Mani i Roig, Carles. Tarragona, 24.XI.1867 – Barcelona, 14.IV.1911. Escultor.
Bautizado en Tarragona, no consta sin embargo su nombre en el registro de nacimientos de la ciudad, por lo que se sospecha que nació en su casa familiar de Mora d’Ebre. Nieto de un teniente coronel carlista e hijo de un sastre, que no veía con buenos ojos la vocación artística de su hijo, fue alumno del pintor costumbrista Hermenegild Vallbé, y de los escultores Josep M. Janés y Antoni Miró i Roca, en Tarragona.
Estudió Talla en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (la Llotja) en 1890-1891, y su primera escultura conocida es un busto del gran historiador tarraconense Bonaventura Hernández Sanahuja (1891, Tarragona, Arxiu Municipal).
En 1892 participó en la Exposición Nacional de Madrid, ciudad en la que estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado (1892-1893).
En 1893 concibió el proyecto de un monumento en Tarragona a los héroes de 1811, idea que perseguiría toda su vida, y en 1894 participó en la II Exposición General de Bellas Artes de Barcelona. Ganó una pensión del Ayuntamiento de Tarragona y la invirtió en marchar a París, con un amigo pintor, Pere Ferran, en 1894-1895. Pasó penurias, hasta que Santiago Rusiñol, entonces residente allí, lo ayudó y lo retrató, al óleo, al lápiz y en un conocido texto literario (La pasta hidráulica). Las obras realizadas en París, Mani las expuso en el Ateneo Tarraconense de la Clase Obrera en 1895, año en el que realizó un original retrato de la niña Maria Canyellas (Barcelona, Casa-Museu Gaudí), de influencia rodiniana.
En 1896 expuso en Barcelona e inició una nueva estancia en Madrid, donde trabó amistad con el pintor asturiano Nicanor Piñole. Presentó en la Nacional de 1897 una nueva versión muy imaginativa de su antiguo proyecto de monumento, con el título Ans morts que rendits. Tarragona 1811, hoy sólo conocido por fotografía. En la Nacional de 1899 presentaría El instinto humano —ya expuesta en Barcelona el año anterior—, una estatua inquietante que causó gran impacto, de la que sólo se conservan vivas descripciones de Ricardo Baroja y de Hortensi Güell.
En 1901 inició su estancia más fecunda en Madrid, donde trabajó pausadamente en un grupo de tamaño natural que tituló Embrutecimiento o Los degenerados.
Esta obra despertó gran expectación y fue vista por varios intelectuales de la Generación del 98, como Pío y Ricardo Baroja, Valle-Inclán o Camilo Bargiela.
Mani se ganó un lugar no desdeñable en aquel grupo, hasta el punto de ser convertido en personaje literario por Pío Baroja en su novela Mala hierba (1904).
En 1906 Mani, de regreso en Cataluña, se unió al grupo Els Negres, liderado por Manuel Ainaud, para crear una Agrupació Artística, especie de falansterio artístico destinado a redimir artistas jóvenes por la vía del arte, y promover una creación artística libre de cortapisas. Tras un par de colectivas, la agrupación fracasaría.
Rehizo su obra Els degenerats y la presentó en la V Exposición Internacional de Arte de Barcelona, donde causó un gran impacto y desconcierto por su concepto agriamente expresionista. Por esta época conoció a Antoni Gaudí, que lo incorporó a su equipo, dentro del cual realizó el original crucifijo de la capilla de la Casa Batlló de Barcelona (1906, hoy propiedad de la Junta Constructora de la Sagrada Familia), y la maqueta, luego no realizada, de la gran imagen de la Virgen María que tenía que coronar el edificio de la Pedrera (1908), también intervino en la decoración escultórica de la fachada del Nacimiento del templo de la Sagrada Familia. Su proximidad con el mundo gaudiniano lo llevó a realizar un monumento funerario —de la familia Monlleó— en este estilo, en el cementerio de Mora d’Ebre. En 1910 fue invitado por el Ayuntamiento de Tarragona a participar en el concurso para el monumento a los héroes de 1811 que toda su vida él había preconizado; el concurso, sin embargo, lo ganó Julio Antonio (1911), y cinco días después del fallo, Mani murió de repente.
Carles Mani es un raro exponente de escultor maldito, anticonvencional y agreste. Partiendo de la modernidad de Rodin, alcanzó un estilo personal que con sus deformaciones y su concepto abatido de la vida, preconiza el expresionismo. La incomprensión que sufrió provocó póstumamente la pérdida de buena parte de su obra (incluso de la más famosa, Els degenerats, sólo quedan dos bocetos, en la Casa-Museu Gaudí de Barcelona y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya).
Obras de ~: Busto de Bonaventura Hernández Sanahuja, 1891; Busto de Ramón Parada Justel, Museo Arqueológico, Orense, c. 1892-1893; Cabeza de niña, Museu d’Història, Tarragona, 1897; Els degenerats, 1901-1907; Cristo crucificado, 1906; Busto de su suegro, Josep Antoni Bonay i Carbó, Casa-Museu Gaudí, Barcelona, c. 1907; Monumento funerario de la familia Monlleó, Mora d’Ebre (Tarragona), s. f.; Retrato de la niña Maria Canyellas, Casa-Museu Gaudí, Barcelona, s. f.
Bibl.: H. Güell, Florescencia, Barcelona-Vilanova i la Geltrú, Oliva impressor, 1902; C. Bargiela, “Artistas catalanes. Mani”, en La Vanguardia, 23 de febrero de 1903, pág. 1; V. Renart, “Notas de arte. El escultor Carlos Mani”, en Cataluña, vol. 186 (1911), págs. 268-269; F. Elias, La escultura catalana moderna, Barcelona, Barcino, 1926 y 1928, 2 vols.; J. Bas Gich, “Anecdotari. En Mani i ‘Els Negres’”, en La Veu de Catalunya, 9 de julio de 1927, pág. 3; P. Baroja, Desde la última vuelta del camino. Memorias. Galería de tipos de la época, Madrid, Biblioteca Nueva, 1947; R. Opisso, “El escultor Carlos Mani en La Sagrada Familia”, en Diario de Barcelona, 30 de agosto de 1951, pág. 20; R. Baroja, Gente de la generación del 98, Barcelona, Juventud, 1969; J. Bassegoda Nonell, “El escultor Carlos Mani Roig, una figura del arte catalán”, en La Vanguardia, 2 de mayo de 1973, pág. 33; J. Frontons i González, J. Solé i Rabella, E. Sales i Rodríguez, E. Torrellas i Figueras y J. Vilardaga i Meseguer, Carles Mani i Roig, Barcelona, Escola Tècnica Superior de Arquitectura, 1977 (inéd.); J. Morant i Clanxet, “Gent de casa nostra. Carles Mani i Roig”, en Niu d’art (Tarragona), 6 (noviembre de 1988); J. Garrabou, “Carles Mani, un gran escultor oblidat”, en Serra d’Or, 412 (abril de 1994), págs. 26-28 [266-268]; F. Terol Tuneu, “Carles Mani Roig (1866-1911)”, en J. Bassegoda i Nonell, L’estudi de Gaudí. Selecció d’articles publicats a la revista Temple 1971-1994, Barcelona, Junta Constructora del Temple Expiatori de la Sagrada Família, 1996; J. Gálvez Yagüe, “Carlos Mani, un genial escultor tarraconense olvidado”, en Diari de Tarragona, 5 de diciembre de 2000, pág. 5; J. Matamala Flotats, Antonio Gaudí. Mi itinerario con el arquitecto, Barcelona, Claret, 2001; F. Fontbona, Carles Mani. L’escultor maleït, Barcelona, Diputació de Tarragona- Viena Edicions, 2004.
Francesc Fontbo na de Vallescar