Bravo Fernández-Hermosa, José María. Madrid, 8.IV.1917 – 26.XII.2009. Coronel de Aviación, segundo jefe del Grupo 21 de Caza de la Aviación de la República durante la Guerra Civil española.
En 1945 casó con Ludmila Petovna, con la que tuvo un hijo, Igor, y en 1955 contrajo segundas nupcias con Natalia Ujánova, con la que tuvo una hija, Ludmila.
Hijo único de César Bravo del Rincón y de África Fernández-Hermosa Zabala, ambos empleados de la Compañía de Ferrocarriles del Norte. Cursó la enseñanza primaria y el bachillerato en el Instituto Escuela, dependiente de la Institución Libre de Enseñanza. De joven fue muy aficionado a las actividades deportivas ligadas a la sierra madrileña. Aprendió francés y alemán, participando en intercambios con otros jóvenes europeos durante las vacaciones escolares. Gracias a una beca completó un curso en Alemania entre 1932 y 1933, en la localidad alpina bávara de Oberstdorf, donde tuvo ocasión de practicar con asiduidad el esquí. Durante los años treinta su interés por la aeronáutica le llevó a practicar el vuelo sin motor en Ocaña (Toledo).
En los años anteriores a la Guerra Civil realizó los dos primeros cursos de Ciencias Exactas en la Universidad de Madrid, y preparaba el ingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos cuando estalló la contienda.
En el mes de julio de 1936 se hallaba de vacaciones con sus padres en Asturias, y, tras tener conocimiento del inicio de la sublevación, se dirigió a Santander y se presentó voluntario a Aviación en el aeródromo de La Albericia. Fue alistado como soldado y realizó servicios de vigilancia en el campo de vuelo, aunque también tuvo la ocasión de volar acompañando a los pilotos en misiones de reconocimiento y bombardeo. Tras ascender a cabo, cuando el Gobierno militarizó a las milicias, fue licenciado por tener sólo diecinueve años. Se trasladó con su madre a Bilbao, y ambos embarcaron en un destructor británico que los llevó a Bayona. Allí tomaron un tren con destino a Barcelona, adonde llegaron a primeros de noviembre. En la Ciudad Condal se presentó al primer curso de observadores que se había convocado, pero poco después lo pensó mejor y renunció para acudir al curso de pilotos que se estaba organizando.
Viajó a Los Alcázares (Murcia), donde pasó las duras pruebas de admisión, y en los primeros días de enero de 1937 partió en barco hacia la Unión Soviética.
El curso tuvo lugar en Kirovabad (Azerbaiyán), y allí recibió formación como piloto de caza. En junio regresó a España y, tras un corto permiso, se incorporó a Los Alcázares para realizar en El Carmolí un curso de adaptación. A finales de julio fue nombrado sargento piloto con antigüedad de 30 de abril de 1937. Enviado al frente de Madrid, voló biplanos de caza Polikarpov I-15 Chato durante la batalla de Brunete. Luego pasó a la base de Los Llanos (Albacete), donde se estaba formando la Primera Escuadrilla de cazas I-16 Mosca con pilotos soviéticos y españoles. Una vez organizada la unidad, ésta se trasladó al aeródromo de Liria en Valencia para entrenamiento, pero el campo era inadecuado y las prácticas se realizaron en Argamasilla de Alba, en La Mancha. Luego la escuadrilla se estableció en Caspe y entró en combate el 15 de agosto durante la ofensiva de Belchite. En su segunda misión de combate, un fallo en la regulación del paso de la hélice hizo que su avión se estrellara al despegar, y tuvo que ser hospitalizado con varios huesos rotos. Los movimientos del frente obligaban a continuos traslados de la escuadrilla, que estuvo operando sucesivamente desde los aeródromos de Reus, Castejón del Puente, Barbastro y La Cenia. A finales de diciembre de 1937 pasó a Sarrión, después a Alcublas y luego a Liria. Bravo fue entonces nombrado segundo jefe de la escuadrilla, en una época en la que los combates aéreos revestían una especial dureza. Durante una misión sobre el frente de Teruel, su Mosca recibió un impacto de artillería antiaérea y él resultó herido, aunque logró tomar tierra en Sarrión y estuvo convaleciente durante dos semanas.
El 17 de marzo de 1938 fue ascendido a teniente, y el 10 de abril se le nombró jefe de la recién creada Tercera Escuadrilla en Monjós. El 31 de mayo fue ascendido a capitán, y siguió actuando en los puntos de mayor actividad, operando desde los aeródromos de Salou, Sagunto, de nuevo Monjós y Vendrell. El 30 de junio se desplazó a Rabasa y El Carmolí para prestar servicio de protección de costas durante una semana.
El 7 de julio se estableció en Camporrobles, que junto con Vendrell y Plá de Cabra fueron sus bases durante la batalla del Ebro. El ritmo de actividad era frenético: realizaba hasta cuatro servicios diarios, aparte de las frecuentes alarmas. El 27 de agosto, durante la segunda fase de la batalla, dejó el mando de su escuadrilla al ser nombrado segundo jefe del Grupo 21 de Caza, puesto que conservó durante toda la campaña de Cataluña. El 6 de febrero de 1939, los pocos aparatos supervivientes fueron destruidos por el enemigo en el aeródromo de Vilajuiga, cercano a la frontera francesa, tras lo cual Bravo se encaminó hacia ella y la cruzó con el resto de sus hombres.
Tras un período en campos de internamiento franceses, marchó con otros compañeros a la Unión Soviética y realizó cursos de Ingeniería en Ucrania. Al comenzar la invasión alemana, se alistó en una unidad de ingenieros minadores, con la que actuó en ocasiones tras las líneas enemigas colaborando con partidas de guerrilleros. En el verano de 1942 pasó a la aviación, y estuvo destinado en Bakú, encuadrado en unidades de la defensa aérea de esa estratégica zona.
En noviembre de 1943 formó parte de la escolta aérea de Stalin cuando éste asistió a la conferencia de Teherán. Tras la guerra, continuó en activo y en el verano de 1947, con el grado de teniente coronel, acudió a la Escuela Superior de Aviación de Mónino, cerca de Moscú, para iniciar el curso de Estado Mayor.
No pudo concluirlo, ya que en junio de 1948 todos los pilotos españoles fueron desmovilizados. Encontró trabajo en el Instituto Pedagógico de Idiomas de Moscú, donde se estaba creando una Facultad de Español, y llegó a alcanzar el cargo de vicedecano.
Posteriormente ejerció como decano de la Facultad de Intérpretes, y en enero de 1960 regresó a España.
Hasta su retiro, en 1984, desempeñó diversas ocupaciones en empresas privadas.
Durante la Guerra Civil completó mil ciento veinte servicios de guerra en alrededor de mil cien horas de vuelo, libró ciento sesenta combates y sufrió veintitrés derribos. Voló numerosos tipos de aviones, principalmente el Mosca, con el que realizó unos mil novecientos cuarenta vuelos. En la Segunda Guerra Mundial no llegó a entrar en combate, aunque voló durante más de seiscientas treinta horas, a las que se sumaron otras doscientas treinta en la posguerra. De todas estas, doscientas cincuenta correspondieron a vuelos nocturnos. Recibió numerosas condecoraciones, entre las que destacan dos órdenes de la Bandera Roja, dos órdenes de la Gran Guerra Patria de primer grado, la de la Amistad de los Pueblos, la Orden de la Estrella Roja y la Medalla al Valor.
Fuentes y bibl.: Informaciones aportadas por José María Bravo Fernández-Hermosa.
R. de Madariaga, “Figuras de la Aviación española: José María Bravo”, en Aeroplano, 14 (1996).
Antonio Montero Roncero