Clemente Gurrea, Miguel. ?, f. s. xv-p. s. xvi – 24.IX.1562. Protonotario de la Corona de Aragón.
Hijo primogénito del también protonotario Miguel Velázquez Clemente, y fruto del primer matrimonio de este ministro con Margarita de Gurrea. Continuador en los oficios de su padre y su abuelo, aunque no tuvo descendencia, supo transmitirlos a su hermano y a su sobrino. Con él alcanza la Protonotaría de Aragón los rasgos típicos que caracterizan este oficio durante la segunda mitad del siglo xvi y el siglo xvii. Clemente Gurrea fue además un hombre culto y amante de las letras. Llegó a poseer en la casa de los Clemente en Zaragoza una magnífica colección de tapices y pintura —más de ciento diez obras que pudo adquirir en los mercados de Flandes e Italia—, además de una amplia biblioteca, proveniente en gran parte de su padre, con más de setecientos cincuenta libros, con varios manuscritos, y casi todos ellos en latín o griego, ya que en el testamento de Miguel Velázquez Clemente se reservaron los libros en romance para su mujer, Isabel Altarriba.
Miguel Clemente Gurrea fue educado desde muy joven, desde los seis años, en la Corte como paje del rey Fernando. Siguió los pasos de la carrera administrativa en la oficina de su padre. Fue nombrado, por una disposición del Emperador, fechada el 8 de enero de 1525, coadjutor en la Protonotaría con derecho a suceder en el cargo al titular del oficio. Aunque Miguel Clemente vio su posición en el Consejo de Aragón un tanto postergada por la acción de Alonso de Soria, hombre de confianza de Gattinara, a partir de la campaña de Túnez en 1535, se reforzó su cargo cuando Carlos V ordenó que, durante la ausencia de los secretarios Hugo de Urríes y Juan de Comalonga que acompañaron al Emperador, fuera Miguel Clemente quien se hiciera cargo de todos los negocios de los reinos e islas de la Corona de Aragón sirviendo a la emperatriz Isabel. Durante los años siguientes acompañó a Carlos V en sus empresas europeas: en 1540 pasó a Flandes, siguiéndole por Francia, Italia y Alemania. Estuvo en la infeliz jornada de Argel. Carlos V le ordenó que asistiese al príncipe Felipe, quien nombró a Miguel Clemente su protonotario en Barcelona el 12 de noviembre de 1542, y posteriormente confirmó ese nombramiento el 10 de septiembre de 1552 en las Cortes de Monzón.
A partir de 1543, el príncipe Felipe se convirtió en gobernador de la Corona de Aragón y siguiendo las recomendaciones de su padre, ahora ausente, acometió una serie de reformas que tuvieron como objetivo el Consejo de Aragón. Las reformas afectaron tanto a la composición como al modo de funcionamiento de la institución. Una de las consecuencias fue, por un lado, el creciente influjo de Gonzalo Pérez en los asuntos aragoneses, y, por otro, el asentamiento de las negociaciones del Consejo y de la figura del protonotario, transcurrido un cierto tiempo. Pérez, desde su lugartenencia de la Protonotaría, llegó a acaparar todas las secretarías de los diversos territorios de la Corona desplazando en sus funciones al protonotario, también respecto a las que desarrollaba ante las Cortes. Sin embargo, a partir de 1548 y coincidiendo con el alejamiento de Gonzalo Pérez de la Corte, pues acompañó al príncipe Felipe por Europa, la posición de Miguel Clemente se vio nuevamente reforzada. En ese año de 1548 obtuvo la condición de noble; y lo que es más importante: las negociaciones del Consejo de Aragón, en una fórmula que se continuó hasta la desaparición del Consejo en 1707, se vincularon a la Protonotaría.
Efectivamente, con Miguel Clemente Gurrea se produjo el proceso de incorporación de algunas secretarías del Consejo al oficio de protonotario. Esto se ratificó tras la muerte de Urríes y Comalonga, y tras la experiencia obtenida durante las jornadas de Túnez, y el ciclo viajero del Emperador en 1543. Casi todas las secretarías del Consejo de Aragón, excepto la de Valencia, encomendada a Juan Saganta, fueron servidas entonces por Miguel Clemente. Tras el período de influencia de Gonzalo Pérez volvieron a ser ejercidas por Miguel Clemente y luego por su hermano Jerónimo, quien a partir del 2 de agosto de 1561, y por problemas de salud del titular del oficio, había obtenido la adjunción con derecho de futura sucesión en la Protonotaría y en las secretarías anejas.
Miguel Clemente Gurrea había contraído matrimonio el 16 de febrero de 1530 con Isabel de Reus.
No tuvo hijos. De frágil salud, los rumores sobre su muerte, que llegaron a la capital del reino de Aragón en enero de 1559, provocaron que los jurados de la ciudad de Zaragoza se adelantasen a proponer como su sustituto al historiador Jerónimo Zurita en una carta enviada al rey Felipe II. Miguel Clemente no guardó rencor por este hecho. Se sabe que una de sus últimas cartas, fechada en Madrid el 18 de febrero de 1562, iba dirigida a Zurita y en ella le comunicaba el privilegio concedido por el Consejo de Aragón para la impresión de su Crónica de Aragón; le recordaba además algunos documentos prestados de época del rey Juan II y Fernando el Católico. Miguel Clemente Gurrea falleció en septiembre de 1562. Su última voluntad fue que sus restos descansaran junto a los de su padre en la capilla mayor de la iglesia de Santa Catalina, en Zaragoza. Nombró como heredero al primogénito de su hermano Jerónimo, Miguel Matías Clemente, un joven de catorce años en 1562, quien con el tiempo se convirtió, continuando la dinastía familiar en protonotario del Consejo de Aragón en 1582.
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Juan Francisco Baltar Rodríguez