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Francisco Sarmiento de Mendoza

Biografía

Sarmiento de Mendoza, Francisco. Burgos, 10.VII.1525 – Jaén, 9.VI.1595. Obispo de Astorga y Jaén, catedrático, canonista, oidor, auditor de la Rota.

Era natural de Burgos, hijo de Luis Sarmiento de Mendoza, caballero de la Orden de Santiago y embajador de Carlos V en Portugal, y de Juana de Pesquera y Castillo, de familia antigua y noble. Le enviaron sus padres desde muy pequeño a cursar estudios en Salamanca, donde se licenció en Derecho Canónico y Civil. En 1550 ganó por oposición la Cátedra de Volumen en la Facultad de Derecho, ejerciendo allí la docencia hasta que en 1554 fue nombrado oidor en la Chancillería de Valladolid.

En 1560 tomó posesión del puesto de auditor de la Rota romana por la Corona de Castilla. En Roma, Sarmiento entró en contacto con los círculos reformistas de la Iglesia, como el del cardenal Carlos Borromeo, que además vieron refrendados sus deseos de renovación gracias a las disposiciones del Concilio de Trento.

En 1569 el papa Pío V le concedió a Sarmiento un beneficio de la diócesis de Toledo, el de la parroquia de Puebla Nueva, en donde estuvo de párroco desde 1571 hasta 1574, ayudado en el ejercicio de su ministerio por los padres de la Compañía de Jesús, a los cuales siempre prestó su apoyo.

Felipe II le presentó a Gregorio XIII para el obispado de Astorga, del que tomó posesión el 4 de junio de 1574. Mientras le traían las bulas fue por orden del Monarca a hacer la visita de la Real Chancillería de Valladolid. Cuando llegaron las bulas partió para Astorga, donde fue prelado hasta 1580. En esta diócesis Sarmiento trabajó por la renovación del clero, fomentó los movimientos de observancia en las órdenes religiosas y procuró reformar las costumbres del pueblo cristiano, teniendo siempre la reforma como base del gobierno de su Iglesia.

Cuando murió el obispo de Jaén Diego de Deza, el Rey presentó a Sarmiento para prelado de aquella diócesis, de la que tomó posesión el 27 de mayo de 1580.

Al año siguiente de su nombramiento se celebró un concilio provincial en Toledo, al cual asistió el obispo jienense. El cardenal Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo e inquisidor general, convocó a los obispos sufragáneos mediante el edicto de 12 de julio de 1581. El obispo Sarmiento de Mendoza participó en la reunión hasta su clausura, que tuvo lugar el 8 de marzo de 1583.

En su diócesis Sarmiento lideró un amplio movimiento de renovación, que tuvo como punto de origen la Universidad de Baeza y que contó con algunos personajes de primera línea como San Juan de Ávila y sus primeros discípulos. Instó al clero a la renovación intelectual y moral valiéndose para ello de las visitas pastorales y los procesos criminales.

Durante su gobierno mantuvo como objetivo la instauración de la reforma a todos los niveles.

Apoyó los movimientos de observancia y privilegió las actuaciones de la Compañía de Jesús. En 1583 fundó el convento de religiosas franciscanas en Baeza, llamado de Santa Catalina, dándole estatutos y reglas para la perfecta observancia de las mismas, y anejo a él un colegio para doncellas honradas gobernado por tres monjas del mismo convento. Sarmiento fundó también el convento de religiosos de San Agustín en Jaén, en 1585, y ese mismo año el monasterio de los carmelitas descalzos en Sabiote, además de hasta siete conventos pertenecientes a esta misma congregación, en ciudades como Jaén, Andújar y Úbeda.

Sarmiento apoyó decididamente el ministerio de la Compañía de Jesús en Jaén. Ayudó al colegio de la Compañía de Burgos, su ciudad natal, con 24.000 ducados por el gran provecho que hacían en la localidad y dotó al colegio jesuita de Úbeda con 7000 ducados de renta.

Procuró que volviera a Jaén el doctor Diego Pérez de Valdivia, religioso que había sido canónigo de la catedral y que había hecho una gran labor de apostolado en Jaén con su palabra y ejemplo y que se hallaba en Barcelona. Sentía mucho el obispo la falta del doctor Valdivia y no habiendo bastado las diligencias que había hecho para que volviera al obispado, determinó ordenar su vuelta como prelado, por ser clérigo de su diócesis, para lo cual envió secretamente una persona a Barcelona para traerlo, pero se enteró Juan Dimas Loris, obispo de aquella ciudad, que ordenó al doctor que no saliera de Barcelona y para asegurarse escribió al rey Felipe II dando cuenta de sus grandes virtudes y del fruto que con su doctrina estaba haciendo en la región, suplicando a su majestad que no le dejase salir de la ciudad, y al obispo de Jaén que desistiese de su intento. El Rey satisfizo las peticiones del obispo barcelonés mediante sendas cartas que envió a la ciudad, al doctor Diego Pérez y al obispo de Jaén en el mes de octubre de 1585.

El obispo Sarmiento se valió durante su gobierno de las visitas pastorales para llevar a cabo la reforma del pueblo cristiano. Durante los quince años que estuvo al frente de la Iglesia jienense, Sarmiento realizó personalmente tres visitas por toda la diócesis.

Durante la visita el prelado predicaba, visitaba conventos y hospitales y corregía las faltas que habían sido delatadas. Además, para observar el cumplimiento de los mandatos del obispo, cada año unos visitadores volvían a repetir la visita e informaban al visitador general o al propio Sarmiento de cómo estaba la situación.

En el Sínodo que el prelado convocó en 1586, se puso de manifiesto la relevancia que Sarmiento daba a la predicación y a la enseñanza de la doctrina cristiana, ordenando que se cantase la doctrina por las calles, siguiendo el modelo que san Juan de Ávila había implantado en Baeza y que también seguía la Compañía de Jesús.

Sarmiento de Mendoza murió, tras una enfermedad de dos meses, el 9 de junio de 1595 en Jaén.

 

Obras de ~: De redditibus ecclesiasticis, Roma, Imp. Giulio Accolti, 1569; Selectarum interpretationum libri octo, Roma, 1571 (Burgos, 1573, Amberes, 1616); Defensio libelli de redditibus, Burgos, 1573; Constituciones sinodales, Jaén, Imp. Juan Bautista Montoya, 1587; Diálogo de la doctrina christiana, Jaén, Imp. Juan Bautista Montoya, 1591; Diálogo en que se trata de los concilios y guarda de ellos, s. f. (en Biblioteca de Cataluña, ms. 617).

 

Bibl.: G. González Dávila, Teatro eclesiastico de las Iglesias metropolitanas y Catedrales de los Reynos de las dos Castillas: Vidas de sus Arzobispos, y Obispos, y cosas memorables de sus sedes, vol. I, Madrid, Imp. de Francisco Martínez, 1645, págs. 272-274; M. Jimena Jurado, Catalogo de los obispos de las iglesias catedrales de la diocesi de Jaen y annales eclesiasticos deste obispado, Madrid, Imp. por Domingo García y Morras, 1654, págs. 490- 500; A. García y García, “Sarmiento de Mendoza, Francisco”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez, J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1975, pág. 2387; J. Montijano Chica, Historia de la Diócesis de Jaén y sus obispos, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses (CSIC), Excma. Diputación Provincial, 1986, págs. 140-141; F. J. Martínez Rojas, Aproximación a la historia de la Iglesia en Jaén, Jaén, Obispado de Jaén, Dpto. de Publicaciones, 1999, págs. 97-101; El episcopado de D. Francisco Sarmiento de Mendoza (1580-1595). La reforma eclesiástica en el Jaén del xvi, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses. Diputación Provincial de Jaén, 2003.

 

María Velázquez de Castro

 

 

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