Pérez Caballero, José. Suellacabras (Soria), 20.V.1743 – Madrid, 10.X.1825. Abogado, fiscal general de la Mesta y político bajo los reinados de Carlos III, Carlos IV, Fernando VII y José I.
Sus padres, José Pérez y María de la Cuesta, fueron hidalgos ganaderos sorianos. Estudió Leyes en la Universidad Santa Catalina de El Burgo de Osma (Soria), donde se graduó en ambos Derechos; fue profesor de Práctica Jurídica en la Universidad de Alcalá de Henares y pasante en el reconocido bufete del doctor Castanedo, en la Villa y Corte, y logró el título de abogado de los Consejos. Pronto entró en contacto con los grandes juristas como Vicuña, Carrasco de Villanueva y Campomanes, de quien fue colaborador y amigo de por vida. Como abogado llevó importantes asuntos privados ante los Reales Consejos, sobre todo el de Hacienda, y la defensa en derecho de temas de grandes casas nobiliarias como la de Medinaceli. En 1772 fue designado fiscal del Real Protomedicato de Castilla, y en 1778 casó con María Antonia de Soria y Romero de Tejada, natural de Muro de Cameros; tuvieron dos hijos, Juan Francisco de Paula —de la Junta Superior de Comercio, Moneda y Minas— y Juan Pablo, que fue profesor de la Universidad de Alcalá, académico anticuario en 1834 de la Real Academia de la Historia, y académico supernumerario de Bellas Artes y de la Española.
Posteriormente, Pérez Caballero fue nombrado fiscal interino adjunto a Campomanes en el Honrado Concejo de la Mesta y después fiscal de Ausencias en propiedad. En 1774 Carlos III le nombró comisionado regio para la instalación del nuevo Jardín Botánico de Madrid y en 1778 intendente en funciones del nuevo Real Jardín. Como fiscal del Real Protomedicato, intervino activamente en su reestructuración así como en la nueva regulación en las Audiencias separadas de Medicina, Cirugía y Farmacia, también en los Reglamentos de los Hospitales General y de la Pasión de Madrid, en la ordenación de los exámenes y pruebas para la obtención de los títulos (médicos, cirujanos, boticarios, albéitares, dentistas, oculistas, parteras, algebristas) para el ejercicio profesional, fiscalización de honorarios, de destinos, organización de la Contaduría, control de la Tesorería, etc.
La gran obra de Pérez Caballero fue el Real Jardín Botánico; en él, como comisionado regio, tuvo que allegar los recursos económicos, adquirir los terrenos de El Prado y Atocha, impulsar las nivelaciones y construcciones de pabellones, albercas, conducciones de aguas, de invernaderos, la enajenación del Jardín Botánico anterior del Soto de Migas Calientes, además de supervisar las instalaciones de todo tipo, articular la organización del mismo, impulsar el Reglamento del Régimen Interior, regular las relaciones con otras instituciones científicas como el Real Protomedicato, los Colegios y Facultades de Medicina, la Real Botica, etc. Muchas de estas acciones las llevó a cabo con la cooperación del doctor Casimiro Gómez Ortega, primer director del Real Jardín, con los arquitectos Berete y Sabatini, con el cosmógrafo militar Tadeo López, y con los doctores Virio, Boutelou y Melón González.
La figura del comisionado regio fue reforzada al ser nombrado intendente juez privativo para todos los temas gerenciales de Real Jardín, mientras durasen las obras del mismo, casi siete años, de 1774 a 1781. Fue patrocinado por el sumiller, mayordomo general de Palacio y presidente de la Real Junta de Bureo, José Fernández Miranda, duque de Losada, hombre de confianza, ya desde Nápoles, del rey Carlos III y que apoyó a Pérez Caballero en la organización general del Real Jardín, cuyos temas él despachaba con el conde de Floridablanca o incluso con el Rey, pues Carlos III a menudo así lo requería.
En la construcción del Real Jardín Botánico, Pérez Caballero llevó la coordinación ejecutiva con poderes incluidos los de propuesta a Su Majestad el Rey, junto con Casimiro Gómez Ortega y Francisco Sabatini. En un momento posterior se incorporaron Virio, Palau y Melón González. En 1783 fue nombrado consejero de Hacienda, con honores de consejero de Castilla y, a ruegos del conde de Floridablanca y del duque de Losada, Pérez Caballero simultaneó su bufete de abogado con sus tareas como fiscal del Real Protomedicato —puesto clave para la financiación del Real Jardín Botánico— y de primer intendente del Jardín. Así, fue impulsor del Reglamento del mismo y coautor con Gómez Ortega, del primer Plan para la Enseñanza de la Botánica en España en Medicina, Farmacia, etc. Años más tarde, coordinó el primer Plan de Enseñanza de la Química en España.
Además desempeñó los siguientes cargos: decano de la Suprema Junta del Real Patrimonio; asesor decano como letrado de la Comisaría General de Cruzada; decano de la Real y Suprema Junta de Apelaciones de los Juzgados de Correos, Caminos y Posadas del Reino; supervisor fiscal de la Real Imprenta y vocal de la Junta de Comercio, Moneda y Minas. Como fiscal de Ausencias en propiedad del Honrado Concejo de la Mesta bajo la presidencia de Campomanes se identificó con éste en las reformas mesteñas que culminaron en la Asamblea General de la Mesta de 1782 en Talavera de la Reina en la que expuso y defendió el importante “Pedimento de Narros [Soria] a favor [en las dehesas de propios] de los miles de pequeños y medianos ganaderos”, que fue aprobado. También con Campomanes regularizó la hacienda de la Mesta, e impulsó el ordenamiento de la Tesorería.
Bajo el reinado de José I, al crear éste la Junta Suprema de los Negocios Contenciosos, o Tribunal Supremo de Justicia, nombró a Pérez Caballero presidente de la Sala Primera y juez decano, y, como fiscal, a Meléndez Valdés. En 1810 fue nombrado por el Rey presidente de la “Comisión Judicial de Consolidación o Intervención”, y en 1811 vocal de la Comisión de Instrucción Pública y de la de Codificación. Además, en 1812 fue nombrado presidente de la Junta Suprema del Patrimonio Real. Desde esta última impulsó el Catálogo de los Fondos del Patrimonio Real, y anotó los expolios que al regreso de Fernando VII, sirvieron de base jurídica para su reclamación en el Congreso de Viena. Fernando VII le eximió del “juicio de purificación” y le confirmó como decano del Consejo de Hacienda y de la Junta Suprema del Real Patrimonio. Fue nombrado, por Real Decreto de 25 de septiembre de 1819, juez supremo privativo de la Partición y División del Patrimonio Real y del Patrimonio familiar de los fallecidos reyes padres Carlos IV y María Luisa, y formó parte de la Junta de Testamentaría Real, entre 1820 y 1825.
Obras de ~: Consejos Extremadura y Mesta, Informes y Memoriales ajustados (Memorial Ajustado del Exp. de Concordia) del Honrado Concejo de la Mesta, en Archivo Histórico Nacional, legs. 7087, 7074, 7060.
Bibl.: N. Rabal, Historia de Soria, Barcelona, D. Cortezo, 1889; A. F. Gredilla y Gauma, El Jardín Botánico de Madrid: su origen, importancia científica, Madrid, 1911; E. Ruiz Ruiz y C. Sáenz Ridruejo, “La cañada Oriental soriana”, en Celtiberia (Soria), n.º 64 (1982), págs. 199-232; A. Calama y Rosellón, “Un soriano olvidado: el ilustre Jurista Excmo. Sr. Don José Pérez Cavallero, hombre de Estado en la España ilustrada”, en Celtiberia (Soria), n.º 93 (1999); O. Puché Riart, “J. Pérez Caballero y el desarrollo científico en la España ilustrada”, en Revista de Soria, n.º 27 (1999); A. Calama y Rosellón, Historia de Soria, 1808-1814. Sociedad y vida. Fastos y Gestas. Desastres y Expolios, Soria, Diputación Provincial, 2005.
Argimiro Calama Rosellón