Boutelou Agraz, Claudio. Aranjuez (Madrid), 1774 – Sevilla, 1842. Jardinero y catedrático de Agricultura.
Claudio Boutelou es una de las figuras sobresalientes de la familia de los Boutelou, conocidos jardineros que llegan a España en tiempos de Felipe V. Se harán cargo de muchos de los jardines de los Reales Sitios y desarrollarán también una importante labor en la enseñanza de la Agricultura y la Botánica a lo largo de los siglos xviii y xix. Claudio era hijo de Pablo, insigne tracista y jardinero, y hermano de Esteban (el tercero de ese nombre en la familia), con quien mantendrá una estrecha relación profesional a lo largo de toda su vida. Siguiendo la tradición familiar, su padre había solicitado que ambos hermanos fueran pensionados por la Casa Real durante ocho años para estudiar Botánica, Agricultura y Horticultura en París y Londres, donde conocieron a botánicos como Lamarck, L’Héritier o Smith y trabajaron en jardines como el Trianon en París, Kew en Londres, etc. Regresan en 1798 y Claudio pasa al Jardín Botánico de Madrid, donde ocupa varios cargos (1799, jardinero mayor; 1804, subdirector y segundo profesor de Botánica; 1807, enseña Agricultura y Botánica agrícola), además de ser nombrado en 1803 jardinero y arbolista mayor del Buen Retiro de Madrid. En 1801 publica, junto con su hermano Esteban, el “Tratado de la Huerta y Noticias de algunos árboles exóticos cultivados en Aranjuez”, en el Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los párrocos, publicación afín a las ideas de F. A. Zea, director del Jardín Botánico.
En 1807 se le nombra académico de Medicina. Durante la invasión francesa se hace cargo del Jardín Botánico de Madrid, salvándolo de la destrucción por parte del ejército francés que, según parece, pensaba destinarlo a fortificaciones, y se le nombra director y primer catedrático de Botánica. Al regreso de Fernando VII, en 1814, este nombramiento le supondrá su inclusión en la tercera clase por la Comisión de Depuración, lo que equivalía a considerarle afrancesado y, por tanto, se le apartó de todo cargo público.
En 1816 pasa a ocuparse de la cátedra de Agricultura en Alicante y poco después llega a Sevilla como director de los Establecimientos de Agricultura de la Compañía del Guadalquivir, con el encargo de planificar y comenzar la desecación de las marismas del río.
En la capital andaluza se hace cargo de todos los jardines dependientes del Ayuntamiento y diseña otros nuevos, como el Paseo de las Delicias y el Paseo y Gran Salón de Cristina. Realiza trabajos de Agronomía, como la aclimatación del tabaco, el arroz y de secano y los intentos de aclimatación del cacao en el Jardín Botánico de Málaga. En 1817 publica los Elementos de Agricultura y reproduce y mejora el Tratado de la Huerta y el Tratado de las Flores que había publicado con su hermano. En 1832 se proyecta en Sevilla un jardín de aclimatación y se le nombra catedrático y director del mismo y, aunque éste nunca llega realmente a funcionar, sí lo hace la cátedra que se integra más tarde en la Universidad de Sevilla.
Junto con su hermano, poseía una amplia biblioteca y un herbario del que se conservan 4.155 pliegos, prácticamente intactos y en magnífico estado de conservación, y que en la actualidad constituye una importantísima parte de los herbarios históricos de la universidad hispalense. Junto al herbario, que contiene gran cantidad de plantas cultivadas en el Jardín Botánico de Madrid, en los jardines de París y de Londres donde los hermanos estudiaron, se encuentra una relación manuscrito de Claudio con información detallada sobre los lugares de recolección, fechas y otros datos de interés. Su amigo Lagasca le dedicó un género de gramínea, Bouteloua, descrita en 1805 en Variedades de Ciencias, Literatura y Artes, Madrid (vol. II, fasc. IV, pág. 134).
Obras de ~: con E. Boutelou, “Sobre el árbol llamado falsa acacia”, en Semanario de Agricultura y Artes (Madrid), t. VII (1800); Tratado de la Huerta o método de cultivar toda clase de hortalizas, Madrid, Imprenta de Villalpando, 1801; “Noticias de algunos árboles exóticos cultivados en Aranjuez” y “Diferencia de climas”, en Semanario de Agricultura y Artes, t. IX, 1801; Tratado de las flores en que se explica el método de cultivar las que sirven para adorno de los jardines, Madrid, Imprenta de Villalpando, 1804; Tratado del injerto, en que se explica todo lo correspondiente al arte de injertar, Madrid, Oficina de D. Francisco Martínez, 1817; Elementos de Agricultura, Madrid, 1817.
Bibl.: M. Colmeiro, La Botánica y los Botánicos de la Península Hipano-Lusitana, Madrid, Imprenta y Esterotipia de M. Rivadeneyra, 1858; F. de las Barras y Aragón, “El Herbario de la Universidad de Sevilla”, en Anales de la Universidad de Sevilla, 3 (1) (1940), págs. 59-79; A. D. Braojos, José Manuel Arjona, Asistente de Sevilla, 1833-1852, Sevilla, Ayuntamiento, 1976; VV. AA., Real Jardín Botánico de Madrid. Pabellón de Invernáculos, Madrid, Real Jardín Botánico de Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1983; VV. AA., El Real Jardín Botánico de Madrid (1755-2005), Madrid, Real Jardín Botánico-Lunwerg-Fundación Caja Madrid, 1985; J. Armada y S. Castroviejo, Real Jardín Botánico de Madrid, Madrid, Avapiés-Fundación Caja Madrid, 1994 (2.ª ed. rev. y ampl., 2001); J. L. Peset, “El Jardín Botánico de Madrid y sus relaciones con Francia”, en Asclepio: Revista de historia de la medicina y la ciencia, vol. 48, fasc. 1 (1996), págs. 59-70; B. Valdés Castrillón, “La Biología en la Universidad de Sevilla”, en M. Castillo Martos (coord.), Historia de los Estudios e Investigación en Ciencias en la Universidad de Sevilla, Sevilla, Universidad, 2005, págs. 295-338.
Mónica Luengo Añon