Vinuesa López de Alfaro, Matías. El Cura de Tamajón. ? s. m. s. xviii – Madrid, V.1821. Capellán de honor de Fernando VII.
Sacerdote de la villa de Tamajón, en la Serranía de Guadalajara. Durante la Guerra de la Independencia fue comisionado por la Junta Superior de Guadalajara y Sigüenza para organizar la resistencia contra los franceses en la zona. Sus atribuciones iban desde la leva de mozos en los pueblos de la comarca a los más diversos asuntos económicos y de intendencia. Asimismo, comandó en varias ocasiones las cuadrillas que se enfrentaron a las fuerzas enemigas por lo que cobró una cierta fama que le ocasionó la persecución por parte de los franceses. Esto, unido a la llegada a la sierra de los batallones de Juan Martín, El Empecinado —figura antagónica con quien nunca mantuvo buenas relaciones—, y de la inclusión en ellos de los voluntarios de Tamajón y su comarca, motivó que en 1811 tuviera que ausentarse de esa villa.
En noviembre de ese mismo año, la Junta Superior de Guadalajara y Sigüenza mandó publicar un Elogio honorífico en el que se manifiesta la integridad, el celo, el desinterés y la actividad que Vinuesa desplegó en las acciones contra el enemigo y en su adhesión infatigable a la figura de Fernando VII. Todo esto le llevó, primero, a ocupar el arcedianato de Tarazona y, más tarde, a ser nombrado confesor de honor de Fernando VII. Poco después, en 1814, tras la retirada de las tropas invasoras, la vuelta de Fernando VII posibilitó el reforzamiento de un clero que con los anteriores borbones y, sobre todo, con la llegada de los franceses había perdido parte de su tradicional preponderancia. El Monarca se rodeó de pintorescos personajes, representantes del más profundo conservadurismo clerical —Escoiquiz, Ostolaza, fray Rafael Vélez, etc.—, claro ejemplo de las ideas intolerantes y caducas de una parte de los religiosos de la época. Está situación propició el ascenso de aquéllos que, como Matías Vinuesa, añadían a sus creencias rigoristas innegables servicios prestados a la patria durante la Guerra de la Independencia.
Entre los diversos panfletos que se publicaron en la época aparecen unas observaciones de Vinuesa que se recogen en su Preservativo contra el espíritu público de la Gazeta de Madrid, en donde por medio de varias observaciones muy importantes se desenvuelven sus doctrinas antirreligiosas y antipolíticos, y las de otros periódicos. Solía firmar sus escritos como El Cura de Tamajón, pues gustaba presumir de su nombre de guerra. De esta manera era conocido también por los más firmes enemigos del régimen absolutista, quienes en el Trienio Liberal (1820-1823) utilizaban su nombre para burlarse de los peligros de la involución absolutista. Entre otras cancioncillas ofensivas estaba el Lairón, que decía: “Dicen que vienen los rusos / por las ventas de Alcorcón. / Lairón, lairón. / Y los rusos que venían / eran seras de carbón. / Lairón, lairón. / Para ponerse a las órdenes / del cura de Tamajón”. La canción se basaba en la jactancia de Vinuesa de haber sido el autor intelectual del decreto de 4 de mayo de 1814 (por el que se acababa con las libertades constitucionales y se volvía al estado anterior a 1808, por medio de una sangrienta dictadura militar) y en su confianza en la actuación de las tropas de la Santa Alianza, con el envío de un ejército de sajones y rusos, para imponer de nuevo el gobierno absolutista en España.
Desde principios de 1821 se fueron formando partidas realistas que trajeron en continuo jaque al gobierno liberal. Por estas fechas se descubrió en Madrid una conspiración fraguada por Vinuesa, recogida en un escrito al que tituló ampulosamente: Plan para conseguir nuestra libertad; sus ventajas e inconvenientes, y medidas que deben tomarse luego que se verifique. El disparatado plan, marcadamente anticonstitucional, recogía desde penas capitales para los liberales más influyentes a disposiciones pintorescas sobre cuestiones de orden, sociales y religiosas. El conocimiento de su existencia causó la indignación del pueblo, quien, viendo en él la mano de Fernando VII, exigió se castigase con dureza a Matías Vinuesa.
Juzgado por varios delitos contra la Constitución y el gobierno liberal se pidió para él la pena capital. Sin embargo, los méritos del eclesiástico durante la pasada contienda y el análisis de algunas disposiciones que ponían de manifiesto un cierto grado de enajenación mental, cambiaron la petición por una sentencia relativamente benévola, y así el 4 de mayo de 1821 fue condenado a diez años de presidio. Ese mismo día fue divulgada la sentencia lo que motivó el desagrado del pueblo que esperaba se hiciese justicia en la persona del capellán del rey. Un grupo de exaltados decidió tomarse la justicia por su mano; se dirigieron a la cárcel y tras arrollar a la escasa guardia de milicianos que le custodiaba, mataron a martillazos al clérigo.
Esto, que fue tomado por algunos como el comienzo de una revolución popular en España, no fue, en realidad, más que un hecho desafortunado que ensombreció la labor del gobierno liberal y motivó el rechazo de las fuerzas moderadas de partido. Si bien el gobierno constitucional tomó serias medidas para castigar a los culpables, el hecho fue aprovechado por los absolutistas para iniciar una auténtica reacción antipopular que daría lugar a la contrarrevolución de julio de 1822. Curiosamente el plan seguido por los absolutistas era, prácticamente, el mismo por el que un año antes se había juzgado a Vinuesa, cumpliéndose casi todo lo vaticinado por él. A finales de 1822 se celebra el Congreso de Verona que acuerda enviar tropas a España. Los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema, entrarían en mayo de 1823 en Madrid.
Con la llegada a la Corte de Fernando VII en octubre de ese mismo año, se inicia la llamada Decada Ominosa, una de las etapas más negras de nuestra historia.
Fuentes y bibl.: J. R. Lopez de los Mozos, Aspectos de la vida cotidiana en los pueblos del antiguo partido de Cogollado durante la Guerra de la Independencia (agosto-diciembre de 1811), (ined.); Acusación fiscal puesta en setenta y dos horas por el promotor nombrado de oficio para la primera instancia en la causa de don Matías Vinuesa, cura que fue de Tamajón, y ahora capellán de honor de S.M., y arcediano de Tarazona. Madrid, Imp. de Vega y Compañía, 1821; Contestación a nombre de D. Matías Vinuesa, capellán de honor de S.M., arcediano de Tarazona y cura que fue de Tamajón, a la acusación fiscal en la causa criminal con motivo de haber encontrado en su casa varios papeles impresos y manuscritos, Madrid, Imp. de Vega y Compañía, 1821; M. Menéndez y Pelayo, Historia de los Heterodoxos españoles, t. III, Madrid, Imp. F. Maroto, 1882, pág. 503, nota 2; R. Mesonero Romanos, Memoria de un setentón, Madrid, Ediciones Giner, 1975; F. Jurado, “Tamajón durante el primer cuarto del siglo xix. El Empecinado. El Cura de Tamajón”, en Wad-al-Hayara, n.º 21, (1994).
Francisco Jurado Serrano