y tesorero general del Reino de Navarra.

Hijo de Martín Vallés, vecino de Villafranca (Navarra), con orígenes familiares aragoneses —nada extraño, ya que desde por lo menos la primera mitad del siglo xiii está documentada la presencia del apellido Vallés en la ribera de Navarra y también en Aragón— y relaciones de parentesco tanto en Alfaro (La Rioja) como en Milagro (Navarra). De familia más o menos acomodada, en 1516 ejercía como notario en Villafranca hasta que, en 1519, marchó al servicio del rey Carlos i, dejando toda su documentación notarial a cargo de su padre, quien por mandato regio la entregó al también notario de la localidad Pedro de Ocón.

Las actividades ejercidas por Juan Vallés en la órbita del monarca Habsburgo están vinculadas a la Cancillería aragonesa, actuando como escribano de mandamiento, secretario, y, muy fugazmente, como protonotario del Consejo Real de Aragón. Al igual que otros funcionarios de la Cancillería aragonesa, desarrolló su actividad burocrática en diferentes territorios europeos —Inglaterra, Alemania, Flandes e Italia—, ocupaciones que le facilitaron relacionarse con las elites intelectuales de su tiempo. A principios de 1524, fue nombrado protonotario de Navarra por renuncia de Martín de Jaureguízar con un salario de 400 libras anuales; tres años después, el salario ya había ascendido a las 1000 libras al año. Con todo, Juan todavía se resistía a regresar a Navarra, permaneciendo durante un largo período de tiempo vinculado a la Corte, mientras que Catalina de Marañón, su futura mujer, si es que no estaba ya casado por aquel entonces, residía en Alfaro.

En recompensa por los servicios prestados durante su periplo por tierras europeas el Monarca le donó 20 fanegas de tierra de labor en el término de Solmayor, junto a la destruida fortaleza de Milagro, además de un solar que la villa de Villafranca le entregó para que construyera su casa. Se desconoce en qué se basan A. y A. García Carraffa para afirmar que recibió el señorío de Guesoleri, en Sicila. Su nombramiento como tesorero general de Navarra, tras la renuncia de Luis Sánchez, quien pasó a regir la Tesorería General de Aragón, es del 1 de septiembre de 1528, y por cuyo ejercicio se le asignaron 750 libras anuales.

Este ascenso motivó su inmediata renuncia al cargo de protonotario, que recayó en Martín de Echaide.

A principios de 1530, se le asignó un sueldo anual de 150.000 maravedís (400 ducados de oro de Castilla), de los que 24.000 estaban destinados a pagar a dos ayudantes y otros 6000 para el material de escribanía de la Tesorería.

La llegada de Vallés a la Tesorería supone un período de adaptación personal y un proceso de reorganización interna del oficio tras su toma de posesión.

Al poco tiempo de su acceso al cargo figuran como regentes, Sancho de Estella —desde finales de 1528 hasta abril de 1535—, Juan de Larrasoaña y Juan de Sada. Tan eficiente resultó el ejercicio de este último en su puesto que, tras el fallecimiento del tesorero solicitó hacerse cargo de la administración de la Tesorería mientras estuviera vacante, manteniéndose en el cargo de regente hasta que Miguel de Solchaga tomó posesión (30 de agosto de 1563). Es a partir de la década de 1530 cuando Vallés inició una fructífera labor con el fin de ampliar su hacienda en torno a Villafranca, localidad en la que, desde 1531, ejerció también como baile y justicia, un oficio en el que en varias ocasiones se le acusó de ejercer con excesiva impunidad y de escudarse para solucionar asuntos de carácter privado.

De carácter enérgico, a lo largo de su vida mantuvo continuas disputas con sus vecinos y detractores. La más sonada de ellas acabó en un pleito, incoado en febrero de 1539, en el que el fiscal y Leonor de Liñán le acusaban de haber inducido a perjurio a un testigo de un proceso anterior sobre una serie de deudas que como tesorero del Reino debía abonar a dicha Leonor.

La sentencia (10 de diciembre de 1539; confirmada el 7 de marzo de 1540) le suspendió temporalmente del ejercicio de la Tesorería y le condenó a tres años de destierro, más 200 ducados de multa. Durante el tiempo de suspensión de empleo y sueldo fue el aludido Juan de Sada quien ejerció la regencia de la Tesorería navarra. Entre tanto, el tesorero trasladó su residencia a Alfaro, cerca de sus amigos y familiares castellanos, pese a que ocasionalmente se acercó a Villafranca tomando sus precauciones para no ser apresado.

No obstante, pese a la tensa convivencia con algunos de los vecinos, el prestigio del tesorero dentro y fuera del municipio era elevado. Fue un personaje, en definitiva, perteneciente, a ese extenso e influyente grupo de funcionarios reclutados entre la oligarquía provincial de reconocida fidelidad a la Corona, que surge en torno a la política de reforma del gobierno y de la hacienda, llevada a cabo por los Reyes Católicos, tras la anexión de Navarra (el duque de Alba tomó posesión de Pamplona el 25 de julio de 1512).

Durante los últimos años de vida, el tesorero gozaba de una precaria salud. En noviembre de 1557, Leonor de Austria y María de Hungría solicitaron a su sobrino Felipe II el cargo de tesorero del Reino para Martín de Gaztelu, “el qual nos ha hecho relación que tiene aviso que en Navarra estava tan al cabo Joan Valles que podría ser que fuesse muerto”. No obstante, parece que las noticias habían sido exageradas puesto que se restableció de sus dolencias. A mediados de 1562, falleció su esposa, Catalina de Marañón; él lo hizo poco tiempo después, el 4 de abril de 1563.

De su matrimonio con Catalina de Marañón no tuvo hijos. Dos de sus tres vástagos (Juan —casado en 1552 con Ana de Oroz—, y Francisca —casada con el regente de su padre en la Tesorería, Juan de Sada—) probablemente nacieron fuera de Navarra, antes de casar, mientras que la menor (Isabel —casada en segundas nupcias con el notario de Pamplona Beltrán de Amátriain—) parece que nació una vez ya desposado.

La madre de sus tres hijos era una tal Ángela, su criada durante un tiempo, quien posteriormente matrimonió con el notario Bernal Martínez de Sarasa, con el que el tesorero mantuvo estrechas relaciones. Por su parte, Catalina de Marañón, su esposa, era hija de Francisco de Marañón y nieta de María de Roncal. Esta última perteneciente a una familia de la baja nobleza del Norte de Navarra, hermana, a su vez de Pedro Navarro (o Roncal), el famoso conde Olivetto. Hermanos de Catalina fueron Rodrigo de Marañón, regidor de Toledo, Francisco, con quien más relación tuvo el tesorero ya que, en torno a 1550, es mencionado como residente en Villafranca, y otro —cuyo nombre se desconoce— que en 1558 ya había fallecido.

Fue Vallés autor de la obra denominada Libro de Cetrería y Montería, conjunto de seis libros. Cuatro tratan de cetrería, uno de montería y otro sobre los perros. Aunque preparada para la imprenta en 1556, no llegó a ser publicada. Inclinado a la caza de cetrería, deseó corregir los errores que, en su opinión, contenían muchas de las obras cetreras existentes y a tal fin compuso cuatro tratados de cetrería (El primer libro tratara de los açores y gavilanes [...] el segundo libro tratara de los halcones y de los esmereiones y de los alcotanes [...] el tercero de como a de ser regida cualquier aue [...] el quarto libro tratara de como se han de enxerir las plumas que se rompen [...]) que completó con otro dedicado a los perros de caza (el sesto libro tratara de todos los perros de la caça [...] y del huron). El contenido de estos tratados presenta un acusado sentido práctico.

Redactados desde una perspectiva de profundo conocimiento, fruto de una cumplida experiencia en la actividad cetrera, fueron presentados al marqués de Mondéjar para su aprobación entre 1543-1546, trienio en que éste ocupó el cargo de virrey de Navarra.

Por consejo de este personaje, añadió un nuevo tratado, que colocó tras los de cetrería, (el quinto libro tratara de la caça de la monteria), abarcando así el ámbito de la caza en su totalidad. Este quinto trabajo, posterior en el tiempo, difiere también, en cuanto al tratamiento, de los anteriores, pues Vallés nunca practicó la montería. En él recopila, ordena y sistematiza lo que halló escrito. Usó como fuentes el Libro de la Montería, del rey Alfonso XI, el Livro da Montaria, del rey Juan I de Portugal y Le Livre de Chasse du Roy Modus, de forma que su doctrina resulta ajena a su propia experiencia venatoria. En el prólogo de su obra cetrera Vallés se declara autor de un libro anterior (“que dexo escrito intitulado Flores de Cirugia y Medicina...”) ignoto hasta la fecha.

Los últimos años de su vida los dedicó a la preparación de su tercera y última obra: Regalo de la Vida Humana, pero pese a sus esfuerzos no logró terminarla. Un texto en el que el tesorero, según el prólogo de su nieto Pedro de Sada —hijo de Francisca Vallés y Juan de Sada— pretende “recoger por orden todas aquellas curiosidades que para el servicio de una persona y buen gobierno y policia de una cassa cumplida podian ser necesarias”. Ni que decir tiene que este libro, del que sólo se conoce un ejemplar, no tuvo la difusión alcanzada por su obra venatoria.

En razón de su contenido el texto es un compendio influido por la literatura, de gran éxito editorial entre el siglo XVI y mediados del XVII, que se ha venido a denominar “libros de secretos” al que añade el saber gastronómico y enológico del momento. Una obra que se presenta con un marcado carácter práctico. En origen, el manuscrito debía de haber reunido ocho libros (En el libro primero se enseñan cossas muy escogidas y excelentes para el servicio de la persona misma en lo que toca a la limpieza y adreço de la cabeça, rostro y manos, donde aunque es verdad que se trata algo del afeyte y compostura para mujeres [...] en el segundo a hazer con mucha perfecion todas las aguas y polvos de olor y todos los adovos de guantes, perfumes, pastillas, caçoletas, pomas y pastas y otras gentilezas de olor [...] en el terçero se muestran a hazer con mucha perfection y excelencia todos los azeytes, assi de olor como de medicina y cirugía [...] en el libro quarto se enseñan a hazer con mucha excelencia todos los electuarios y conservas de açucar y de miel [...] en el quinto las confituras, alcorzas, pasta real, marcapan, turrones y otras frutas que se hazen con açucar y con miel [...] en el libro sexto se pone todo el servicio y regalo de la mesa, el qual se divide en ocho partes: en la primera parte se enseñan a hazer muchas frutas de sarten, tortas, quesadillas y otras cossas que se sirven por principio y por postre de la mesa; en la segunda se enseñan las sopas que suelen servirse en la mesa; en la tercera las escudillas y potages que suelen tambien servirse; en la quarta se ponen todas las salsas, escabeches y adovos de carne y de pescado; en la quinta los rellenos que se hazen a las aves y otras carnes assadas y cozidas; en la sexta los pasteles y empanadas; en la septima las sobreassadas de Italia, salsijas, longanizas, doñagales y mellizas, y del çeçinar las carnes y guardarlas muchos dias sin cecinar y enternecerlas luego que mueren; en la octava los adovos de azeytunas y alcaparras y de la guarda y conservacion de las frutas y otras cossas de comer [...] en el septimo libro se trata de los vinos, del agua ardente, del vinagre y del agraz [...]), pero del último (una recopilación de distintas recetas) nada se sabe. Que Juan Vallés puso especial interés en la redacción de este octavo libro es un hecho, ya que, a decir de su nieto, tuvo intención de editarlo por separado, “pero fue Dios servido atajar con su muerte estos propositos y otros muchos de obras que si el alcanzara vida para acaballas hizieran bien grande y estendida su memoria”.

A Pedro de Sada (fallecido en diciembre de 1615) se debe el interés de publicar esta última obra, deseo que, por los motivos que sean, no pudo ver cumplido.

A él se le debe también la adición del prólogo y de algunas recetas. Hoy en día el manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria (Österrichische Nationalbibliothek), en Viena, procedente de la biblioteca particular de Pedro de Navarra y la Cueva, marqués de Cábrega, tras ser adquirida para la Biblioteca Palatina, en 1674, por el embajador austríaco en Madrid, Francisco Eusebio, conde de Pötting.

 

Obras de ~: Libro de Açetreria compvesto por Mossen Jvan Valles, Thesorero General y del Consejo de sv Magestad en el Reyno de Navarra y añadido al cavo el de Monteria [...], Ms/3379, Biblioteca Nacional de España (BNE), s. XVI; Mss/3335, 3382, 3386 (incompleto), s. XVI; Ms/8, Real Academia Española, s. XVI; Ms/9/5503 (incomp.), Real Academia de la Historia; Ms/82/6/12, B. Cap. Colombina; Ms/6361 (incomp.), ÖNB de Viena, s. XVII; Ms/3127, BNM, s. XVII-XVIII; Ms/5961 (incomp.), BNM, s. xix; Libro de acetrería y montería, Sevilla, Bibliófilos Sevillanos, 1947; Libro de Acetrería, de Juan Vallés, Madrid, Cairel, 1993; Libro de acetrería y montería (ed. de J. M. Fradejas Rueda, Madrid, Círculo de Bibliofilia Venatoria, 1994); El Libro de la Montería, de Juan Vallés. Estudio y edición crítica (ed. de F. Osuna Lucena, Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1995); El Libro de la Montería, de Juan Vallés, MDLVI (ed. de F. Osuna Lucena, Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1995); Regalo de la vida humana. ÖNB, Codex Vindobonensis Palatinus [1563] (Biblioteca Nacional de Austria, ms. 11160) (ed. facs. de F. Serrano Larráyoz, t. I, Pamplona, Österreichische Nationalbibliothek- Gobierno de Navarra, 2008).

 

Bibl.: Archivo Real y General de Navarra, Libros de Mercedes Reales de la antigua Cámara de Comptos, libro 1, fols. 265r.-v., 267r. y 373r., libro 6, fol. 188r., libro 9, fols. 314v. y ss., 318r., 320r. y 370v., libro 14, fols. 87r., 112r. y 122r.;J. Yanguas y Miranda, Índice de todos los documentos contenidos en los Libros de Mercedes Reales que se hallan en el Archivo del extinguido Tribunal de la Cámara de Comptos, con separación de materias, t. I, s. f., pág. 85; J. Gutiérrez de la Vega, Biblioteca Venatoria Española, incluida en Libro de la Montería del Rey D. Alfonso XI, Madrid, M. Tello, 1877, págs. CLXVI–CLXI; Duque de Almazán, Historia de la Montería en España, Barcelona, Instituto Gráfico Oliva de Vilanova, 1934, pág. 230; G. M.ª Bertini, Studi e ricerche ispaniche, Milano, Società Editrice Vita e Pensiero, 1942, pág. 105; W. C. Kraft, Codices Vindobonenses Hispanici. A Catalog of the Spanish, Portuguese, and Catalan Manuscripts in the Austrian National Library in Vienna, Corvallis-Oregon, State College, 1957, págs. 4 y 39; A. y A. García Carrafa, El solar vasco-navarro, t. IV, San Sebastián, 1967, pág. 250; J. Cejador y Frauca, Historia de la Lengua y Literatura Castellana, t. II, Madrid, Gredos, 1972, pág. 40; A. Palau Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, Barcelona, 1973, pág. 201; F. Idoate, Rincones de la Historia de Navarra, t. I, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1979, págs. 103-104; M. Fernández Álvarez (ed.), Corpus Documental de Carlos v. Apéndice: Las memorias del Emperador (1554-1558), t. IV, Salamanca, Universidad, 1979, págs. 366-367; F. de Uhagón y E. de Leguina, Estudios bibliográficos. La caza, Madrid, Guillermo Blázquez, 1981, pág. 74; J. M. Fradejas Rueda, Ensayo de una bibliografía de los libros españoles de cetrería y montería (s. XIII-XVII), Madrid, Cairel, 1985, pág. 52; Duque de Almazán, Diálogos de la Montería, Madrid, Aldaba, 1991, pág. 224; J. M. Fradejas Rueda, Bibliotheca cinegetica hispanica, Valencia, Grant & Cutler, 1991, pág. 91; J. M. Fradejas Rueda (ed.), Libro de acetrería y montería, Madrid, Círculo de Bibliofilia Venatoria, 1994, págs. XIX–LXI; M.ª I. Ostolaza Elizondo, Catálogo de documentación Navarra del siglo XVI en la Cámara de Castilla, [Pamplona], Universidad Pública de Navarra, [1998], en Cd-rom; F. Serrano Larráyoz, “La edición del Regalo de la Vida Humana (Österreichische Nationalbibliothek, Codex Vindobonensis Palatinus, Ms. 11160) de Juan Vallés (c. 1496-1563): un proyecto en curso”, en Huarte de San Juan. Geografía e Historia (Pamplona), 13 (2006), págs. 341-354; F. Serrano Larráyoz, “Juan Vallés (c. 1496- 1563): vida y obra de un humanista navarro de la primera mitad del siglo XVI”, en F. Serrano Larráyoz (ed.), Regalo de la vida humana. op cit., t. II.

 

Francisco Osuna Lucena y Fernando Serrano Larráyoz

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