Vara Rodríguez, Agripina. Junquera de Tera (Zamora), 4.III.1927 – Madrid, 11.X.2001. Misionera, profesora, hija de la Caridad (HC).
Fue la mayor de cuatro hermanos. Los padres, de clase media, llevaban una vida sencilla, gozaban de cierto bienestar: el padre, guardia civil, la madre, ama de casa; Agripina vivía largas temporadas con sus abuelos y fue educada en una atmósfera de fe sólida. Con catorce años iba interna al colegio de
En el año 1948, ya Hija de la Caridad, fue destinada al colegio de Rabeé de las Calzadas (Burgos) como profesora de cultura general, incluso de su hermana Julia. Se interesa por las misiones, pero por amor a su madre desiste de momento. Al morir la madre, ya nada la retenía y marchó a Santo Domingo aun siendo muy joven. Sólo vino a España una vez en veinte años. Se licenció en Ciencias Matemáticas en Santo Domingo el 21 de abril de 1969 y lo convalidó en España el 18 de febrero de 1981.
Regresó a España por enfermedad, estuvo dos años en San Sebastián, y fue destinada al colegio de Santa Isabel de Madrid, para poder dedicarse a esta obra social. Un día en la embajada de Santo Domingo vio a unas chicas llorando, le contaron sus problemas: estaban desorientadas, las engañaban con esperanzas de buenos trabajos que no eran otros sino la prostitución. Consciente del desarraigo, la responsabilidad que cada uno lleva consigo, deudas exageradas, familias rotas por ausencia de uno de los padres, vio que era necesario hacer una labor humanitaria, para que el tiempo de ocio no se convirtiera en tiempo de consumo. Su experiencia le decía que los jóvenes caen fácilmente en la imitación de la moda, la droga y vicios que sólo conducen al fracaso. Necesitaban un sitio de acogida, de reflexión desde donde se pudieran promocionar. Planificó actividades que les podía ofrecer, en sus días de descanso, y tuvo en cuenta que, para muchas, ésta sería la única oportunidad de formación y promoción para su integración en la sociedad. Con tal fin organizó un centro de acogida y formación.
El centro empezó a funcionar a finales de 1982 y fue reconocido por
El Centro Santa Isabel impartía formación básica y talleres ocupacionales, enfocados a la práctica laboral, incluso con valor académico reconocido, así como orientación e información sobre la tramitación de documentación oficial. Al inicio, durante el curso escolar, y al final, se realizaban actividades y reuniones lúdicas que servían para evaluar la marcha del alumnado y proponer alternativas y nuevos proyectos. El número de alumnos ha llegado a más de quinientos, así como cuarenta profesores voluntarios. Dentro de los servicios de orientación laboral, también se gestiona una bolsa de trabajo que tiene mucha demanda; no tiene horario, por lo que en cualquier momento se presentan solicitando un trabajo.
Dedicó a la formación de los inmigrantes los últimos veinte años de su vida en el Colegio Santa Isabel de la calle Hortaleza, número 77, de Madrid. En defensa de los inmigrantes, acudió a los micrófonos de la COPE en más de una ocasión, mantuvo múltiples entrevistas con administrativos y directivos de los servicios sociales dedicados a la atención de inmigrantes y participó en debates, coloquios y semanas de estudios sociales, solicitando justicia para todos. Repetía con frecuencia que se sentía llamada, como Hija de la Caridad, a servir y a acoger a cuantos la pudieran necesitar. Su labor ha sido reconocida por cientos de inmigrantes con una placa de bronce y un retrato suyo pintado al óleo. A su muerte se publicaron muchos testimonios de su obra social.
Bibl.: “La Opinión”, en Diario de Zamora, 20 de junio de 2004, pág. 18; “Especial 2002”, en Noticias Iberoamericanas, año IV, 35, pág. 9; Boletín Informativo Santa Isabel (Madrid) (octubre 2001); Respuesta vicenciana a las nuevas pobrezas, XV Semana de Estudios vicencianos de Salamanca, Salamanca, Ceme, 1988, págs. 297-306.
Pilar Ruiz de la Sierra Mollar, HC