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Ángel de Vitoria

Biografía

Vitoria, Ángel de. Vitoria, p. m. s. XVI – Haro (La Rioja), 11.IV.1586. Monje cisterciense (OCist.), abad de Herrera (Burgos), de Sobrado (La Coruña) general reformador, orador sagrado, místico.

Fue “varón clarísimo de muchos modos. Claro por sus muchas letras y doctrina, claro por la opinión de santidad y dones celestiales con que fue ilustrado, claro por las dignidades que obtuvo en la Religión, hasta la suprema del generalato”. El padre Calderón, monje del mismo monasterio de Herrera, el que más se ocupa de él, añade que el apellido “Vitoria” no era el patronímico, sino lo tomó en homenaje a la patria que le vio nacer. En los libros de tomas de hábito consta se apellidaba “Zincujano”, y recibió el hábito en 1756 de manos de fray Plácido de Ocampo. “Después de algunos años de Monachato fue enviado el P. Fr. Angel a los estudios en los Collegios de la orden, endonde aprovechó admirablemente y salió gran Predicador, porque le dio Dios gracia y espíritu para persuadir a penitencia los pecadores y assi se exercitó en este officio algunos años y en este exercio vino a morir como veremos”.

En 1575, el definitorio le nombró abad de Herrera. Al finalizar el trienio en 1578, salió electo definidor y se destaca en él una actividad espiritual mariana. En 1580 sintió hondamente la pérdida de dos ilustres monjes, grandes consejeros a quienes acudía de continuo: fray Angel de Cartagena, abad de Valparaíso, y fray Marcos del Barrio, uno de los hombres más notables que conoció la Congregación en el s. XVI, a la sazón abad de Sandoval. Fue preciso buscar otros dos que suplieran el vacío que dejaron, y los halló en fray Miguel Angel, abad de la Espina, y en fray Atanasio Morante, que a la sazón era abad de Sobrado, y antes había sido general de la Congregación. Al finalizar el tiempo de su gobierno, dejó todo bien preparado para que se celebrase capítulo general en completa paz, saliendo elegido fray Marcos de Villalba, hijo de Montesión, mientras fray Angel fue sublimado a la abadía de Sobrado. “El negocio pareció arduo al principio —escribe el padre Calderón— y sólo se resolvió el que se encomendase mucho a Dios con oraciones y sacrificios y que sobre ello se consultassen otras personas graves de la Religión. Pero lo que al principio pareció arduo, con el favor divino se descubrió luego fácil porque se hallaron caudales bastantes para la fábrica, con que se le pudo dar feliz principio; y assi el año siguiente de 1583 se abrieron los cimientos y se puso la primera piedra fuera de las cercas de la ciudad, y en frente de la puerta que entonces se llamaba de San Francisco y ahora se llama de San Bernardo”.

Al reunirse el capítulo general en mayo de 1584, le eligieron de nuevo definidor y otra vez le propusieron para abad de Herrera, habiendo sido recibido con entusiasmo y alegría por sus antiguos cohermanos. La fama que gozaba de gran predicador suscitó vivo deseo en las autoridades de Haro, las cuales no descansaron hasta conseguir les predicase la cuaresma de 1586. A los pocos días murió allí mismo.

 

Bibl.: C. Henríquez, Menologium Cisterciense, Antuerpiae, 1664, págs. 375-76; Fascicullum SS. Ordinis Cisterciensi, libr. II, distinción 29; A. Heredia, Vidas de Santos y Santas...de la Religión de N.P.S. Benito, Madrid, 1685, t. IV, pág. 213; A. Manrique, Annales Cistercienses, t. IV, Lyon, 1739, págs. 649-650; S. Lessen, Hagiologium Cisterciense, pro ms, Tilburg, 1949, pág. 161; E. Martín, Los Bernardos españoles, Palencia, 1953, pág. 34; D. Yañez Neira, El monasterio de Santa María de Herrera, Oseira, 1972, págs. 150-54 (inéd.); A. Linage Conde, El Monacato en España e Hispanoamérica, Salamanca, Universidad Pontificia, 1977, pág. 290; R. Calderón, Historia del monasterio de Herrera y sus monjes ilustres, s.l., s.f. (inéd.) (ms. en Archivo Histórico Nacional).

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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