San Juan y Santa Cruz, Manuel de. Barrieta (Vizcaya), 6.VIII.1679 – Santa Rosa del Ojo Caliente (México), 1749. Gobernador de Nueva Vizcaya.
Perteneciente a una noble familia de aristócratas y militares vizcaínos con gran raigambre, ingresó pronto en la carrera militar. En 1695 o 1696 partió rumbo a América a muy temprana edad, donde se instaló en Tula (México) y empezó a contactar con la floreciente clase comercial local. Escaló diversos peldaños en la jerarquía de la administración real del septentrión novohispano hasta que en 1714, probablemente de manera interina, fue nombrado gobernador de la Nueva Vizcaya.
Como la mayoría de los gobernadores recién nombrados llevó a cabo una visita general para conocer de primera mano el estado de los presidios así como de los principales núcleos poblacionales y económicos, casi siempre relacionados con la minería. Su carácter afable y trabajador le llevó a tener excelente trato tanto con los religiosos como con el resto de la población. Estuvo la mayor parte del tiempo residiendo en el Real de San Felipe donde usó para mantenerse su propio caudal para evitar onerosos gastos a la hacienda local. Esto fue posible probablemente por sus relaciones económicas con los mineros locales, ya que llegó a ser uno de los más ricos e influyentes hombres de negocios de la zona, aspecto este que parece que no le imposibilitó en sus tareas de gobernador.
Llegó a poseer una hacienda minera con ocho hornos y más de ciento cincuenta hombres trabajando para él. También disponía de una amplia caballada situada a unos 60 kilómetros del Real de San Felipe, en el lugar denominado San Juan de las Encinillas. Como se trataba de una zona fronteriza, procuró ampliar y poblar esta zona para mayor seguridad de las haciendas mineras locales. Mantuvo una agria polémica que se mantuvo durante muchos años con Francisco Barrutia, también gobernador en el septentrión. Llegaron a pleitear por asuntos económicos y por el control de determinadas posesiones mineras. El hecho de que ambos pertenecieran a influyentes clanes vascos no hizo sino prolongar en el tiempo los pleitos jurídicos, incluso muchos años después de que San Juan hubiera dejado de ser gobernador de Nueva Vizcaya.
En febrero de 1720 dejó el cargo de gobernador y se vio enfrentado, como era costumbre, a un juicio de residencia que pasó sin problemas. En 1723 se solicitó a diversos testigos que colaboraran en la labor de pesquisa de posibles malos usos de San Juan, pero todos los testigos fueron beneficiosos a su mandato político durante cinco años al frente de Nueva Vizcaya.
Recibió merced de hábito de la Orden de Santiago en 1723 y al morir disponía de una de las fortunas más considerables de Nueva Vizcaya, lo suficientemente importante como para dejar bien posicionado social y políticamente a sus descendientes.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Segovia), Guadalajara, 180, 301, 506; Indiferente, 147, n. 87; Escribanía de Cámara, 391B, 1194.
F. Almada, Diccionario de Historia, Geografía y Biografía Chihuahuense, Chihuahua, Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, 1927; L. Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964; A. Saravia, Apuntes para la historia de la Nueva Vizcaya, México, Universidad Autónoma, 1979; J. Sanchíz, “Redes vasco-navarras de poder en el México Virreinal la Orden de Santiago”, en Los vascos en las regiones de México, siglos xvi-xx, vol. II, México, Universidad Nacional Autónoma (UNAM), 1996; M.ª L. Rodríguez Sala, Los gobernadores de la Nueva Vizcaya en el siglo xviii. Análisis Histórico-Social de las fuentes primarias, 1700-1769, Durango, Gobierno del Estado, 2001.
José Manuel Serrano Álvarez
