Parcerisa y Boada, Francisco Javier. Barcelona, 1803 – 27.III.1875. Pintor y litógrafo.
Aunque su actividad creadora fue, al parecer, más amplia, la figura de Parcerisa ha quedado indisolublemente unida al gran proyecto artístico al que dedicó todas sus energías: Recuerdos y Bellezas de España. Este proyecto editorial, que dirigió, y para el que produjo más de seiscientas láminas, concentra y ejemplifica mejor que ningún otro la fascinación romántica por los monumentos antiguos y es el mejor y más contundente testimonio de la sensibilidad y del compromiso romántico con lo histórico y con lo arqueológico. Tanto es así, que el resto de la producción de Parcerisa resulta virtualmente desconocida todavía hoy.
Hijo de un tejedor, se dedicó al oficio de su padre.
Cuando, en 1821, quedó huérfano, se estableció por su cuenta, realizando dibujos y patrones para adornos de pasamanerías. Recibió su primera formación artística en la Junta de Comercio de Barcelona, donde fue premiado en 1828 y 1829, y de un modo autodidacta comenzó a aprender el arte de la litografía y años después el del daguerrotipo.
Al parecer, según algún testimonio, quedó impresionado desde muy joven por la descripción literaria del palacio de la Alhambra de Granada en la novela de Chateaubriand El Último Abencerraje, por lo que decidió concentrarse en aprender a dibujar sobre piedra, para poder poner imágenes a tales descripciones.
Más allá de esta anécdota y de acuerdo con lo que explica Fontbona, debió de influir en él la quema de conventos que aparejó la revolución de 1835 en su ciudad natal, que hizo desaparecer algunas joyas del arte medieval catalán agitando la conciencia de la identidad cultural a un nivel culto. Quedó muy claro desde el principio de su producción que las intenciones de Parcerisa iban mucho más allá de crear o reunir simplemente una colección de bonitas litografías, pues aunque se inspiró en obras relacionadas con la literatura de viajes, como la de David Roberts (1796- 1864), le movía el interés de ofrecer un documento histórico fiable de los grandes monumentos españoles, parecido al interés arqueológico que inspiró al francés Alexandre de Laborde (1773-1842), recabando para ello noticias fidedignas sobre los mismos, para que su esfuerzo permitiera conservar los máximos testimonios del pasado o, al menos, perpetuara la memoria a los que desaparecieran inexorablemente. De hecho, su compromiso conservador le llevó a formar parte de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Barcelona, además de ser miembro de varias corporaciones académicas, como la de San Fernando y la de San Jorge. Ese mismo impulso le condujo a representar en litografías, y en alguno de sus lienzos, monumentos en estado ruinoso, o que acababan de desaparecer, como el de la Capilla templaria de Ceynos.
Sin duda, Parcerisa fue el inductor principal de la obra Recuerdos y Bellezas de España, ejerciendo un papel rector sobre todo el proyecto. Además de asumir funciones de ilustrador, fue empresario, director y editor de esa colección, desde 1839 hasta 1872, año en que apareció el último tomo publicado. Pero su implicación más importante fue la de la elaboración de las láminas, para lo que acompañó por toda España a los autores de los textos, pudiendo realizar cada ilustración desde su experiencia directa con cada uno de los monumentos representados.
La obra, que se adquiría por suscripción en forma de entregas con las que se iban componiendo los tomos, incorporaba a las imágenes textos con amplios razonamientos. Éstos fueron asumidos en los primeros tomos por Pablo Piferrer y Fábregas, cuya familia se dedicaba al mismo comercio que la de Parcerisa en Barcelona y que debía de ser amigo íntimo del litógrafo. Viajaron juntos para realizar los dos primeros volúmenes, dedicados a Cataluña (1839) y a Mallorca (1842), y Piferrer redactó poéticamente los textos de ambos, pero falleció antes de poder elaborar el siguiente. Fue relevado por José María Quadrado y Nieto, que asumió el encargo unos pocos años antes de ser nombrado académico de la Historia, cuando ya era considerado como un reputado historiador. Su labor ocupó algunos de los tomos más importantes, como el del Reino de Aragón (1844-1848), Castilla la Nueva (1848-1853), Asturias y León (1855-1859) y finalmente el de Valladolid, Palencia y Zamora (1861-1865). Además, Francisco Pi y Margall participó con algunos textos para el volúmen segundo de Cataluña a la muerte de Piferrer, y en el de Granada, en 1850. Por último, hay que señalar la participación con sus textos en ese proyecto de Pedro de Madrazo y Kuntz, que se ocupó de Córdoba, en 1855, y de Sevilla y Cádiz, en 1856. La obra pasó al comienzo por algunas vicisitudes editoriales que fueron estabilizándose a medida que aumentaban sus suscriptores, aunque muchos de los retrasos en las entregas de la obra se debieron, sobre todo, a los problemas de conclusión de los textos por parte alguno de los autores antes mencionados. Aunque la difusión de la obra terminó poco después del final del reinado de Isabel II, Daniel Cortezo reeditó todos los volúmenes, entre 1884 y 1891. Lo hizo en el establecimiento de Donón, en Madrid, en el que se había impreso una parte de las litografías originales, y añadiendo además algunos nuevos tomos que pretendían completar la labor dejada a medias por Parcerisa.
Las litografías de Parcerisa se caracterizan por una visión romántica de los monumentos, siempre dramatizada por la presencia de personajes variopintos, de planteamientos escenográficos muy pintorescos, muy atenta a los efectos atmosféricos. En ellas destaca además la sincera atención hacia aspectos costumbristas, que caben en sus litografías. Sin embargo, en las obras realizadas por Parcerisa durante la segunda mitad del siglo xix, se nota una interpretación más objetiva de los monumentos, que realizaría seguramente ayudado de daguerrotipos. Estas últimas aparecieron cuando ya le superaba en éxito —por su mayor brillo artístico— la España artística y monumental de Jenaro Pérez Villaamil, cuya presentación de los monumentos era mucho menos fiel a la realidad que la de Parcerisa. En su conjunto, la aportación del artista ha de considerarse como la consolidación de la técnica litográfica en Cataluña, así como uno de los esfuerzos documentales y artísticos más populares de la época. Además, las pocas pinturas que se conocen de su mano, realizadas todas después de 1850, se caracterizan también por ofrecer esa misma visión objetiva de los monumentos, en las que prevalece cierto interés documental sobre planteamientos artísticos.
Una enfermedad ocular fue apartándole, poco a poco, de la producción litográfica, concentrándose sobre todo, a partir de la década de 1860, en la pintura sobre lienzo, lo que continuó haciendo casi hasta el final de su vida, cuando la enfermedad le acuciaba.
Al parecer murió sin descendencia, aunque Ossorio le atribuye la paternidad de un artista ovetense llamado José Parcerisa.
Obras de ~: Pintura al óleo: Vista de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, c. 1856; Vista exterior de la Catedral de Burgos, 1860; Sala Capitular de un Convento de Templarios en Ceinos de Campos, 1860; Capilla Mayor de la Catedral de Barcelona, vista desde el Coro, 1862; Remate exterior de la capilla del Condestable de la Catedral de Burgos; Interior de la Catedral de Barcelona, con el rosetón trazado en el nuevo frontis; Claustro de la Catedral de Barcelona; Interior de la Catedral de Tarragona, 1867; Interior de la Catedral de Tarragona a la caída de la tarde, 1871. Litografías: Recuerdos y Bellezas de España, Principado de Cataluña, 1839; Recuerdos y Bellezas de España, Reino de Mallorca, 1842; Recuerdos y Bellezas de España, Cataluña, Volúmen II, s. a. (1843); Recuerdos y Bellezas de España, Reino de Aragón, 1844-1848; Recuerdos y Bellezas de España,Castilla La Nueva, Madrid; Recuerdos y Bellezas de España, Castilla La Nueva, Toledo y Ciudad Real; Recuerdos y Bellezas de España, Reino de Granada, 1850; Recuerdos y Bellezas de España, Reino de Córdoba, 1852-1855; Recuerdos y Bellezas de España, Reinos de Asturias y de León, 1855-1859; Recuerdos y Bellezas de España, Sevilla y Cádiz, 1856-1863; Recuerdos y Bellezas de España, Valladolid, Palencia y Zamora, 1861-1865; Recuerdos y Bellezas de España, Salamanca, Ávila y Segovia, 1865.
Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Imprenta de Moreno y Rojas, 1884 (reed., Madrid, Giner, 1975, págs. 511-512); X. de Salas, “La carta sobre recientes descubrimientos en Santa María del Naranco de Parcerisa a Quadrado”, en Anuario del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, III (1935), págs. 119 y ss.; M. Valdés Fernández, “Reencuentro leonés con Parcerisa y Quadrado”, en Estudios Humanísticos, n.º 1 (1979), págs. 143-149; F. Fontbona de Vallescar, Del Neoclasicismo a la Restauraciò. 1808-1888, vol. VI, Barcelona, Edicions 62, 1983 (col. Historia de l’Art Català); V. Maestro Abad, “Recuerdos y Bellezas de España. Su origen ideológico, sus modelos”, en Goya, n.º 181-182 (1984), págs. 86-93; A. Sanz de la Torre, “La arquitectura de Palma de Mallorca en el grabado romántico, 1833-1868”, en Goya, n.º 228 (1992), págs. 343- 350; F. Alonso Martínez, “Recuerdos y Bellezas de España y su relación con el medio fotográfico”, en Archivo Español de Arte, n.º 72 (286) (1999), págs. 192-196; J. M. de Ariño Colas, Recuerdos y Bellezas de España. Ideología y estética, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2007.
Carlos G. Navarro