Vázquez Canga, Felipe. Oviedo (Asturias), f. s. XVIII – c. 1828. Catedrático, diputado a Cortes.
Dedicó la mayor parte de su vida a la enseñanza universitaria. Fue comisionado por el Claustro de la Universidad de Oviedo, junto al catedrático Francisco Busto, para que con los diputados de la Junta General de Principado, marqués de Camposagrado e Ignacio Noriega, discutieran en Comisión, ante la llegada del innovador Plan de Estudios de 1807 —Plan Caballero— las modificaciones económicas necesarias para organizar los cambios que el Plan proponía, y que no sería viable con los recursos económicos con los que contaba entonces la Universidad. La Revolución de 1808, paralizó esta iniciativa, que se retomó en el año 1820. Como catedrático gozó de gran fama, según el testimonio de un alumno, Rodríguez Busto, para quien sólo Vázquez y Andrés Ángel de Vega Infanzón, poseían la preparación adecuada y seguían las pautas que Jovellanos indicaba en su célebre carta al doctor Prado para remediar el desastroso estado de la enseñanza universitaria en España.
Se inició en la actividad política con motivo de la Guerra de la Independencia. En 1808, cuando la Junta General del Principado de Asturias, declaró la guerra a Napoleón, participó en la formación de la llamada Junta Soberana de Asturias que organizó el Ejercito asturiano del cual se le nombró subinspector, y al mismo tiempo, secretario general de la citada Junta.
Convocadas elecciones para las Generales y Extraordinarias de Cádiz, fue elegido diputado por el Principado, no pudiendo incorporarse a su cargo hasta el 21 de junio de 1811, en que las Cortes aprobaron sus poderes y fue admitido y firmó como tal en compañía de otros dos representantes de Asturias: Pedro Inguanzo y Rivero y Francisco Sierra Llanes.
Formó parte de seis comisiones, y aunque con retraso intervino en catorce ocasiones, sobre materias que versaron sobre la organización de la administración de Justicia (la figura del juez-árbitro, la teoría de que dos sentencias conformes pudiesen causar ejecutoria; los tiempos adecuados para tomar declaración; cualidad de los testigos, etc.). Acerca del tema de la abolición del Tribunal de la Inquisición, se mostró favorable.
Intervino asimismo, exigiendo el cumplimiento del decreto sobre abolición de los señoríos jurisdiccionales, en la elaboración del Reglamento del Consejo de Estado y en el arreglo de las Audiencias.
Fue elegido presidente de las Cortes para el período del 24 de julio al 23 de agosto de 1812. Siendo presidente firmó varios decretos: uno de ellos concediendo a Lord Wellington, duque de Ciudad Rodrigo, la condecoración de la insigne Orden del Toisón de Oro; otro, por el que se ordena que la plaza principal de los pueblos se denominase de la Constitución, según ésta se vaya publicando; el 11 de agosto, otro que contenía varias medidas para el mejor gobierno de las provincias que se liberen. El decreto más importante fue el que puso punto final a las diferencias entre las Cortes y el obispo de Orense, Pedro de Quevedo y Quintano —en su día presidente del Consejo de Regencia— por las reticencias y protestas del obispo en el acto de jurar la Constitución, por lo que las Cortes le declararon indigno de la consideración de español y fue privado de sus privilegios y expelido del territorio de la Monarquía.
Fue elegido también fiscal del Tribunal de Cortes el 29 de diciembre de 1812.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación Electoral, 1, n.º 4.
VV. AA., Colección de los Decretos y Órdenes que han expedido las Cortes Generales y Extraordinarias, t. III, Madrid, Imprenta Nacional, 1820; J. García Prado, “El muy noble Ejército asturiano en 1808”, en Revista de la Universidad de Oviedo. Filosofía y Letras, (abril de 1947); F. Canella Secades, Historia de la Universidad de Oviedo, Oviedo, Flórez, Gusano y Compañía, 1903-1904 (2.ª ed.), págs. 167-168.
Juan Ramón Coronas González
