Llimona Bruguera, José. Barcelona, 8.IV.1864 – 27.II.1934. Escultor.
Siendo todavía un niño mostró una excepcional aptitud por el dibujo, así como una gran habilidad para modelar figuras, práctica que inició usando la cera de las velas que encontraba cuando acudía a la iglesia.
Muy joven recibió lecciones de Dibujo del pintor Federico Trías Planas y, posteriormente, además de asistir a las clases de la Escuela Oficial de Bellas Artes de Barcelona, la Lonja, donde tuvo como profesor al pintor Ramón Martí Alsina, trabajó en el taller de los hermanos Venancio y Agapito Vallmitjana y, más tarde, en el de Rosendo Nobas, con los cuales adquirió un gran dominio de los materiales y, por consiguiente, aprendió el oficio. Fruto de aquellas lecciones serían futuras obras técnicamente insuperables debidas a Llimona.
Cuando tan sólo contaba con quince años esculpió El hijo pródigo (Barcelona, Museo de Arte Moderno del Museo Nacional de Arte de Cataluña [MNAC]), una figura que aún denota una interpretación de la anatomía desde una óptica realista, basada en un sólido estudio del natural. La mencionada obra, que fue expuesta en la Primera Exposición General de Bellas Artes celebrada en Barcelona en 1891, le sirvió para conseguir la Pensión Fortuny, otorgada por el Ayuntamiento barcelonés, que suponía una estancia de dos años en Roma, ciudad donde llegó en 1880 acompañado por su hermano mayor, el pintor Juan Llimona.
Para atender las obligaciones que la pensión comportaba, el escultor modeló el busto Patricio romano (Barcelona, Museo de Arte Moderno del MNAC), así como una copia de un relieve romano y el boceto de la estatua ecuestre del conde Ramón Berenguer III de Barcelona, llamado el Grande. Las tres obras fueron enviadas al Ayuntamiento de Barcelona y concretamente el boceto de la estatua ecuestre causó tan favorable impresión que se acordó prorrogarle dos años más la pensión. Parece ser que el mundo intelectual barcelonés admiró unánimemente la gran destreza que mostraba aquella figura ecuestre, dada la juventud de su autor, y por ello no es nada extraño que en 1888, cuando la estatua fue exhibida en la Exposición Universal de Barcelona, el escultor fuera premiado con Medalla de Oro, la máxima distinción otorgada por el jurado internacional de escultura. Fundida en bronce después de morir el escultor, en 1950 fue colocada en la plaza de Ramón Berenguer el Grande, situada en la Vía Layetana de Barcelona.
Siguiendo la misma tendencia historicista, Llimona representó otro eminente personaje de la Cataluña medieval, el conde Ramón Berenguer I de Barcelona, llamado el Viejo. En 1887 el boceto de dicha figura fue escogido por el jurado del concurso convocado para realizar la estatua destinada al llamado Salón de San Juan en Barcelona. Actualmente desaparecida, la representación del conde de Barcelona era una figura de cuerpo entero vestida a la usanza medieval.
Los trabajos de Llimona aplicados a la arquitectura se iniciaron con un gran relieve alegórico de piedra con la representación de Las Recompensas, destinado al llamado Arco de Triunfo, que sirvió de entrada al recinto de la Exposición Universal de Barcelona del 1888. Por otro lado, para el monumento dedicado a Cristóbal Colón, también inaugurado en Barcelona en 1888, realizó cinco de los ocho relieves en bronce situados en la base de la columna con escenas de la aventura protagonizada por el descubridor de América.
Para el edificio del Palacio de Justicia de Barcelona, proyectado en la última década del siglo XIX, Llimona realizó cuatro de las cuarenta y ocho figuras de piedra situadas a la altura del segundo piso. Concretamente esculpió las figuras de Pedro Nolasco Vives, Jaime Callís, Berenguer el Viejo y Pedro Sáinz de Andino. Para el mismo edificio también realizó dos relieves ornamentales: la alegoría del Derecho Canónico y la alegoría del Derecho Romano.
Aunque menos sumiso al realismo formal que otros escultores coetáneos, Llimona todavía hizo algunas concesiones al anecdotismo convencional en obras como Paje florentino con un perro (1890), pieza seriada en bronce por la Casa Masriera y Campins.
Superada la etapa con obras de factura realista pero conceptualmente influidas por los antecedentes románticos, la plena identificación de José Llimona con las convicciones católicas del Círculo Artístico de San Lucas, asociación artística de espíritu confesional fundada en 1893 por él mismo y por su hermano Juan, impregnó el siguiente período de su producción escultórica de un idealismo que ya había mostrado en 1891 al realizar un busto femenino titulado Modestia (Barcelona, Museo de Arte Moderno del MNAC), una alegoría de la humildad que ha sido relacionada con la producción pictórica de su hermano y que fue premiada en la Primera Exposición de Bellas Artes, celebrada en Barcelona en 1891. Pero donde el profundo misticismo de influencia católica que caracterizó la ideología de los componentes del Círculo Artístico de San Lucas afloró de un modo especialmente notorio fue en obras de temática religiosa, como La divina pastora (1897) y La Primera Comunión (1897, Barcelona, Museo de Arte Moderno del MNAC), obra de gran sentimiento religioso y de fuerte contenido simbólico que representa dos adolescentes de distinta clase social en el acto de comulgar por vez primera.
Si el profundo sentimiento religioso es difícilmente separable de la obra escultórica de Llimona, también lo es su biografía íntima. En 1890 había contraído matrimonio con Mercedes Benet Salas, con quien tuvo ocho hijos, pero ésta falleció en 1901 a los treinta y tres años y tan sólo cuatro de sus hijos le sobrevivieron. Estos desgraciados hechos acentuaron el carácter introvertido del artista y tiñeron gran parte de su futura producción de una aureola de melancolía.
Así, cabe destacar su virtuosa aportación en el campo de la escultura funeraria con seis intervenciones en el cementerio de Montjuic de la ciudad de Barcelona y también en los cementerios de Arenys de Mar (Barcelona), El Masnou (Barcelona), Sitges (Barcelona), Olot (Gerona), Roses (Gerona), Cadaqués (Gerona), San Sebastián, Comillas (Cantabria) y Buenos Aires, así como una representación del Calvario que le encargó el marqués de Comillas para el cementerio de Portugalete (Vizcaya) y el grupo en mármol del Entierro de Cristo (1920) para el panteón de la familia Sanllehy, situado en una capilla del claustro de la catedral de Barcelona. Considerado uno de los grandes maestros del arte funerario de su tiempo, son numerosas sus idealizadas figuras de ángeles para cuya representación aplicó cánones simbolistas.
Entre otras importantes obras de carácter religioso debidas a Llimona, cabe citar Consumatum est, figura del Cristo en la cruz del quinto misterio de dolor del rosario monumental de Montserrat (1896) y el Cristo resucitado del primer misterio de gloria del mismo conjunto, que diseñó el arquitecto Gaudí (1914), los ángeles que decoran el vestíbulo de la cueva de San Ignacio en Manresa (Barcelona) y un San José con el niño Jesús que esculpió para la fachada de la casa conocida como Els Quatre Gats (1895-1896), obra neogótica del arquitecto José Puig y Cadafalch en la calle Montesión de Barcelona. Especialmente destacable es el bajorrelieve (1897) que Llimona realizó para el tímpano de la portada de la iglesia de San Nicolás de Bilbao, una escena centrada por la figura de dicho santo, con mitra y báculo, rodeado de figuras de pescadores de tamaño natural.
Cuando en 1899 José Torras y Bages fue nombrado obispo de Vic y tuvo que renunciar al cargo de consiliario del Círculo Artístico de San Lucas, los miembros de la entidad abrieron una suscripción con el fin de hacerle un obsequio que consistió en un báculo episcopal modelado por Llimona. El mismo Torras y Bages confiaría a José Llimona la decoración de la cripta del templo basilical de Santa María de Villafranca del Panadés (Barcelona), que conserva las reliquias del mártir san Félix, donde se colocó el grupo escultórico en mármol con la representación del Santo Sepelio de Jesús (1914-1916).
En el año 1900 el escultor había realizado el monumento que Arenys de Mar dedicó a otro obispo, Jaime Catalá Albosa, destruido durante la Guerra Civil Española y en 1909 la figura de quien fue obispo de la Seu de Urgell (Lérida) y de Barcelona, Salvador Casañas, una estatua de mármol del cardenal arrodillado encima de un reclinatorio para el mausoleo que se encuentra en la capilla de San José Oriol de la catedral de Barcelona.
En el colegio de huérfanos pobres de San Julián de Vilatorta (Barcelona) realizó el relieve del tímpano de la capilla con la representación de Jesús y los chicos (1904) y en el templo de los capuchinos de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya (1907-1915), en la avenida Diagonal de Barcelona, esculpió el bajorrelieve que representa la Virgen con san Buenaventura y santo Tomás y el San Francisco de Asís de la fachada, así como la imagen de la titular situada en el altar mayor y las esculturas y bajorrelieves de tres altares laterales.
A pesar de que, inicialmente, el rígido moralismo católico impuesto por el Círculo Artístico de San Lucas había prohibido expresamente el modelo femenino y se había proscrito el desnudo de las exposiciones, algunos miembros de la asociación evolucionaron hacia un simbolismo profano. Asimismo, es oportuno recordar que en la primera década del siglo XX la influencia del escultor francés Auguste Rodin (1840-1917), admirado por las jóvenes generaciones de toda Europa, marcó la evolución del idealismo al simbolismo, corriente que potenció la representación de la figura femenina desnuda como principal motivo iconográfico de la escultura modernista. Algunas obras debidas a Llimona representativas de esta tendencia son Desconsuelo (versión del 1907 en el Museo de Arte Moderno del MNAC de Barcelona), Ondina o Juventud (1913, Barcelona, Museo de Arte Moderno del MNAC), Meditación (1917, colección particular), La Belleza (1924, Barcelona, plaza de Dante), Desnudo femenino, Las Flores (1929-1930, ambas obras en la plaza del marqués de Foronda de Barcelona) y Cordelia (1930, colección Cendrós), imágenes femeninas prototípicas de la escultura simbolista y que, como muchas otras debidas al mismo artista, se convirtieron en arquetipos de la Cataluña de su tiempo.
Sin duda, la más conocida es Desconsuelo, que fue expuesta en la quinta Exposición Internacional de Bellas Artes de Barcelona del 1907 con el subtítulo Fragmento de un monumento funerario. Diez años más tarde, una réplica en mármol, de tamaño mayor, fue colocada en el centro del estanque del Parque de la Ciudadela de Barcelona. Dicha obra, primer desnudo femenino realizado por Llimona, que representa una mujer con larga cabellera, arrodillada y apoyada en actitud de desolación, partió de una figura vestida que formaba parte del grupo El dolor y la resignación, que el mismo escultor había realizado en 1903 para el panteón de la familia Vilanova en el cementerio del Sudoeste de Barcelona.
Paralelamente a la producción de figuras femeninas melancólicas, espiritualizadas, en actitud contemplativa, de formas sinuosas, suaves y delicadas y de casta desnudez, la influencia del escultor belga Constantin Meunier (1831-1905), cuya obra se centró a partir de 1878 en la representación de obreros y mineros, también se hizo patente en el vigoroso naturalismo de obras como Hombre guiando la fuerza (1899), algunas de las figuras del Monumento al doctor Robert (1904-1910), obra paradigmática del arte escultórico del Modernismo que se comentará más tarde y en la fuerza viril del Herrero (1914), presentada en la Exposición Internacional de Bruselas de 1914, donde fue premiada.
El monumento más representativo de todo el arte escultórico modernista y que además sintetiza la complejidad de toda la producción de José Llimona es el dedicado a Bartomeu Robert, insigne doctor en Medicina, quien fue alcalde de Barcelona, diputado en las Cortes españolas y un gran defensor del catalanismo.
Al eludir la tipología de monumento conmemorativo individualizado, que enaltece únicamente al personaje homenajeado, Llimona introdujo un nuevo concepto de homenaje colectivo con una fuerte carga simbólica. Además del busto del doctor Robert incluyó en el conjunto numerosas figuras alegóricas de los diferentes estamentos sociales. No en vano se ha subrayado que el conjunto encierra un significado social, como de exaltación del trabajo y de las artes del pueblo catalán, que lo convierten en epopeya de un pueblo.
De concepción distinta es el monumento dedicado a los Mártires de la Guerra de la Independencia, un grupo de bronce formado por cinco figuras masculinas que representa a los ciudadanos barceloneses que fueron ejecutados en la Ciudadela, después de haber sido descubiertos formando parte de un complot antifrancés durante la ocupación napoleónica de Barcelona de 1809.
Aunque Llimona practicó con moderación el género del retrato, merecen ser destacados, además del ya mencionado busto del doctor Robert, el del pianista Carlos G. Vidiella (1917, Barcelona, Palau de la Música Catalana), el del deportista Juan Gamper (1923, Museo del Fútbol Club Barcelona) y el del médico Jaime Ferrán Clúa (1929).
Un tema reiterado en la trayectoria artística de Llimona es el de san Jorge, patrón de Cataluña, destacando la estatua ecuestre que se encuentra en la montaña de Montjuic de Barcelona. De concepción moderna, sin elementos accesorios innecesarios, la insólita imagen sorprende, no sólo porque se aleja de los convencionales modelos de estatuas ecuestres, sino también porque muestra una versión más humana del héroe legendario, representado con el torso desnudo e inclinado hacia delante, firme y vigilante, en actitud cansina después de su lucha, muy distinta de las habituales representaciones triunfalistas.
Paralelamente a su actividad creativa, Llimona fue un personaje con voluntad de servicio que se implicó en actividades diversas vinculadas con la sociedad de su época: presidente del Círculo Artístico de San Lucas durante tres períodos (1898-1900, 1900-1902 y 1908-1910), regidor del Ayuntamiento de Barcelona adscrito a la comisión de cultura y miembro de la Junta de Museos, de la cual fue nombrado presidente (1918-1924) y reelegido desde 1931 hasta su muerte, siendo uno de los defensores y promotores más importantes de la etapa de esplendor de los museos de Barcelona. De su paso por el consistorio barcelonés, después de ser elegido por la llamada Lliga Regionalista en las elecciones celebradas en mayo de 1909, cabe destacar su gestión para la puesta en funcionamiento de la Escuela del Bosque, primera escuela municipal moderna dirigida por la maestra Rosa Sensat, que se inauguró en 1914 en Barcelona y para el jardín de la cual el escultor regaló su grupo Amor a la infancia.
A menudo se ha hecho constar que José Llimona entroncó cómodamente con el Noucentisme, siendo muy respetado por las nuevas generaciones e incluso venerado como un maestro.
En la Exposición de Arte de Barcelona de 1920 se dedicó la Sala de Honor de Escultura a José Llimona y en 1932 el artista fue distinguido con la Primera Medalla de Oro de la Ciudad que otorgó el Ayuntamiento de su ciudad natal.
Obras de ~: El hijo pródigo, 1879, Museo de Arte Moderno del Museo Nacional de Arte de Cataluña [MNAC], Barcelona; Patricio romano, 1880, MNAC, Barcelona; Las Recompensas, 1888, Arco de Triunfo, Barcelona; Ocho relieves, monumento a Cristóbal Colón, Barcelona, 1888; Pedro Nolasco Vives, Jaime Callís, Berenguer el Viejo y Pedro Sáinz de Andino, alegoría del Derecho canónico y alegoría del Derecho romano, Palacio de Justicia, Barcelona, f. s. XIX; Paje florentino con un perro, 1890; Modestia, MNAC, 1891; Consumatum est, rosario monumental de Montserrat, 1896; La divina pastora, 1897; La Primera Comunión, MNAC, 1897; Hombre guiando la fuerza, 1899; algunas figuras del Monumento al doctor Robert, Barcelona, 1904-1910; Desconsuelo, MNAC, 1907; Ondina o Juventud, MNAC, 1913; Cristo resucitado, rosario monumental de Montserrat, 1914; Santo Sepelio de Jesús, cripta del templo basilical de Santa María, Vilafranca del Penedés (Barcelona), 1914-1916; Herrero, 1914; Meditación, colección particular, 1917; Entierro de Cristo, panteón familia Sanllehy, catedral de Barcelona, 1920; La Belleza, plaza de Dante, Barcelona, 1924; Desnudo femenino y Las Flores, plaza del marqués de Foronda, Barcelona, 1929-1930; Cordelia, colección Cendrós, 1930.
Bibl.: J. Folch i Torres, “L’Art d’en Josep Llimona”, en Gaseta de les Arts, 2 (1924), pág. 1; R. Benet, “Assaig crític de conjunt de l’obra de Josep Llimona”, en La Veu de Catalunya, 10 de marzo de 1934; “Notes biogràfiques sobre Josep Llimona”, en Butlletí del Museus d’Art de Barcelona, 35 (1934), págs. 100-129; M. Monedero, José Llimona escultor, Madrid, Editora Nacional, 1966; J. M. Infiesta Monterde, M. Escalas Llimona y M. Monedero, Josep Llimona y Joan Llimona, vida y obra, Barcelona, Ediciones Nuevo Arte Thor, 1977; J. M. Ainaud, “Josep Llimona, escultor modernista”, en Historia y Vida, 196 (1984), págs. 28-37; J. Pla, “L’escultor Josep Llimona”, en VV. AA., Tres senyors, Barcelona, Ediciones Destino, 1989, O.C., vol. XIX, págs. 511-637.
Judit Subirachs Burgaya