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Julio Beobide y Goiburu

Biografía

Beobide y Goiburu, Julio. Julio Beobide. Zumaya (Guipúzcoa), 19.XII.1891 – 11.IX.1969. Escultor y dibujante.

Los lazos familiares, el enraizamiento en el País Vasco, la profunda religiosidad y el carácter introvertido y austero condicionan la biografía de Julio Beobide, apenas surcada por hechos trascendentales. Nació, residió gran parte de su vida y murió en la villa marinera de Zumaya, donde mantenía una estrecha amistad con Zuloaga y desarrolló su actividad en el taller de Kresala. Únicamente abandona la villa natal en su etapa de formación. Ésta transcurre en el Colegio Laboral de los Salesianos de Baracaldo, donde conoce en 1905 al escultor Francisco Asorey, que ejercerá sobre él una importante influencia, en el taller de tallistas que se forma en torno a la nueva catedral de Vitoria (1908), en el estudio de Quintín de Torre en Bilbao (1910) y en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid (1919-1923), donde estudia becado por la Diputación de Guipúzcoa. En Madrid establece amistad con Pérez Comendador, Adsuara y Valverde, que promueven años más tarde (1959) su elección como académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y como miembro de la Comisión Provincial de Monumentos.

La actitud vital y profesional de Beobide y su sencillez explican el desinterés por la proyección pública de su actividad, lo mismo que el fuerte sentimiento nacionalista y religioso condicionan las características y temática de su escultura. No aprovechó, según era habitual, el paso por San Fernando para promocionar su obra: no acudió a las exposiciones nacionales, ni disfrutó de estancias becadas en la Academia Española de Bellas Artes en Roma. Apenas expuso en vida.

Salvo dos apariciones en el Primer Salón de Invierno de San Sebastián (1936) y en el Círculo de San Ignacio de la misma ciudad (1939), su obra no vuelve a exponerse hasta las muestras de homenaje celebradas en 1968 en Zumaya, San Sebastián y Éibar, poco antes de su muerte, y en algunas otras póstumas, como la antológica que conmemoró en San Sebastián el centenario de su nacimiento (1991).

Realizó su escultura en piedra, en barro y, especialmente, en madera. En esta materia trabaja sus obras de temática religiosa, que se inscriben dentro de la larga tradición imaginera española que para él tiene un referente fundamental en la figura de Anchieta.

Esta faceta de su producción fue en la que el escultor se sintió más cómodo y también la que le proporcionó mayor reconocimiento. Desde la Virgen del Rosario de Artadi (1908), primera obra conocida del escultor, destacan dentro de este género imaginero tallas que representan todo el ciclo de la pasión de Cristo, entre ellas las numerosas figuras del Crucificado, que como las imágenes dedicadas a la Dolorosa se encuentran en capillas privadas y templos parroquiales de España y América. También es autor de un amplio repertorio de imágenes marianas y hagiográficas, entre las que sobresalen las numerosas versiones dedicadas a San Sebastián.

Dentro de su producción es preciso mencionar, por su cantidad y calidad, los retratos, especialmente los dedicados a tipos populares del entorno vital del artista.

En ellos demuestra gran capacidad para captar el carácter y las señas de identidad sin caer en los habituales folclores regionalistas. La mayor aportación a este género la realiza entre 1930 y 1945, período en el que define un estilo personal caracterizado por un fuerte realismo que se orienta a destacar los rasgos raciales vascos. Es también el momento en que elige con total libertad los modelos entre la gente del pueblo para sus retratos de madera, como Olerkari (1930), Lobo de mar (1938) o Julián arrantxale (1945), y se deja influir por la obra de Rodin en los esculpidos en piedra, según se aprecia en el retrato de Tiburcio Beobide (1939). También son interesantes los retratos dedicados a su familia, a sus amigos Zuloaga y Arteche, y muy numerosos los realizados por encargo de la burguesía vasca, que ofrecen un carácter más amable y superficial.

Por encargo institucional realizó algunos monumentos públicos de personajes ilustres, como los del Padre Vinuesa y de Esnaola en San Sebastián y de Zuloaga en el Museo de Bilbao. También es autor de monumentos militares, como los dedicados al Tercio San Ignacio de Loyola en Azpeitia y al General Moscardó.

Otra faceta importante de su actividad fue el dibujo al carbón, que dedicó fundamentalmente al retrato, donde con su fuerza y potencia plástica denota la formación de escultor. Son dignos de mención los autorretratos que dibujó a lo largo de su vida. También realizó dibujos de temática religiosa que son los más directamente relacionados con su trabajo escultórico.

Las obras de Beobide se encuentran dispersas en numerosas colecciones particulares e institucionales y en templos parroquiales, pero también forman parte de los fondos de los museos de San Telmo en San Sebastián y de Bellas Artes de Álava. Una parte importante de la colección del artista ha dado origen al museo de Kresala en Zumaya.

 

Obras de ~: Escultura: Cristo crucificado, 1927; Olerkari, 1930; Cristo de la Oración en el Huerto, 1930; Valentina, 1934; Cabeza dolor, c. 1934; Nicolás “Capitán”, 1936; Dolorosa, 1937; Ignacio Zuloaga, 1938; José de Arteche, 1941; Crucificado del Valle de los Caídos, 1944; Vicente Tximu, 1946; Ama, 1949; Dolorosa, 1950 y 1952; Nazareno, 1953; Crucificado de San Juan Catholic Church de Texas, 1958; Cristo inacabado, 1968.

Dibujo: Autorretrato, 1925; Pablo Uranga, 1930-1935; María Pilar Beobide, 1962; Autorretrato, 1968.

Monumentos públicos: Monumento del Padre Vinuesa, 1940; Monumento a Esnaola, 1955-1960; Monumento a Zuloaga, 1947; Monumento al Tercio San Ignacio de Loyola, 1941; Monumento al General Moscardó, c. 1946.

 

Bibl.: J. de Arteche, “El retablo de Zumaya”, en Mi Guipúzcoa, Zarauz, 1946; “El Escultor”, en Caminando, Zarauz, 1947; V. Cobreros Uranga, “Julio Beobide”, en Gaviota, San Sebastián, 1949; J. de Arteche, “El Cristo de Añorga”, en Mi viaje diario, Zarauz, Icharopena, 1950; A. M.ª Gutiérrez Marquez, Julio Beobide: un escultor del pueblo, San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1979; P. L. Peña Santiago, “Julio Beobide I” y J. San Martín, “Julio Bobide II”, en J. M.ª Martín de Retana (dir.), Biblioteca de pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana, vol. XXIII, Zalla (Vizcaya), La Gran Enciclopedia Vasca, 1981; J. Plazaola, “La Escuela Vasca de Escultura”, en Arte Vasco, San Sebastián, Erein, 1982, págs. 197- 217; M. S. Álvarez Martínez, Escultores contemporáneos de Guipúzcoa (1930-1980). Medio siglo de una Escuela Vasca de Escultura, vol. I, San Sebastián, Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1983; A. M.ª Guasch, Arte e ideología en el País Vasco (1940-1980), Madrid, Akal, 1985; M. T. González Vicario, Aproximación a la escultura religiosa contemporánea en Madrid, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1987; M.ª S. Álvarez Martínez, Julio Beobide, San Sebastián, 1991; I. Ruiz de Eguino, Julio Beobide, San Sebastián, Fundación Kutxa Ediciones y Publicaciones, 1991.

 

María Soledad Álvarez Martínez