Rivera y Pareja, Francisco de. Alcalá de Henares (Madrid), 1571 – Valladolid, Michoacán (México), 6.IX.1637. Obispo de Guadalajara y Michoacán (México).
Ingresó en 1588 en la Orden de los Mercedarios en la ciudad de Madrid. Estudió Artes en el Convento de San Antolín de Guadalajara (España) y Teología en el Colegio de la Veracruz de Salamanca. Pronto fue nombrado predicador del Convento de Almazán (Soria), en 1599 lector de Artes del Convento de Burgos y, posteriormente, maestro de Teología en el de Alcalá.
En 1607 llegó a Nueva España con el cargo de vicario general de su Orden, en cuyo desempeño fundó varios conventos: uno en Valladolid (Michoacán, México), otro en Tacuba (Ciudad de México) y otro en Colima (Colima, México). Además, se distinguió en sus tareas evangelizadoras en las tierras de Guatemala.
Regresó a España para ocupar el cargo de visitador general de los conventos de Aragón, Cataluña y Castilla. En junio de 1615, fue elegido general de la Orden y creó la Provincia de la Visitación en Nueva España.
Felipe III le presentó ante la Santa Sede para ocupar el obispado novohispano de Guadalajara y fray Francisco se trasladó a Nueva España, donde recibió la consagración en el año 1619. En su sede episcopal fundó un convento de mercedarios y realizó numerosas obras en la catedral. Durante esta primera etapa como obispo, Ribera se distinguió sobre todo por su capacidad legisladora: a él se debió el primer arancel de curatos que existió en la diócesis y sobre todo, la redacción de unas ordenanzas para el gobierno de los hospitales.
En 1628 la sede episcopal de Michoacán quedó vacante y al año siguiente, en 1629, el Rey presentó a Ribera ante la Santa Sede para que ocupara esa silla episcopal. Aceptada su propuesta, tomó posesión de su nuevo obispado el 7 de agosto de 1630. Aquí también se distinguió por su capacidad de organización y, al igual que en su anterior diócesis, dispuso en 1632 una serie de ordenanzas para el correcto funcionamiento de los hospitales, las primeras para este tipo de instituciones en el territorio michoacano si se exceptúan las de Vasco de Quiroga para los puebloshospitales de Santa Fe. Una de sus actividades episcopales más señaladas fueron las numerosas visitas realizadas a su obispado, así como la consignación en un libro de todo un acervo de informes de obispos anteriores relativos al obispado de Michoacán, informes que él amplió y que constituyen una obra sustancial para conocer la situación de este territorio en el primer tercio del siglo XVII.
Murió el 6 de septiembre de 1637 y fue sepultado en la catedral, en la que había realizado obras significativas.
Bibl.: G. González Dávila, Teatro Eclesiástico de la Primitiva Iglesia de la Nueva España en las Indias Occidentales, t. I, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1649 (ed. de M.ª Isabel Viforcos Marinas y J. Paniagua Pérez, León-Valladolid, Universidad de León-Consejería de Educación y Cultura, 2001); A. de la Rea, Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco. Provincia de S. Pedro y S. Pablo de Mechoacan de la Nueva España, México, 1649 (ed. y est. introd. de P. Escandón, Zamora (Michoacán), Colegio de Michoacán, Fideicomiso Teixidor, 1996); J. G. Romero, Noticias para formar la Historia y la Estadística del obispado de Michoacán, México, Vicente García Torres, 1862; El Obispado de Michoacán en el siglo XVII. Informe inédito de beneficios, pueblos y lenguas, Morelia (Michoacán), Fimax, 1973.
Sara Sánchez del Olmo
