Terrero y Perinat, Emilio. Sevilla, 20.IX.1827 – Madrid, 24.II.1892. Militar, gobernador general de Filipinas.
Era hijo de don Antonio Terrero y Díaz Herrera, brigadier de Artillería, coronel del Cuerpo de Estado Mayor y presidente de la Sección de Ciencias Exactas de la Real Academia de Ciencias, además de especialista y pionero en fotogrametría. En 1843 ingresó en el Colegio General Militar y tres años después pasó a la Escuela Especial de Estado Mayor, en la que, superados los exámenes, alcanzó la graduación de teniente del correspondiente cuerpo (1850).
Entre los años 1852 y 1858 se encontraba destinado en la Capitanía General de Cataluña participando en las operaciones para sofocar las revueltas ocurridas en Barcelona que siguieron al pronunciamiento de O’Donnell (La Vicalvarada, 1854). Asimismo, intervino en los graves acontecimientos ocurridos en la misma capital con motivo del desarme de la milicia nacional, tras la dimisión de Espartero y la llegada al Gobierno de O’Donnell (1856). Ascendido a capitán de Estado Mayor, por antigüedad en 1853, tres años después lo haría a comandante de Caballería, por méritos de guerra.
Durante los años 1859-1860 tomó parte en las numerosas acciones militares de la Guerra de África, la mayoría de ellas al mando de Leopoldo O’Donnell (los Bullones, reducto de Isabel II, Los Castillejos, Río Martín, batalla de Tetuán, toma del campamento de Torre Kelchey, batalla de Wad-ras, etc.), por lo que se le concedió la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase, el grado de teniente coronel de Caballería (1859) y un año después el de coronel.
A su regreso a la Península tras diversos destinos de Estado Mayor en diferentes unidades, fue enviado (1872) a formar parte del Ejército de operaciones del Norte (Tercera Guerra Carlista), a las órdenes del general en jefe duque de la Torre. Entró en operaciones el mismo día de su llegada. Tras un corto intervalo en Madrid, en el Depósito de la Guerra, fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército del Norte (1873) e intervino en numerosos hechos de armas contra las fuerzas carlistas (Ermita de Santa Bárbara, batalla de Montejurra, toma del pueblo de Cortés, Murrieta, San Pedro Abanto etc.). Por los méritos contraídos en Montejurra alcanzó el empleo de brigadier y después de una corta estancia en Madrid, para recuperarse de las heridas de San Pedro Abanto, volvió a incorporarse al frente de operaciones del norte destacando de nuevo en las acciones, entre ellas la de Carrascal y Barasoain.
Se le confirió el empleo de mariscal de campo y el nombramiento de jefe de Estado Mayor General del Ejército del Norte, donde permaneció hasta junio de 1875, fecha en que ocupó otros destinos (comandante general de la Cuarta División del Ejército del Centro, subsecretario del Ministerio de la Guerra, comandante general de la Tercera División del Ejército de Castilla la Nueva y presidente de la Junta Clasificadora de los carlistas presentados).
Promovido a teniente general en 1878, por los distintos hechos de armas en la campaña del norte, a partir de 1879 ocupó los cargos de capitán general de Andalucía, primer ayudante del rey Alfonso XII (1881-1884) y capitán general de Castilla.
En 1885 fue enviado a Filipinas para ocupar el cargo de gobernador y capitán general de las islas.
Tras tomar posesión del cargo y ante la amenaza de injerencias por parte de otras naciones realizó diversos viajes de reconocimiento por todo el archipiélago, incluido el de Joló y Tawi Tawi.
En agosto de 1885 salió de Manila al mando de los transportes de guerra San Quintín y Manila para tomar posesión efectiva de las islas Carolinas. La expedición respondía al cumplimiento de un Real Decreto del Gobierno de Madrid, que a petición de los habitantes de Yap había decidido tomar posesión formal de dicho archipiélago. Los barcos españoles llegaron a Yap los días 22 y 23 respectivamente, pero antes de efectuar la toma de posesión, el día 25 el cañonero alemán Iltis se presentó y proclamó el protectorado alemán sobre las Palaos y las Carolinas centrales; días más tarde Alemania comunicó a España su soberanía en dichos archipiélagos. El conflicto concluyó tras la mediación del papa León XIII, que apoyó los derechos de España, aunque a cambio ésta tendría que otorgar ciertas concesiones territoriales (Marshall y Gilbert) y comerciales. En diciembre de 1885, ambas naciones firmaron un protocolo aceptando las resoluciones pontificias. Zanjado el conflicto, Alemania, tras reconocer la soberanía española en las islas, retiró las tropas y en mayo del año siguiente el gobernador Terrero tomó posesión de los archipiélagos de las Carolinas y las Palaos y creó dos gobiernos político-militares dependientes del Gobierno general de Filipinas.
En enero de 1886, Terrero zarpó de Manila con destino a Mindanao donde tomó personalmente el mando de las operaciones militares destinadas a sofocar la rebelión del dato Utto, que tras ser sometido a la Reina Regente firmó las capitulaciones junto a otros dirigentes del Río Grande de Mindanao.
Bajo su gobierno tuvieron lugar las manifestaciones de Calamba (Luzón), donde alrededor de sesenta familias, entre las que se encontraba la de Rizal, le pidieron que mediara ante los dominicos unas condiciones de arriendo más equitativas. En 1888, Terrero, presionado por ciertas autoridades españolas, se vio obligado a destituir al gobernador civil de Manila, José Centeno, por haber recibido éste una manifestación pacífica encabezada por dirigentes municipales que pedía el destierro del arzobispo de Manila y la supresión de las órdenes religiosas. Tildado por los sectores más conservadores de “francmasón”, fue sustituido por el general Valeriano Weyler, en abril de 1888.
Sin haber cumplido la edad reglamentaria, fue retirado del servicio activo a causa de una dolencia nerviosa, que degeneró en la enajenación mental que lo condujo al suicidio.
Entre sus condecoraciones, poseía las Grandes Cruces de San Hermenegildo (1879), Isabel la Católica y al Mérito Militar con distintivo rojo (1874), así como las extranjeras de la Orden del Doble Dragón (China), Orden del Sol Naciente (Japón), Nuestra Señora de la Concepción de Villaviciosa (Portugal), Águila Roja (Prusia).
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exp. personal.
G. Bleiberg, Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza, 1879; A. Molina, Historia de Filipinas, Madrid, Mapfre, 1985; J. L. Comellas, Introducción a la Historia Moderna y Contemporánea de España, Madrid, Rialp, 1985; A. Ubieto, J. Reglá, J. M. Jover y C. Seco, Introducción a la Historia de España, Barcelona, Teide, 1986; A. F. Rodríguez Coro, Los Carlistas 1800-1876, Vitoria, Fundación Sancho el Sabio, 1991; M. D. Elizalde, España en el Pacífico. La colonia de las islas Carolinas 1885-1889, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Agencia Española de Cooperación Internacional, 1992; Yo Rizal, Madrid, Cultura Hispánica, 1998; A. Castellanos, Filipinas de la Insurrección a la intervención de EE. UU, Madrid, Sílex, 1998.
Alicia Castellanos Escudier