Boutelou, Esteban. ?, p. s. XVIII – ú. t. s. XVIII. Jardinero.
Este jardinero es quizás el más conocido de toda la familia que regirá los jardines reales durante todo el siglo xviii y parte del xix. A la muerte de su padre, Esteban Boutelou I en 1735, la Corte española solicita a Francia un jardinero que fuera también arquitecto.
La petición no llega a buen fin, por lo que Esteban II sucede a su padre en los puestos que éste ocupaba.
Hacia 1740 pide viajar a París para perfeccionarse en “la plantación de árboles y la formación de jardines”, petición que le es rechazada y no viajará a París hasta mucho más tarde, en 1760, con una edad avanzada.
En 1742 elabora un proyecto para el jardín del nuevo Palacio Real de Madrid que, como tantos otros de diferentes artistas, no llega a realizarse. El mismo año había solicitado el puesto de jardinero mayor de La Granja, cargo que no le es concedido y no será hasta 1745 cuando pase a ser jardinero mayor de Aranjuez, segregando el cargo de arbolista, quizás debido a algunas de sus teorías sobre el mantenimiento del arbolado al que no permitía regar mucho, de lo que resultó la pérdida de numerosos ejemplares. En estos años proyecta y realiza el jardín de flores de la Isla, donde se cultivaban las variedades más exquisitas. Entre 1750 y 1755 multiplica las plantaciones de árboles en Aranjuez, en especial de olmos, robles, almeces, castaños de indias, carpes, etc., introduce los plátanos de Oriente procedentes de Francia e intenta aclimatar especies más exóticas. Durante su estancia en París, donde se encuentra estudiando el cultivo de los ananás y comprando árboles y plantas para los Reales Sitios, solicita que sus dos hijos, Pablo y Pedro, sean becados para viajar a Francia y hacerse jardineros. A su regreso, en 1765, colabora con el arquitecto Sabatini en las plantaciones de la Cuesta de San Vicente de Madrid y en la Carretera del Pardo, plantando naranjos, limoneros, cidros, cipreses y olmos. En la capital realiza también, mucho más tarde, en 1786, un informe sobre el Paseo del Prado y su arbolado que, según Gómez Mendoza, “sienta la doctrina, que van a repetir hasta la saciedad, los jardineros reales, de que los problemas se debían sobre todo a la poda ‘inconveniente y fruto de la ignorancia’”.
Además, hace interesantes observaciones respecto a la necesidad de cultivar y aclimatar los árboles, así como referencias a las especies de árboles más idóneas, y señala una serie de instrucciones para realizar una plantación adecuada.
Obras de ~: Proyecto para el jardín del nuevo palacio real de Madrid, 1742; Plano de las huertas llamadas del Picotajo [...], Aranjuez, Madrid, 1744; Proyecto para un invernadero (?), 1747; Proyecto para un jardín de flores del jardín de la Isla de Aranjuez, Madrid, 1748; con Ruitgers, Ordenación de la huerta de la Primavera, Aranjuez, Madrid, c. 1756; con F. Sabatini, Plantaciones de la cuesta de San Vicente y de la carretera de El Pardo, Madrid, 1765; Plantaciones del Jardín del Deleite, Aranjuez, Madrid, c. 1790.
Escritos: “Catálogo de los árboles, y arbustos del Jardín del Príncipe N. S. en el Real Sitio de Aranjuez con sus nombres que se les han aplicado en latín y á muchos de ellos en castellano”, Adiciones a A. Ponz, Viage de España, Madrid, 1787, t. I, págs. 386-394.
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Mónica Luengo Añón
